En Las Buenas Y En Las Malas

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Sesshomaru abrazaba a Rin mientras ella lloraba en sus brazos y le pedía no soltarla, no, él nunca la soltaría, no la dejaría ir, menos cuando estaba tan vulnerable, cuando ella más lo necesitaba.

La había buscado desde que salió del edificio de Kikyo, y por algún motivo sintió la necesidad de ir allí, dió vuelta al auto y emprendió su rumbo, cada segundo su corazón se aceleraba, sentía que ella lo necesitaba y él de ella. Cuando la vió un nudo se le formó en el pecho y apenas pudo pronunciar su nombré.

Tenerla en sus brazos fue suficiente para sentir que más nada importaba, Rin estaba con él al igual que sus hijos, todo iría bien, el procuraría que así fuera.

Cuando ella estuvo más calmada él la guió a aquel árbol donde se sentaron aquella noche, nuevamente puso sus manos sobre el vientre de la chica, esta vez consiente de que allí estaban desarrollándose dos pequeños que desde ya lo eran todo para él.

—Dos—murmuró.

—Sí—dijo ella sonrojándose un poco, aquel momento a la vez parecía irreal.

—Quisiera… estar con ustedes, en todo momento, permíteme estar con ustedes—ella se gira un poco para mirarlo a los ojos, podía ver que estaba afligido, no podía ocultárselo, él temía que ella le negara esa oportunidad nuevamente, aunque claro, él seguiría insistiendo hasta poder estar con ellos.

—Somos de diferentes mundos.

—Si mi placa es impedimento…

—¿Hablas en serio?

—Todo lo serio que puedo hablar.

—Pero…—bajó la mirada evitando la dorada de él—No está bien, no quiero que vuelvas a ser Yako, quiero sigas siendo Sesshomaru para nuestros hijos—“nuestros hijos” era la primera vez que lo decía y ambos lo sintieron glorioso, ideal—No creo que la líder de la mafia sea la madre indicada para ellos—sintió como él la abrazó un poco más a él.

—¿Que quieres decir con ello?

—¿Podrías llevártelos lejos? Donde ninguno de mis enemigos pueda buscarlos y estén seguros, donde los cries como debe ser, como unos buenos ciudadanos.

—No.

—Por favor, conmigo correrán peligro cada día de sus vidas, yo…

—Si me voy será contigo.

—Sesshomaru, eso sería hermoso pero irreal, soy la líder de la mafia y todo el país me está buscando, incluso otros países,tengo enemigos en cada esquina, incluso tu padre…

—Me importa poco quién seas ahora, a que te dedicabas, puedes dejar todo atrás a mi lado, dejemos todo.

—A donde vaya mi pasado me seguirá, mientras viva otros buscarán mi muerte y junto la mía la de mis hijos, yo… yo recuerdo todas las veces que me han apuntado con un arma,desde niña, no quiero eso para ellos.

—Para eso estaré yo allí, juntos podremos protegerlos.

—No quiero arrastrarte conmigo al inframundo.

—Yo iría al inframundo por tí y no descansaría hasta traerte conmigo de vuelta, no descansaré hasta sacarte de ese mundo—ella lo vuelve a mirar con los ojos brillantes en lágrimas, el peliplata toma su barbilla con cuidado y besa sus labios con delicadeza, ansiaba tanto saciarse de ellos pero debía ser paciente, en ese momento quería transmitirle seguridad.

—¿Es… eso posible?—preguntó mirándolo a los ojos apenas apartándose de él.

—Ya lo he dicho, juntos podremos—ella lo vuelve a besar para luego acurrucarse en su pecho.

Morir No DueleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora