006; La cafetería nocturna.

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006; La cafetería nocturna.

Mía Valencia.

Quería dejar de ser tan cruel conmigo misma y darme la oportunidad con alguien más, pero era consciente que lo único que conseguiría serían desgracias.

No quería ser la causante del desesperó o tristeza de una persona, todavía no estaba lista para querer.

Empezar a tener sentimientos por alguien que recién conoces se siente raro, incluso diría que es surrealista debido a la rapidez con la que tú corazón late al tener el mínimo contacto o interacción con dicha persona.

---Que tierno ---Flora se lanzó a mi lado oliendo la rosa que me había llegado hace alguno minutos---"Para la chica más bonita de Barcelona"

Enseguida le quite la nota que venía con ella, estos últimos días Frenkie me ha estado enviando sin falta una rosa y una nota escrita a mano.

---Que mono es ---apoyo Paola soltando un suspiro, sonreí tirandoles la manta encima.

---Pues dale una oportunidad que no todos los días un chico viene y te da semejante detalle, esos chicos están en peligro de extinción, cuídalo... ---siguió Flora sin callarse, podía apostar a que estaba como tomate juntos ahora.

---No sería capaz de lastimarlo, no me siento lista... ---solte mirándolas, tratando que mi sonrisa no desaparezca.

---Si sigues pensando así nunca serás capaz de hacerlo, debes darte la oportunidad y verás como todo irá sanando poco a poco ---sonrió Paola atando su rubia cabellera en una coleta.

---Un día a la vez ---agrego Flora pasando uno de sus brazos alrededor de mis hombros.

Tener una tarde de chicas me había ayudado bastante, pero seguía pensando en ponerle un alto apenas y tenga la oportunidad. No podía darle falsas ilusiones a Frenkie, no era capaz de dañarlo cuando el había sido tan bueno conmigo todo este tiempo.

---Apenas y se conocen ---dijo Michael una vez llegó de la universidad y se enteró de nuestra plática.

Le entregué una rebanada de pizza que el no dudo en devorar, estábamos mirando "Candy Candy" en la televisión, esa era nuestra serie favorita.

---Para el amor no hay tiempo, llega cuando menos te lo imaginas ---Flora le dio un sape a su hermano mayor, el le saco el dedo del medio regresando su mirada a mi.

---¿Te gusta mucho? ---preguntó mirándome, ni siquiera yo sé cómo acabamos en esta conversación.

---No ---respondí seca, gran mentira dado que apesar de negarme a aceptarlo sabía que en el fondo si me gustaba.

---Oh... Mientes ---sonrió burlón y me lanzo una palomita, lo mire mal y solté una risita.

Flora me ofreció salir un rato a caminar, antes de dudarlo accedí debido a que sabía que me haría bien el hacerlo.

Estaba oscureciendo y los locales empezaban a encender las luces de sus puestos, al final de la calle en la que vivíamos abrían un café nocturno en el que cada vez que podíamos salíamos a tomarnos algo caliente para el frío.

Las mesitas de madera seguían igual a como las recordaba, tenía bastante tiempo de no poner un pie aquí dentro.

---Dos naturales con poca azúcar ---pedimos a la vez, nos miramos y soltamos una risita que el mesero acompaño.

---Ahora regreso ---se fue dejándonos solas, mire rápido a mi costado para ver quiénes eran las personas que estaban a nuestro lado.

Fue entonces cuando mi mirada se topó con la suya, el me miraba fijamente y al percatarse que lo había visto sonrió.

Me di la vuelta enseguida deseando salir del lugar, pude sentir como su silla se corrió y a paso firme se acercaba a nuestra mesa.

---Buenas noches ---saludo una vez estuvo a nuestro lado, la única en responder fue Flora.

Sentí el peso de su mirada sobre mi, sin embargo me hice la que no se daba cuenta, una decisión muy estúpida.

---Al parecer a alguien no le alegra verme ---dijo divertido, tenía razón.

---No me hace gracia el verte, tienes toda la razón ---dije con sinceridad mirándolo, Flora agachó la mirada tratando de esconder su sonrisa.

---Pero a mi sí, es por eso que me he acercado ---añadio sin borrar su patética sonrisa, sonrisa que me volvía loca.

Lo odiaba, odiaba sus labios que me hacían querer besarlos, odiaba sus mejillas que me hacían querer besarlas una y otra vez, odiaba su cabello que me hacía querer acariciarlo todo el tiempo y su sonrisa... No tengo palabras para describir su sonrisa.

---Me iré entonces... ---se dio la vuelta caminando hasta la barra, supuse que pagaría y se iría y así lo hizo.

---Pedri se ve muy contento, parece que le hace gracia todo este tema..

---Lo se, no sabes lo imbécil que me siento por eso ---dije recostandome en mi lugar, el café recién llegaba por lo que empecé a tomarlo rápido queriendo regresar a casa y descansar.

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𝐌𝐈𝐀 ―𝐏𝐄𝐃𝐑𝐈 𝐆𝐎𝐍𝐙𝐀𝐋𝐄𝐙, 𝐅𝐑𝐄𝐍𝐊𝐈𝐄 𝐃𝐄 𝐉𝐎𝐍𝐆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora