Epíologo

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 Tumbado en brazos de su marido después de haber hecho el amor, JunMyeon clavó la vista en el cielo estrellado.

–Tenías razón Hunnie. –le dijo JunMyeon, dándole un beso a SeHun en el hombro desnudo.

–¿A qué te refieres conejito? –preguntó SeHun, acariciándolo dentro del saco en el que estaban los dos.

–Aquí, en las montañas, da la sensación de que hemos hecho el amor entre las estrellas. –susurro JunMyeon–. Me alegro de que decidieses que teníamos que pasar la luna de miel aquí Hunnie.

–Quería que lo vieras mi amor. –le dijo SeHun, acariciándole un pezón que a los ojos de SeHun estaba un poco más hinchados que de lo normal.

–Tu padre estaba muy guapo de esmoquin esta tarde. – añadió JunMyeon.

–Me parece que la abuela Sooyoung ha pensado lo mismo. – admitió SeHun riendo.

Siguieron abrazados y JunMyeon sonrió. Desde hacía dos semanas, tenía otro secreto que no le había confesado a SeHun, y había llegado el momento de hacerlo.

–Tenemos que hablar Hunnie. –anunció JunMyeon.

–Te escucho. –respondió SeHun dejando de observar los pezones abultados de JunMyeon para verlo a la cara.

–¿Te acuerdas de que me dijiste que querías llevarme a un crucero por el Caribe en nuestro primer aniversario? –susurro JunMyeon toqueteando el pecho de SeHun.

–Sí. –murmuro SeHun observándolo fijamente.

–Pues me temo que, en vez de ir al Caribe, vamos a tener que ir en enero al hospital. –señalo JunMyeon sonrojándose.

–¿Por qué? –pregunto SeHun frunciendo el ceño.

–Porque es cuando tiene que nacer nuestro bebé. –agrego JunMyeon sonriendo.

–¿Bebé? –repitió SeHun anonadado– ¿Estás embarazado?

JunMyeon asintió y le dio un beso.

–Hace un par de semanas que lo sé, pero quería darte la noticia como regalo de bodas. –puchereo JunMyeon.

–No podías haberme hecho un regalo mejor. –chillo SeHun lleno de felicidad abrazando y besando el rostro de JunMyeon innumerables veces.

–Yunho se va a poner loco de alegría. –comentó JunMyeon riendo por las muestras de amor de su esposo–. Lleva lanzándonos indirectas desde que dijimos que íbamos a volver a casarnos.

SeHun sonrió.

–Va a malcriar a nuestro hijo. –agrego SeHun riendo y acunando el rostro de JunMyeon–. Te amo JunMyeon.

–Yo también Hunnie. –JunMyeon se acercó a besar a SeHun y luego ambos se volvieron a tumbar en el saco.

JunMyeon se había sentido tan feliz. Por fin estaba haciendo realidad el sueño de su vida. Estaba casado con el hombre al que amaba, y no tenía la menor duda de que SeHun lo amaba también. Por fin formaba parte de una familia de verdad e iba a tener un hijo. Y todo porque había tenido el valor de contestar a un anunció para encontrar el amor en las montañas.

Mucho tiempo después...

–¡Eun-woo, Younghoon! ¡Bajen de allí ahora mismo! –La voz de JunMyeon sonó más duro de lo que pretendía, y SeHun se rió entre dientes mientras lo miraba.

Haerin estaba sentado en el regazo de JunMyeon junto a la mesa del patio, pero los otros dos estaban corriendo enloquecidos, trepando al árbol del que les habían dicho una y otra vez que se mantuvieran alejados. Eun-woo y Younghoon tenían cinco años y no le tenían miedo a nada. Haerin de tres años y medio en cambió era diferente. Ella era tranquila y un poco cautelosa. De hecho, casi no tenía moretones ni arañazos, mientras que Eun-woo y Younghoon corrían constantemente hacia JunMyeon con diferentes problemas.

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