Nine

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SeHun vio por el rabillo del ojo cómo JunMyeon miraba a una pequeña yegua que SeHun había ensillado. Era de menor tamaño y temperamento que la mayoría de los caballos del rancho, y también más fácil de montar. Porque no tenía la menor duda de que JunMyeon no había montado nunca a caballo. Solo había que ver la cara que había puesto cuando le había dicho que iban a salir a montar el día anterior.

–Venga, monta conejito. –le dijo SeHun sonriendo–. En un minuto estará ensillado mi caballo.

–No puedo. –respondió JunMyeon.

–¿Por qué no? –rio SeHun pensando que JunMyeon se había rendido tan rápido.

–El caballo es demasiado alto. Y no puedo subir el pie hasta el estribo. –le explicó JunMyeon encogiéndose de hombros.

JunMyeon no parecía disgustado, sino más bien aliviado.

–¿Y cómo montabas en Gangnam? –le preguntó SeHun sin poder evitar sonreír.

–Siempre me ayudaba alguien. –contestó JunMyeon.

SeHun se acercó a JunMyeon, lo agarró de la cintura y lo levantó. Se fijó en la marca de los pantalones de JunMyeon y se dijo que nunca le había gustado tanto Calvin Klein.

–Pasa la pierna por encima del lomo de la yegua. –le pidió SeHun, preguntándose cuánto tiempo más iba a aguantar dándose duchas frías.

Una vez sentado. JunMyeon sonrió de manera tensa.

–Ya estoy preparado. –dijo JunMyeon con inseguridad.

SeHun también estaba preparado para montar, pero no precisamente a un caballo. Se alejó de JunMyeon y fue a ensillar su caballo.

–Ve tú delante. –le pidió SeHun a JunMyeon cambiando de postura para acomodarse bien la erección.

–Prefiero que vayas delante tú. –le dijo JunMyeon.

–Conejito, ¿cuándo vas a admitir que es la primera vez que montas a caballo? –cuestiono SeHun arqueando la ceja.

–No es la primera vez. –insistió JunMyeon ante la sonrisa socarrona de SeHun–, pero ha pasado mucho tiempo.

–¿Cuánto exactamente? –pregunto SeHun.

–Unos años. –admitió JunMyeon suspirando–, pero estoy seguro de que voy a acordarme.

SeHun se echó a reír y sacudió la cabeza mientras hacía avanzar a su caballo. En cuanto consiguiese que JunMyeon admitiese que no tenía ni idea de montar, le enseñaría. Aunque una cosa sí era cierta, tal vez JunMyeon no tuviese experiencia, pero no le faltaba valor para intentarlo.

La yegua siguió a su caballo tal y como SeHun había sabido que haría y pronto estaban saliendo de las inmediaciones del rancho y llegaban al primer pasto. SeHun hizo que su caballo redujese el paso y se puso al lado de JunMyeon.

–¿Qué? ¿Te estás acordando? –le preguntó SeHun con diversión.

–Es como montar en bicicleta. –respondió JunMyeon, asintiendo.

–Sí. Cuando se aprende, ya no se olvida. –aseguro SeHun.

SeHun rio, no quería recordarle que a JunMyeon aquella bicicleta estaba viva y, a pesar de ser la yegua más dulce del rancho, siempre podía ser imprevisible.

Cuando llegaron al estanque, SeHun vio que JunMyeon había empezado a relajarse.

–No hace falta que desmontes. –le dijo SeHun, haciéndolo él–. He pensado que te gustaría dar un paseo y divertirte un poco, en vez de pasarte el día trabajando, como hemos hecho últimamente.

BROKEBACK MOUNTAINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora