Cartas.

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⚠️Esta historia se desarrolla en un mundo fantástico ambientado en la época feudal de Japón inspirado en el manga "Naruto" del mangaka Masashi Kishimoto. Los personajes son propiedad de su autor y pueden presentar cambios de personalidad a conveniencia de la trama ⚠️.

El amanecer en el inframundo no era nada parecido al de la tierra, no existir un cielo azul con nubes blancas ni un incandescente sol amarillo que iluminara todo. El cielo del inframundo era color rojo vivo al amanecer, en lugar de nubes eran brumas del humo por los cuerpos quemándose en los últimos círculos y no existía un sol. Aunque tampoco vivían en oscuridad total. Sasuke se decidió a despertar antes que todos con la idea de ver a Hinata antes de tener que asistir a la boda de sus hermanos.

Trabajó hasta el hartazgo el día anterior para tener la mañana libre con la princesa pelinegra, ahora que tenía un acuerdo con ella, le era difícil hacer como si el mundo de ambos estuviera conectado de cierta manera. Se vistió con su clásico traje negro, la capa y el casco que lo volvía invisible por si era necesario, dio un último vistazo a su alcoba antes de abrir el portal correspondiente a la habitación de Hinata.

El portal se abrió en una de las paredes detrás de la cama de la mujer. Al poner un pie en el suelo de la habitación, se encontró con la cama hecha como si nadie hubiera dormido ahí. El reloj en la mesa de noche al lado derecho de la cama marcaba las 4:00 de la mañana, por lo que era improbable que Hinata se hubiera levantado. Observó panorámicamente la habitación visualizando a una princesa dormida sobre su mesa de té con unas 30 cartas selladas y una a medio escribir con una pluma derramando tinta negra sobre la manga de su kimono lavanda.

El rostro de Hinata era comparable al de una niña que ser rindió ante el cansancio mientras jugaba, lo que hizo a la parca soltar una sonrisa en señal de burla. Tomó cuidadosamente el papel a medio terminar, se sentó placidamente en uno de los sillones cercanos y se quitó el casco para poder leerla mejor. Era una carta de disculpas dirigida a las debutantes nobles de la fiesta por no haberles hecho entrega del brazalete, a su vez las invitaba a un evento especial a finales de invierno para la entrega de la joya y el nombramiento de criadas reales. La carta no estaba terminada, pero era información más que suficiente.

—¿Qué es lo que planeas? Deberías estar descansado en tu aislamiento luego de nuestra última conversación— soltó con gracia devolviendo el papel a la mesa, Hinata no se tomó un solo día libre antes del debut en sociedad. Esas semanas en que la siguió oculto en las sombras, fue testigo de como escribió a puño y letra unas 60 invitaciones a familias nobles, eligió toda la decoración y además ensayó su discurso unas mil veces ante el espejo porque le avergonzaba hablar frente a todas. Pensó por un momento en cargar a Hinata para dejarla en su cama, pero la mancha en el kimono estaba fresca, por lo que mancharía las suaves cobijas de algodón exportado. Sin mucha ciencia se decidió por retirar la primera capa del kimono.

La parca se levantó del sofá para acomodarse de cuclillas detrás de la princesa, con sus habilidosas manos se deshizo de la cinta color roja que ceñía la ropa a la cintura de la contraria. La cinta de seda desamarrada se deslizó suavemente abriendo la primera capa, entonces Sasuke pasó sus manos con cuidado por los delicados hombros femeninos y lo bajó suavemente con la intención de no despertarla. Cosa que no consiguió, porque la Hyuga sintió los movimientos. Hinata se desorientó un momento creyendo que era alguna sirvienta queriendo ponerle su camisón para que fuera a dormir, así que bostezó y ayudo a Sasuke a quitar la prenda. La parca se extrañó por la acción, era una princesa muy perezosa.

—Mi camisón de seda está bajo la almohada, ayúdeme a ponérmelo por favor— dijo con una voz somnolienta y con algunos bostezos entre cada palabra, Sasuke se rió y se acercó a su oído para hablar.
 —Como lo ordene su majestad, princesa Hinata— le dijo al oído con su voz seria y varonil que hizo despertar por completo a la princesa. Esta abrió muy bien sus ojos y su rostro se ruborizó tanto que era comparable al de un tomate.
—¿Qué hace aquí? ¿Por qué me quitaste eso?— le arrebató la prenda que sostenía en sus manos el hombre en un intento desesperado por cubrirse, Sasuke por su parte se lo entregó sin mucha ciencia.
—Estabas dormida con la pluma en mano y manchaste tus mangas, estaba ayudándote. No sé que te apena tanto como para cubrirte si llevas como 7 capas de ropa sobre tu cuerpo— la pelinegra se levantó rápidamente para tomar el camisón debajo de su almohada y se aproximó a cambiarse en su vestidor.
—Aquí es mal visto que un hombre vea a la mujer sin una de esas capas, más si no están casados. Es indecente— expresaba Hinata entre parloteos nerviosos, cambiándose lo más rápido que podía.
—No entiendo por qué las mujeres humanas esconden tanto sus cuerpos, al final del día alguien tendrá que verlas— comentó desinteresado mientras se paraba de su lugar y se acercaba al vestidor.
—Se supone que la desnudez está reservada para la noche de bodas, es el regalo más grande que una recién casada puede darle a su marido— dijo en un balbuceo la princesa, pero lo bastante audible para la muerte.

La dama i la mort || SasuHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora