¿A los dos los amo? (Murdoc, 2D y tú) Segunda parte.

Solo quedan las ganas de llorar (Parte #2)

Así fue...

A la mañana siguiente, fuí espectadora del hermoso alba que rodeaba el horizonte en Plastic Beach.
Mientras Daley dormía, yo me encontraba en la ventana admirando el amanecer. Podía reconocer el cansancio que sentía mi cuerpo, puesto que no había podido conciliar el sueño en toda la noche.
Aunque intentase cerrar los ojos: los pensamientos no dejaban de revolotear en mi mente.

De repente, a las seis de la mañana escucho como alguien suavemente golpeaba la puerta. Nerviosa, mi primer acto fue observar a Daley: para asegurarme de que no se hubiese despertado. Cosa que pues, no fue así.
Me levanté de imprevisto, y sigilosamente me dirigí hacia la puerta para abrirla: y en ello, escucho un grito que casi despierta a medio pueblo mundial.

???: ¡Buenos días, amor!

Comentó aquel personaje alegremente, mientras aún no finalizaba de abrir la puerta. Rápidamente le pedí que se callara con un leve: "Shhhh".
Nuevamente, realice la misma operación de voltear a mirar (está vez más angustiada) a Daley con la esperanza de que aún permaneciera dormido. Confirmando el acto; proseguí a preguntarle al peli negro:

______: Ay Murdoc, ¿que haces aquí? -comenté tanto dudosa como "brava" por el incidente-.
Murdoc: Vine a despertar al amor de mi vida.
______: Emm... Gracias. Aprecio el detalle, pero, creo que no es el momento para ello. -mencione seria-.
Murdoc: ¿Cómo por qué?
______: Porque tuve un... pequeño problema.
Murdoc: ¿En serio? Agh, que pesar -menciono sarcástico-, porque te traía un detalle. Supongo que no lo querrás ver.
______: ¡Ponme a prueba!

Comenté emocionada, a lo que ambos sonreímos de oreja a oreja. Acto seguido, Murdoc sacó de detrás de su espalda una pequeña caja de madera. Entregándola en mis manos.
Lo mire intrigada y a la vez impresionada; a diferencia de él, quien me observaba con entusiasmo.

Empecé a detallar minuciosamente la supuesta caja de madera, llevándome grandes impresiones de esta. Al fijarme en la madera en la que estaba hecha; no pude evitar sonreír al darme cuenta que era de pinsapo; madera que se cree que se utilizó en la construcción del famoso Caballo de Troya.

Al seguirla divisando, pude darme cuenta que se trataba de una caja musical... No pude sostener la curiosidad: así que la abrí.
Sorpresa me lleve al darme cuenta que en su interior habían pequeños corales de colores muy llamativos, todos pegados entre si. Y de fondo se podía apreciar la dulce melodía que se me hacía conocida... era On Melancholy Hill.

Murdoc: Bien, se que te preguntaras que estuve haciendo ayer todo el día... Ella es la respuesta...

Observé los ojos de Murdoc, que con tanta emoción expresaban el amor y el esfuerzo que tanto habían empeñado en aquel regalo. Me sentía contenta y emocionada por el detalle que era difícil ocultar...
Lamentablemente, mi sonrisa desapareció lentamente al ver reflejada en dicha caja a mi peor versión. Me sentía culpable de mis actos. Había ilusionado a Murdoc de que volvería con él: cosa que no es cierta. Y, en cuanto a Daley, tampoco es que me emocioné del todo estar al lado de él. O bueno... Es una indecisión algo inmadura y ridícula.

Murdoc: ¿Qué pasó, linda? -pregunto triste-.
______: -Era obvio. No estaba feliz. Pero no era culpa de nadie más que solo mia-. No, no. Nada Murdoc. Ame el regalo, solo que me quedé atrapada en mis pensamientos... Es todo. -agache la cabeza para evitar mirarle-.
Murdoc: ¿Te molesta si pregunto la razón?
______: ...No... Es más, hay algo que tengo que decirte...
Murdoc: Esta bien. Entonces vamos a mi cuarto.

Así fue...

Nos dirigimos a su habitación. Sin mencionar palabra alguna, nos adentramos en el envidiable cuarto que Murdoc tenía. Las ventanas y la habitación eran las más amplias de toda la mansión. Era el cuarto más iluminado por los rayos del sol y la luna. Era simplemente perfecto.
Aunque bueno, el momento no me permitió apreciarlo del todo.
Me senté en la cama de espaldas ante las ventanas, esto, para que no me pegará el sol justo en las negras ojeras. Acto seguido, Murdoc también replicó mi acción y se posicionó al lado mio.