Guadalajara, 11 de abril del 2006.
Había estado toda la tarde y noche en su cuarto, recuperándose de su pequeño ataque de ansiedad y de las heridas de sus pies que se ocasionó al correr descalzo por las calles de su querida tierra, no tuvo mucho que hacer más que ver la pequeña televisión que tenía en su habitación.
Noticias que hablaban de cualquier cosa sobre el mundo de la farándula, le sorprendía que no saliera nada aún relacionado con su rompimiento con Dulce, pero de alguna forma sabía que en cualquier momento haría una entrevista donde anunciaría aquello y se vería en vuelto en una ola de reporteros tratando de sacarle algo.
Las malas noticias nunca han tenido un buen momento, eso lo sabe.
Hoy era un nuevo día, despertó con la esperanza de estar otra vez en Italia y se tratase de una horrible pesadilla lo de ayer, pero llevándose la desilusión de que aún seguía en su antigua habitación de adolescente. Con pesar se quita el vendaje de sus pies, ya no estaban tan hinchados como ayer, se pone la pomada que le dio su mamá y se cambia las vendas con mucho cuidado, hace un tiempo trataba de forma brusca sus heridas y estas empeoraban hasta que su amigo Guardado intervino.
Al terminar y dirige su vista a la puerta de su cuarto, ya estaba su mamá ahí viéndolo con una sonrisa calmada, misma que le regresa Guillermo.
—¿Cómo te sientes de tus pies, mijo?—pregunta con voz dulce la mujer.
—Un poco mejor ma, gracias—responde un tanto avergonzado.
—Ya veo...—murmura con tono difícil de distinguir—Venía a preguntarte si te traía el desayuno aquí o nos acompañas en el comedor—pregunta la mujer tranquila.
Guillermo lo piensa un momento, sus pies ya estaban algo mejor y su cuerpo pedía a gritos salir de la cama, aparte de que extrañaba comer con sus padres en un ambiente totalmente familiar.
Y no uno tenso.
—Quiero estar con ustedes—dice el joven con una sonrisa pequeña.
—Está bien, ¿quieres que te ayudemos a bajar o tu puedes solo?—habla la señora Magaña.
—Yo puedo solo mamá, gracias—responde mientras se sienta en la cama.
—Deja busco unas sandalias que te queden, dudo que calces del mismo—comenta la mayor con unas risitas.
—Créeme que estoy algo patón—afirma divertido.
Su mamá solo ríe para salir por un momento del cuarto, Guillermito mira por la ventana donde pega el sol, se escucha el piar de los pájaros y no había ruido alguno que no sea de la naturaleza. Extrañaba ese ambiente sereno.
"Hoy me he dado cuenta que las cosas son más frágiles" piensa un poco melancólico, ciertamente es su culpa el haber arruinado su relación con sus padres y con Messi, el haber arruinado su vida.
ESTÁS LEYENDO
𝙈𝙄𝙀𝙉𝙏𝙀𝙎 || MESSICHOA
Hayran KurguUna relación tensa entre Messi y Ochoa se abre paso gracias a un tema en específico que el mexicano prefiere no hablar. ¿Qué harías si tú pasado viniera por ti un día? Los recuerdos atormentan y las heridas sin sanar sangran en cualquier momento. «M...