La dama i la mort || SasuHina

Traición.

⚠️Esta historia se desarrolla en un mundo fantástico ambientado en la época feudal de Japón inspirado en el manga "Naruto" del mangaka Masashi Kishimoto. Los personajes son propiedad de su autor y pueden presentar cambios de personalidad a conveniencia de la trama ⚠️.

Luego de lo acontecido con Hinata, Sasuke se quedó unos minutos a su lado mientras terminaba de recuperarse para estar seguro de que podía dejarla sola unas horas hasta el momento de su encuentro de madrugada. Cuando Hinata se quedó dormida en la habitación del palacio de plata, el pelinegro estuvo más tranquilo y pudo irse de regreso a su hogar.

Abrió una portal hasta las tierras de su padre, lugar donde él vivía también. Miró por última vez a Hinata antes de entrar e irse, cuando se vio dentro de la mansión infernal de Madara buscó por todas partes a su progenitor notando que estaba ausente. La mansión era enorme, oscura, los gritos de dolor entraban por las ventas rebotando entre las paredes y contenía una vibra pesada al tratarse del palacio de aquel que en la tierra llamaban "Iblis" o "Satanás", el reino privado de toda bondad y a donde iban a parar las almas de las personas más despreciables y sin remedio.

Cada reino infernal se manejaba de maneras diferentes, el reino de sus hermanos Obito e Itachi eran los hogares temporales para almas consumidas por pecados diferentes. Dependiendo de la gravedad del mismo, pasaban de 100 a 2,000 años de penitencias hasta que sus almas se purificaban para ser enviadas a la próxima fase del Samsara. El Samsara era el ciclo de vida real de las almas humanas y de algunos demonios, al nacer un ciclo nuevo empieza y termina con la reencarnación luego de que los pecados de su vida han sido limpiados y su alma está lista para iniciar otra vez. En el reino de Iblis, que además era el más extenso, esto no ocurría. Para ser merecedor de un castigo así, el mortal debió haber superado el nivel de maldad humana permitida para el balance del mundo.

Las almas que estaban consumidas por oscuridad y sin una pizca de arrepentimiento pasan toda su eternidad en ese reino mientras lloran y claman por penitencia, producto de las torturas. Si una de estas almas se arrepentían luego de milenios, no son enviadas a la siguiente fase, sino que el alma se rompe liberando miles de fragmentos que las parcas recogen y usan para crear almas nuevas listas para su nacimiento. Por esa razón la población del mundo había estado en aumento conforme pasaban los años, cada alma fragmentada equivalía a 1,000 almas nuevas. Esa era una de las razones por las que Sasuke vivía ahí, era la parca mayor y supervisaba perfectamente ese trabajo.

Todas las almas al morir llegaban a los reinos de los demonios, era casi imposible que un humano no cometiera un pecado aunque fuese mínimo, cada alma al llegar tenía un color diferente. Por eso, luego de regresar de la casi muerte de Hinata estaba sorprendido por ser testigo de un alma blanca, pulcra y brillante a sus 16 años. Ahora comenzaba a creerle más a su padre sobre la profecía y que la princesa era la protagonista de esta. El pelinegro avanzó por los pasillos del lugar hasta llegar a su área personal, donde se encerró en su habitación.

Recordaba que Madara le prometió que si cumplía con éxito su encargo quizá llegaría a tener sus propias tierras y reino, era algo que deseaba bastante, la única cosa que se le permitía anhelar desde su nacimiento. Entonces debía hacer su mejor esfuerzo con quedar bien con Hinata, poder ayudar a su familia con la venganza por el asesinato de tío abuelo Ashura sería un extra de las recompensas de lograr su cometido.

Tenía que planear lo mejor posible como tratar el tema con Hinata, no solo la profecía, sino que su prometido con ayuda de su amante de pelo rosa intentaban asesinar a su hermana y luego irían por ella para quitar el trono a los Hyuga. Caminó por su cuarto hasta llegar al piano que se encontraba contra la pared de la espaciosa habitación, se sentó en el banquillo y comenzó a tocar una de las melodías que compuso en su soledad casi eterna. Tocar el piano le fascinaba, los demonios jamás podían apreciar la belleza de las cosas simples al verlas todo el tiempo y tener la inmortalidad para apreciarlas en cualquier día. Sasuke era diferente al no ser totalmente oscuro u totalmente blanquecino, el podía apreciar la belleza de sus propias creaciones.