La dama i la mort || SasuHina

Confianza.

⚠️Esta historia se desarrolla en un mundo fantástico ambientado en la época feudal de Japón inspirado en el manga "Naruto" del mangaka Masashi Kishimoto. Los personajes son propiedad de su autor y pueden presentar cambios de personalidad a conveniencia de la trama ⚠️.

La boda de ambas parejas transcurrió sin mayor dificultad, Sasuke se quedó lo necesario para ser testigo de la unión y de un momento de la fiesta en la que toda la familia brindó por un duradero lazo entre los enamorados. Tal y como le dijo Eva, Akiko, Ariel y Lilith eran bastante cercanas por compartir personalidades. Dinorah, por otra parte, compartía únicamente con Itachi sin prestarle atención a nadie más.

Todos los invitados estaban disfrutando de la fiesta dada por sus hermanos, los anfitriones. La parca bebió su copa de vino y avisó al resto de parcas que era hora de que él volviera al mundo mortal para encargarse de sus asuntos pendientes. Suigetsu y Jugo le hicieron saber que estaba bien mientras ellos seguían disfrutando. No olvidaba el compromiso que tenía con Hinata, debía comprobar que Tenten era alguien de confianza para lo que planeaba la princesa. A partir de ese momento quería seguir el consejo de su abuela sobre representar confianza ante la pelinegra y eso lo conseguiría demostrándole que se tomaría en serio el plan que ella ideó, que opinaría al respecto, pero respetando y confiando en su inteligencia.

A mitad del camino de salida se encontró con su padre, quien estaba bebiendo una copa tranquilamente en la soledad del vestíbulo bajo la penumbra.
 —¿Ya te vas a retirar? Te entiendo, tu padre tampoco tolera estos eventos mucho tiempo—
Le comento Madara bebiendo otro sorbo del líquido que estaba en su copa, debido a la oscuridad Sasuke no adivinaba que deleitaba tanto el paladar de su padre.
—Tengo deberes en la tierra mortal como recordaras, además no quisiera quedarme al ceremonial baile de la fertilidad. No me gusta—
 El baile de la fertilidad era bastante importante en las bodas de su mundo, los invitados varones se alineaban al lado derecho y las féminas al lado izquierdo levantando sus brazos tocando sus manos, creando un túnel por el que los novios paseaban tomados de las manos hasta la habitación donde pasaban su primera noche juntos. Mientras eso pasaba, los invitados podían alargar la fiesta tanto como quisieran, a la parca mayor no le gustó formar parte de eso durante la boda de Indra y se juró no tener que hacerlo de nuevo.
—Claro, la princesa humana. Me hace gracia que hace un mes no querías saber nada de la Hyuga y ahora pasas la mayor parte de tu tiempo allá arriba con ella intentando que su descenso sea lo más cómodo posible. Sé que no saliste nada parecido a mí cuando te veo, más que físicamente. Tú eres como Martelle—
 El nombre pronunciado era el de su madre, dentro de las tierras de Iblis estaba prohibido que cualquier boca se atreviera a nombrarlo, incluida la propia parca. Martelle antes de conocer a Madara fue una bella ángel que se enamoró del demonio más frío de todo el árbol genealógico divino y tuvo a Sasuke. Ella murió luego de darle a luz.

No quiso seguir con la conversación y salió del lugar para poder abrir un portal hasta su destino, no estaba de humor para recordar la tragedia de su familia. Madara engañó a Mikoto para que lo invocara y posteriormente convertirla en su esposa para parir dos príncipes del infierno. No sabía exactamente si su madre amó al demonio o no, pero dudaba que él la quisiera un poco, lo dudaba tan solo por su personalidad. Le era difícil entender como Hagoromo y Eva concibieron a Iblis. 

Atravesó el portal que lo dirigiría a la propiedad de los Zhao. Al llegar se encontró con una propiedad si bien grande, no muy lujosa y bastante modesta, para lo que los nobles del País del Fuego y sobre todo de la ciudad imperial de Konohagakure acostumbraban. Con su casco puesto dispuso de los poderes de la muerte.

Entrar a las casas mortales sin ser descubierto era una tarea de todos los días, se paseaba por los lugares viendo apenas un par de sirvientas levantando los platos de la mesa después de lo que se veía una cena familiar. Avanzó hasta lo que debía ser la sala de estar viendo a un hombre adulto de cabellos castaños y bigote tupido fumar de su pipa vestido con elegantes ropas mientras el cálido fuego brillaba en la chimenea. Una joven de cabello castaño suelto se encontraba sentada en el sillón individual, bordando al lado del fuego muy tranquila, regalando al hombre su compañía silenciosa.