06. Quisiera saber

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Italia, 12 de febrero del 2023

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Italia, 12 de febrero del 2023

Después de un rato en dónde Lionel estuvo abanicando el rostro del joven, este parecía un poco más consciente y algo calmado, aún estaba nervioso por la extraña situación en la que se vieron envueltos ellos dos, Messi cómo la pareja del mexicano y él como la versión joven de este.

Ahora que lo pensaba con seriedad, no sabía dónde estaba su Guillermo.

Con un suspiro, se levanta de la cama donde había estado sentado mientras evitaba que Memo se desmayara, tanteó en los bolsillos de sus shorts hasta que dió con su teléfono, saca este de su bolsillo y lo desbloquea para entrar en la lista de sus contactos.

No tardó mucho en dar con el número de la persona que buscaba, así que marcó.

—Eh, se suponé que el desayuno de allá era para Guille, pero como andás aquí, agarrá un plato y una taza.—indicó mientras señalaba la charola—Necesitás tener algo en el estómago mínimo—murmuró.

El mexicano no esperó nada para atacar la comida.

Lionel esperó a que le contestaran, desconocía que hora era y le confundía los cambios de horarios en cada país, así estuvo un par de minutos más hasta que se escuchó como contestaban finalmente.

—¡Messi! ¿Qué pasó wey?—preguntó animadamente otro mexicano.

—Perdona Andrés, ¿no interrumpo?—pregunta tímidamente.

Ya llevaba cuatro años saliendo con Ochoa, pero dos años de estos eran en secreto, por lo que únicamente al que llevaba conociendo desde esos cuatro años era a Guardado quien al principio fue muy hostil con él, ahora era alguien muy amable con él y hasta bromeaba para incluirlo en las reuniones que hacían los amigos de Ochoa. Por eso contaba con su número, por cualquier emergencia.

—No interrumpes nada, ando en mi cantón, ¿por qué?—responde confundido.

—Ay boludo...—murmura nervioso—Lo que te diré sonará que ando loco pero en realidad es verdad y tengo que remediar tremendo quilombo—dice de forma preocupada.

Memo solo lo voltea a ver únicamente para alzar una ceja en forma de criticarlo, sigue pensando que habla raro y tiene un acento aún más raro, no puede evitar juzgar ambas cosas en el desconocido.

—¡Pero suelta la sopa narizón!—exclama Andrés intrigado.

—¡Está bien! ¡Está bien!—tranquiliza aquello y toma aire antes de hablar—...He perdido a Guille y ahora tengo a su versión joven en su lugar...—declara de forma rápida ante los nervios.

Incluso se había erguido al decir aquello muy rápido. Hubo un silencio incómodo entre ambos de un minuto que fue una eternidad para el pobre argentino que no sabía que hacer y por eso temblaba levemente de pies a cabeza.

𝙈𝙄𝙀𝙉𝙏𝙀𝙎 || MESSICHOA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora