Capítulo XIII

414 59 58
                                    

—Antes de que puedas lanzar a Dranzer, hay que hacer algo con tu tobillo.

Había pasado un día desde que el beyblade estaba listo. Ayer no lograron hacer nada porque, cada que veían al chico, no podían evitar reír. _____ se disculpó con él, aunque igual seguía pareciéndole gracioso.

Junto a Naru, hicieron el trato de no reírse. No querían provocar que se enojara y no deseara enseñarle nada de nada.

—Tampoco podemos cortárselo, Aiger— comentó con obviedad la niña, haciendo que la muchacha se sentara derecha ante sus palabras.

—No me refería a eso. Además, necesita una buena base para lanzar— dijo con una mano en su mentón y los ojos cerrados —. Por eso, primero hay que entrenar...

—Tampoco puedes decirle que salga a correr ya mismo.

—Agh, Naru, déjame terminar de pensar— permaneció unos segundos en silencio, mientras que la mirada de la chica viajó a otro punto —. Bien, comenzaremos con movimientos de tobillo.

—¿Cuenta que lo haya estado haciendo cada que estaba sentada o acostada?— alzó una mano ______ a la vez en que comentaba todo aquello.

—Entonces nos has ahorrado varios pasos.

—Aiger, si ese fue un chiste, la verdad que estuvo muy malo.

—¡Naru!— se quejó, provocando que la apellidada Hiwatari riera —Entonces... podrías intentar saltar.

______ permaneció en silencio para bajar la mirada a sus pies. Apareció en ella un nuevo miedo: saltar, doblarse el tobillo y caerse. ¿Acaso no podía pensar en positivo? Se regañó mentalmente a sí misma.

—Bien— asintió.

Apoyó bien sus dos pies, sintiendo una pequeña molestia en el tobillo izquierdo. Con cuidado, dio un salto. Perfecto, estaba de maravilla, solo que esa incomodidad en esa zona seguía, sin pasar a mayores.

—Hazlo unas diez veces más. De ahí pasarás a saltar sobre las puntas, unas diez veces más y por último, saltas para caer de talones— dio las indicaciones el muchacho.

—Entendido— volvió a sentir.

—Descansarás y harás unos ejercicios de caminata. Enseguida te los explicaré bien.

—Gracias, Aiger— respondió concentrada en comenzar a dar saltos tal y como le había dicho.

[...]

Estuvo un buen rato haciendo esos ejercicios. Naru se había marchado a ayudar a su madre y Aiger fue a darle de comer a las vacas, diciendo que ya regresaba.

Caminaba de puntitas. Para su suerte, ese esguince no fue grave como temió en algún momento dramático cuando le dolía demasiado.

Se detuvo unos segundos para hacer fuerza y así saltar, aún evitando tocar el suelo con sus talones. Aquello le recordaba un poco a las clases de ballet.

Intentó hacer una pirueta por curiosidad de cómo le saldría. Tambaleó al acabar, estirando sus brazos a los lados para recuperar el equilibrio. Quiso volver a intentarlo.

—Ya estoy de regreso.

Ante el comentario tan repentino del de cabellos granate, volvió a tambalearse pero antes de cualquier movimiento.

—No vayas a besar el suelo— comentó pasando a tomar asiento, escuchando como la chica soltaba un suspiro. Después de todo, ella evitaba reírse de cualquier cosa que dijera —. ¿Cómo te ha ido?

—Bien— se volteó para verlo, yendo de sus talones a las puntas de sus pies varias veces, demostrándolo.

—Entonces mañana lanzarás a Dranzer.

Cruzó sus brazos por sobre su pecho, ganándose la mirada confusa de la Hiwatari.

—Veo que no te gustó lo que te dije.

—Es que... sigue siendo de día, estoy quedándome aquí y mi tobillo lo siento bien, ya no me molesta demasiado— explicó, moviendo en círculos el tobillo izquierdo.

—¡Adoro tu entusiasmo!— sonrió ampliamente, chasqueando dos de sus dedos —Pero ya has hecho demasiado.

—¿Quieres acabar conmigo con mis propias ansias?— apoyó una mano en sí misma, comentando aquello con gracia.

—Oh, vamos. Tómame de ejemplo: yo fui muy paciente hasta poder lanzar por primera vez a Achilles— cerró sus ojos, desviando su rostro a un lado. Era una clara mentira.

______ quedó viéndolo sin estar muy convencida de sus palabras.

—Sinceramente, te veo un poco impetuoso en ese sentido— sonrió apenas, sintiendo como una gota de sudor bajaba por su sien.

—¡¿Qué?!— se adelantó apoyando sus manos sobre sus rodillas separadas.

—No, no, pero siendo un blader respetado— sacudió sus manos frente a ella, sonriendo nerviosamente.

—Ni siquiera sé que es impetuoso...— volvió a cruzarse de brazos al tiempo en que se ponía de pie, bajando la mirada a un costado, manteniendo un semblante ligeramente molesto.

—Precipitado... Impulsivo...— comenzó a tirar palabras ______, mientras pensaba en otra forma de explicarlo.

—¡Para nada soy impulsivo!

La vio tratando de defenderse, haciendo que sus ojos cayeran lentamente a los labios de la chica que habían quedado a medio hablar. La desvío lo más rápido que pudo, teniendo sus pómulos sonrojados.

La apellidada Hiwatari, cerró con fuerza su boca, dirigiendo la vista a otro punto. Había notado eso, y no por nada la puso nerviosa y su corazón latía más apresurado de lo normal.

—Bien, si tan bien te encuentras, salgamos a correr ahora— propuso saliendo de allí.

Eso le atemorizó por su tobillo en un comienzo. Respiró profundo para seguirlo.

—Vayamos entonces. No vaya a ser que te asustes y temas por morder polvo— dijo divertida, para alivianar el ambiente.

—¿Acaso se muerde el polvo?— la corrigió.

—¿No has escuchado que dicen eso?

—¡Ja! Siendo el mejor del mundo, yo inventé esa frase— se señaló a sí mismo con un pulgar, recobrando aires de grandeza y una gran sonrisa.

—¿Cómo lo de ayer con la lágrima?— agregó aguantando la risa, recibiendo una queja por su parte.

—¡Oye!

—Ay, Naru, lo siento...— dijo actuando estar desanimada pero sin borrar la divertida sonrisa que pintaba —, no pude seguir con nuestro trato un segundo más...

—Agh, si no fuera por el beyblade, no te enseñaría nada— molesto, apresuró su paso, comenzando a correr.

—Pido disculpas de nuevo— rio para salir tras de él a un trote despacio, y poco a poco ir encontrando un ritmo adecuado.

¡Capítulo dedicado a una personita que cumple años hoy! Feliz cumpleaños https-darkness
Espero que hayas pasado un lindo día <3

Nos vemos en una próxima actualización :3

Besos ♥

TORPE SONRISA |Aiger Akabane y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora