Capítulo 23

5.9K 479 53
                                    

Ania

Boris me había engañado y no con cualquier loba de la manada, sino que fue con la odiosa de Camil. Los primeros días Boris intento hablarme y que lo escuchara. Según él, no entendía lo que le había pasado. Yo no lo quería escuchar, así que le pedí mi espacio y por suerte él me lo cedió.

— Boris — le dije cuando me lo encontré cerca de la casa. Un omega me había dicho que me necesitaban en ese lugar, pero no me imagine que fuera él.

— Rizos — me dijo con emoción cuando me vio —. Me querías ver — dijo de forma animada.

— Yo no te quería ver — le aseguré de forma molesta.

— Pero me dijeron que me necesitaban para decirme algo urgente.

— Yo no fui — le aseguré.

— ¿Entonces?

— Fui yo — aseguro la odiosa de Camil y yo solo la miré mal mientras me empezaba a retirar — No te vayas esto también te concierne a ti.

— No entiendo su punto, Camil — le dijo Boris con enojo.

— Estoy embarazada y es tuyo — dijo con su estúpida sonrisa y Boris solo se quedó de piedra.

Sentí como algo dentro de mí se presionaba con fuerza y las lágrimas se hacían inevitables y lo poco que había construido con él se empezaba a derrumbar.

— Mis Rizos, por favor no llores, yo te juro que no sé qué me paso. Por favor escúchame — me suplico Boris con pánico y miedo.

— No le ruegues Boris. Ella tiene que acostumbrarse a que ahora tendrás otro bebé — le dijo la odiosa de Camil mirándome con superioridad.

— Cállese

— No seas grosero. Ahora soy la madre de tu lobezno.

Boris intentaba acercarse a mí y yo lo esquivaba, mientras que Camil solo nos miraba con superioridad y burla.

— ¿Cómo pudiste? — le dije con dolor en medio de mi llanto.

— Lo siento rizos — me dijo con derrota y arrepentimiento, intentándose acercar a mí.

Esteban, el hermano de Leilani se hizo presente en la escena y yo solo me acerque a él, intentando buscar la protección y fuerza de la cual carecía en estos momentos. Él permaneció quieto y yo me aferré a su espalda llorando intentando encontrar las fuerzas para no derrumbarme en estos momentos.

— La embarazaste — le dije con dolor.

— No quería, yo te juro que ese día no sé qué paso conmigo — me dijo Boris intentándose acercar a mí. Pero Esteban se lo impedía. Agradecía su protección, pues con ellos me sentía segura y aceptada, eran como familia para mí.

— Deja el drama, es normal que los altos mandos tengas más de dos mujeres e hijos de varias — menciono Camil con burla.

— Te odio — le dije con rabia y ella me miro con molestia.

— A mí no me hables así, que tú eres una don nadie, una simple omega pobretona — me respondió con veneno.

— Ya basta Camil — le dijo Boris con rabia.

— Dile, que no la quieres, porque es una don nadie — le dijo Camil de forma cizañera y Boris solo contrajo su quijada mientras presionaba sus puños.

— Ania no es una don nadie es una mujer excepcional con una linda familia — respondió Esteban con seguridad y Camil lo miro con desconcierto.

Me aferré a su espalda ocultando mi rostro en ella mientras lloraba con desconsuelo y después sentí como Esteban flexionaba sus brazos mientras empujaba a alguien. Cuando volteé a mirar me di cuenta de que Boris había salido disparado y termino por caer contra un árbol haciendo un fuerte sonido. Esteban sí que tenía fuerza, pues Boris era alguien pesado.

La traición del betaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora