Seven

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SeHun abrió los ojos y, al mismo tiempo, lo abrazó por la cintura y lo tumbó encima de su pecho. Sorprendido, JunMyeon gritó.

–¿Qué ha sido todo ese drama conejito? –preguntó SeHun riendo.

–Pensé que estabas herido. –respondió JunMyeon, sintiéndose aliviado y enfadado al mismo tiempo–. Estuve muy asustado, tonto.

–Quiero decir, que qué has hecho con el coche conejito. –se explicó SeHun sonriendo.

–Estaba mirando por el espejo retrovisor. –dijo JunMyeon, sin querer contarle que se había distraído al pensar que era rico y que él no quería saber nada de personas ricas.

SeHun sonrió todavía más.

–Así que estabas vigilándome, ¿eh? –coqueteo SeHun.

–Yo no he dicho eso. Estaba... bueno, da igual. –balbució JunMyeon.

–Entonces, ¿estabas vigilando al ganado? –preguntó SeHun, arqueando una ceja.

–No.

–Entonces, me estabas vigilando a mí. –razono SeHun mirándolo de reojo.

–Estaba comprobando que seguías ahí. –dijo JunMyeon.

SeHun negó con la cabeza y le puso la mano en la nuca para acercarlo más.

–Prefiero pensar que me estabas observando. Si hubiese conducido yo y tú hubieses estado en la parte trasera del todoterreno, habría estado observándote todo el tiempo, conejito. – le aseguró SeHun, hablándole muy cerca de los labios.

JunMyeon sintió un cosquilleo en el estómago y calor por todo el cuerpo. Cuando sus labios se tocaron, dejó de pensar en el dinero de SeHun y en sus propios prejuicios y se concentró en cómo SeHun lo hacía sentir. Tal vez hiciese solo un día que se conocían, pero en sus brazos se sentía en casa por primera vez en su vida.

–Qué besos tan dulces. –comentó SeHun, apartándose para mordisquearle el cuello.

–Me encanta cuando me besas, SeHun. –admitió JunMyeon–. Haces que me sienta que...

JunMyeon se interrumpió antes de decirle que hacía que se sintiese querido. Aunque fuese cierto, no se conocían lo suficiente para admitir algo así. JunMyeon ni siquiera sabía si SeHun era como el resto de las personas ricas a los que había conocido.

–¿Cómo te hago sentir? –le preguntó SeHun.

–Me haces sentir bien. –le respondió JunMyeon riendo.

SeHun lo miró fijamente y después sonrió muy despacio.

–Si tú lo dices. –comentó SeHun, levantándolo y dejándolo a su lado–. Viniendo de Gangnam, apuesto a que no has hecho nunca un ángel en la nieve.

–No. –afirmo JunMyeon.

SeHun le dijo lo que tenía que hacer y JunMyeon sonrió, se tumbó en la nieve y se puso a moverse sin parar.

–Bueno, ya está bien. –dijo SeHun ayudándolo a levantarse–. Súbete a la parte trasera del todoterreno y podrás ver tu primer ángel.

JunMyeon no pudo dejar de sonreír al verlo.

–Es precioso, parece un ángel de verdad. Ojalá tuviese una cámara para hacerle una fotografía. –susurro JunMyeon con tristeza.

–Toma, utiliza esto. –le sugirió SeHun, ofreciéndole su IPhone.

Y JunMyeon sonrió porque supo que SeHun hacía aquello solo para hacerlo feliz, no porque le encantase hacer ángeles en la nieve.

Hizo la fotografía y SeHun lo ayudó a bajar de la parte trasera y a subir al asiento del copiloto.

BROKEBACK MOUNTAINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora