0013; El abanico.

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0013; El abanico.

Mía Valencia.

Estaba en el estacionamiento acompañada de Maya, quién tenía un buen rato tratando de acabar una exposición que tenía para dentro de media hora.

---No entiendo porque es que te gusta dejar todo para último momento ---musité dándole una mordida a mi dona de vainilla.

Sentí como alguien se paraba a mi lado, la rubia levantó la mirada señalándome atrás de mi hombro, asustada me di la vuelta y casi caigo al piso al ver de quien se trataba.

---Pasaba por aquí y quise venir a felicitarte por lo de ayer ---dijo el canario haciendo que yo me quedé muda---Te he traído algo.

De su chamarra saco una cajita larga, la tomé entre mis dedos sacando un bonito abanico de maderilla café.

---Es precioso ---fue lo único de lo que fui capaz de decir, el me ofreció una sonrisa que no paso desapercibida por Maya.

---Estuve en Tenerife el sábado, cuando lo vi pensé en ti es por eso que te lo he traído ---explico sin borrar su sonrisa.

---Gracias.. ---dije guardándolo en mi bolso, estaba hermoso, igual que el abanico.

---Es raro que haya venido, pero es la última vez que te veré dentro de dos semanas, la selección viajará a Italia ---dijo dando un paso atrás.

---Pues mucha suerte, les irá bien seguramente ---le sonreí acomodando mi bolso en mis hombros y indicándole a Maya que se ponga de pie.

El timbre sonó así que después de despedirnos entramos a las instalaciones, la rubia se mantenía callada hasta que por fin soltó;

---Es que me da hasta lástima ---sin evitarlo solté una risita, ella me miró negando---No seas tan mala, aunque en gran parte si que se lo merece.

---Lo se, me está yendo bien sin el ---admití caminando hasta el fondo del salón sosteniendo lo que quedaba de la caja de donas.

Daniel nos saco el dedo del medio cuando pasamos por su lado, le di un empujón a su mesa obteniendo una mala mirada por su parte.

---Te levantaste más pesado que de costumbre ---murmuró Maya para que nadie más escuchará.

Nos sentamos atrás de el, nos miraba cada dos segundos haciéndonos caras graciosas. Sin darle importancia saque una dona de maní y cuando estaba apunto de llevarla a mi boca el me la arrebato.

---Que abusivo ---le di un sape en la cabeza molesta, el se dio la vuelta comiéndosela de un bocado frente a mi.

Maya me ofreció de su lonch una pan simple con miel. Nunca desayunábamos en casa para así poder hacerlo juntas en clase, nos habíamos acostumbrado.

De mi bolso saqué un poco de yogurt que Mario me había dado de su desayuno, se lo di a Maya puesto que ella siempre me compartía café.

---Esta empezado por Mario, pero creo que ese no es problema para ti ---me burle, la rubia tenía un profundo enamoramiento por mi primo.

Ayer estuvimos cenando todos juntos, después de casi un mes Elizabeth había regresado, no estaba para nada feliz pero tenía que aceptarla después de todo. No había querido dirigirle la palabra apesar de ella haber tratado de hablarme.

---¿Como lo llevas con tu prima? ---preguntó mirándome.

---Pues mal, no la quiero ni ver en pintura ---respondí simple.

---Pues ven a mi casa, estaremos contentos de recibirte ---sonrió amable.

Daniel se dio la vuelta prestándole atención a nuestra conversación, lo mire esperando a que hablara.

---¿Elizabeth está de regreso? ---preguntó a lo que yo asentí, note como su rostro decaía repentinamente.

Daniel es el mellizo de Maya, el ha estado enamorado de la loca de Elizabeth desde que somos prácticamente niños. Cuando se enteró que ella estaba saliendo con Pedri se puso bastante triste, tanto que incluso dejo de venir a la universidad por un tiempo.

---Serás bienvenida, anímate que la pasaremos bien ---añadio enseguida, le agradecí con una cálida sonrisa.

---El tiene razón Mía, estamos solos en casa y es aburrido ---apoyo su hermana.

---De acuerdo, así podremos adelantar en lengua ya que estamos muy mal ---accedí dándome por vencida, no me dejarían de molestar hasta que acceda.

La maestra estro al salón haciendo un gran estruendo mientras movía de un lado a otro sus caderas creyéndose la dueña del universo, todos compartimos una mirada cómplice tratando de aguantarnos la risa.

Empezó a apuntar en el tablero mil cosas distintas, estudiar medicina no fue la mejor idea que pudimos tener. Todos seguimos a Maya, quién era la que soñaba con ser médica cirujana.

---Este lugar apesta ---se quejo Lola tirándose para atrás en su lugar.

Daniel solto una risita que no paso desparecida por nadie, ni siquiera para la maestra.

---Si están tan distraídos debe ser porque esto es algo que saben, tal vez les gustaría venir al frente y explícamelo a mi ---se abrió paso entre las mesas caminando hasta el final con su mirada fija en nosotros.

Todos nos quedamos callados, ella al ver que ninguno estaba dispuesto a hacerlo se dio la vuelta yéndose.

---A la próxima nos les llamaré la atención, los dejaré reprobados ---sentenció.

Soltamos un suspiro, dejando salir todo el aire que habíamos retenido.

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𝐌𝐈𝐀 ―𝐏𝐄𝐃𝐑𝐈 𝐆𝐎𝐍𝐙𝐀𝐋𝐄𝐙, 𝐅𝐑𝐄𝐍𝐊𝐈𝐄 𝐃𝐄 𝐉𝐎𝐍𝐆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora