La Araña

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Sesshomaru llegó al palacio de la reina cerca de la 1 AM, su niñera lo esperaba en la entrada nuevamente pálido por haberlo perdido, lo ignoró y siguió su camino a su habitación, ahora solo deseaba ducharse e irse a dormir pero no esperaba ver lo que sucedía en su habitación.

En su cama estaban ambos perros echados siendo abrazados por la reina que dormía plácidamente, se acercó y ambos levantaron la cabeza sin mover a la chica para no perturbar su sueño.

—Rin—La llamó sin éxito—Rin despierta.

—5 minutos más—murmuró y abrazó más a uno de los Rottweiler.

—Su magestad—ella abrió los ojos y se incorporó de golpe.

—Oh, Yako—se restregó los ojos bostezando—disculpa, solo quería conocer a tus mascotas, son muy hermosos y tiernos, me he quedado dormida como una niña pequeña.

—Me he dado cuenta—ella sonrió acariciando las cabezas de ambos.

—¿Cómo se llaman?

—No lo sé, asesiné a sus anteriores dueños.

—Claro,en el Área 49—se llevó un dedo a los labios pensando en un buen nombre—¿Que tal Ah y Un?

—¿Ah y Un? ¿Que clase de nombres son esos?

—No lo sé, pero les queda. Ya debo irme—los volvió a abrazar y besar sus cabezas—pórtense bien niños lindos—ambos parecían dos dóciles cachorros en vez de temibles máquinas de muerte, se pone de pié y mira a Sesshomaru con atención—¿Estás listo para mañana?

—Sí su majestad.

—Presta atención a la mínima palabra y gesto, es muy importante, además que debe creerte, cuéntale de mi plan de ir contra el oeste, es un secreto a voces, ya luego yo llamaré a Kirinmaru y a Naraku para contarles mi plan, será tu primera cacería real a mi lado, espero no espantarte.

—Aún no lo logras—ella retira la mirada y él toma su rostro—Rin…

—Kagome debe estar preguntándose dónde estoy.

—O tu prometido.

—Sí, aunque lo más seguro es que sepa que estoy aquí, sino igual lo sabrá, no le puedo ocultar nada.

—Tienen un nivel alto de intimidad—ella se sonroja—no hay secretos entre ustedes.

—Eso… pues sí, no hay secretos—lo mira, en cambio sabía que no conocía ni la mitad de quién era Yako o en qué pensaba.

—¿Nunca pensaste en hacer otra cosa? Algo provechoso para la humanidad en vez de destruirla.

—¿En lugar de destruirla? Pues, la verdad me gustaban mucho los animales cuando estaba pequeña, no podía ver uno herido xq quería curarlo, darle de comer y traerlo a casa, también les hacía ropa—rió cubriendo sus labios—tal vez es una tontería pero me divertía mucho haciéndolo.

—Pues Ah y Un creen que eres buena con los animales, por eso te han aceptado—ella le regaló su más hermosa sonrisa de felicidad al oírlo nombrar a los perros como ella le dijo—Es tarde, ve a dormir—se inclinó y besó su frente, nuevamente las mejillas de ella se colocaron.

—Yako.

—Dime.

—¿Me eres leal?

—Siempre te seré leal Rin, leal y fiel—la besa en los labios, solo el ladrido de los perros los separó, acto seguido comenzaron a gruñir.

—Debo irme—se dirige a la puerta cuando llaman a esta, Rin abrió y vió a Ryokuto al cual iban dirigidos los gruñidos.

—Mi reina—le sonrió él—venía a despertarte antes de que llegara Yako pero veo he llegado tarde.

Morir No DueleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora