OO3.

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Leo abrió de a poco sus ojos despertando al fin. Se sentía mucho mejor que la noche anterior, los supresores parecían haber hecho que los efectos del celó cesaran.

Busco con la mirada al alfa, comprobando lo que ya sospechaba, no estaba en la habitación.

Se sentó en la orilla de la cama y estiró un poco el cuerpo en lo que se colocaba las pantuflas. A pasos cortos y no tan apresurados salió de su habitación rumbo a la oficina de su novio.

A Cristiano no le gustaba dejarlo solo durante mucho tiempo, así que mando a construir una oficina en casa. El pensaba que había sido un gasto innecesario, pues la mayor parte del tiempo se la pasaba metido en la empresa porque así lo requerían la mayoría de los proyectos que realizaba, claro a veces le era demasiado útil cuando tenía trabajo demás para el fin de semana, pero las ocasiones eran escasas.

Una vez estuvo delante de la gran puerta tocó y espero por un corto periodo hasta que oyó un "Pasa" al otro lado de esta.

Abrió y hecho un vistazo: Cristiano estaba sentando enfrente de su computadora, con el ceño fruncido, usando unos lentes que lo hacían ver demasiado atractivo.

—Buenos días. —Murmura de forma pequeña cuando entra a la habitación, cierra la puerta y se queda de pie contra ella, moviendo sus pies de un lado a otro, esperando por la respuesta del alfa

—Buenos días amor mío. —Messi sonríe ante el apodo siguiendo todavía en su lugar, mirándolo a la distancia

—¿Tienes mucho trabajo?—Le cuestiona con ligereza

—No en realidad. Solo estoy revisando unas diapositivas que dejé encargadas ayer—Lo mira con el ceño fruncido—¿Qué sucede, por qué solo te quedas allá parado?—Solo lo vio alzarse de hombros continuando el movimiento de sus pies—Ven, mi niño—Palmeo sobre su regazo. El omega asintió de inmediato, casi corriendo hasta el con una sonrisa

Se sentó en el regazo del mayor rodeando su cuello con sus pequeños brazos liberando el dulce aroma de su cuerpo.

—El efecto de los supresores... se esta desvaneciendo. —Dijo removiéndose cómodamente

—Debería ir por más a la farmacia. —Las grandes manos del alfa se deslizaron por todo el cuerpo su pareja, repartiendo pequeñas caricias

Leo negó rotundamente —No, Cristiano, ya no quiero usar más supresores, quiero que me tomes, ayer te lo dije, follame por favor— Demandó

— Bebé...

— ¿Vas a negarte? ¿Te negaras a satisfacer a tú omega de nuevo?—Le reclamó tratando de no verse afectado y retuvo las lágrimas

— Claro que no. Voy a complacerte cariño, te dejaré llenito y satisfecho — Escucho un jadeo salir de los labios de su novio como respuesta a sus palabras. Limpio las lágrimas que habían comenzado a hacerse presentes, tomó el pequeño rostro en sus manos y plantó un rico beso en los irritados labios — Pero primero vayamos a comer algo o vas a desmayar cuando sientas mi polla en tus entrañas cachorro — Sonrió acariciando delicadamente la barbilla del omega

Leo asintió jadeando.

** **

Cristiano mentiría si dijera que no había sido un verdadero infierno tener a Leo tan vulnerable en demasiadas ocasiones y no poder follarselo como quisiera por cosas suyas, realmente absurdas

Pero ya no iba a contenerse más, porque sabía que eso lastimaba al omega.

Mucho menos ahora que lo tenía encima de su escritorio, sonrojado, agitado y seguramente empapado abajo en su intimidad. Esperando por él, por su alfa, para que lo haga sentir completo y amado

—Desayune y tome mis vitaminas, hice todo lo que me pediste alfa.—Se mordió el labio inferior—Me merezco mi premio—Poso sus manos en el pecho del alfa

—Haz sido un buen omega, ¿eh?—Leo asintio—¿Y quieres tú premio?—Escuchó un sonoro gemido en forma de asentimiento brotar de los labios del omega

—Si alfa, lo quiero, dámelo—Se acomodo encima del regazo de Cristiano colocando una pierna de cada lado

—¿Qué premio quieres bebé? Dime—Paseo sus manos por la delgada cintura del menor acariciándola con suavidad—Voy a darte lo que me pidas, sin reproches

—Quiero que me llene con tu nudo—Dijo ansioso, el miembro del alfa se movió contra su trasero robándole un suspiro, comenzando a respirar con irregularidad, había esperado tanto para simplemente ser cogido por el alfa, así que, quería ser tocado y atendido como se debía—Hazme un bebé, bonito bonito, como yo—Leo gimió prácticamente contra su oreja.

Cristiano podría volverse loco si se lo permitía

—Eres un alfa de palabra, así que, ¿nos darás lo que queremos no es así?—Leo esperaba una respuesta

—¿Dos cosas? Que aprovechado corazón, eres un omega muy codicioso.—Sonrió socarrón y lo tiro encima del escritorio, sin importarle tirar todo al piso, amasó la carnosa piel de sus muslos perdiéndose en las regordetas piernas, mordiendo, marcando su territorio. Hipnotizándose con los gemidos que salían de los labios del omega

De un momento a otro la ropa comenzó a ser estorbosa para el alfa, retiró la pijama de Leo dejándolo semi desnudo.

La boca de Cristiano recorría todo su cuerpo haciendo que se retorciera de placer debajo suyo cada que clavaba sus colmillos en su pálida piel.

Subió los besos hasta llegar a los pezones llevándoselos a la boca para succionarlos y oyó como el omega lo maldecía por lo bajo. Las manos de Leo trataron de desabrochar la hebilla de su pantalón. Se rio y las a parto sin esfuerzo.

—Mi bonito omega, desesperado por tener mi polla. —Le agarró ambas manos colocándolas por encima de su cuerpo escuchando como Leonel lloriqueaba

—Sí, por favor... Yo...quiero —Suplicó

—Vas a obtener lo que quieres bebé—Lamió el pálido cuello sintiéndose de repente borracho por el fuerte aroma que comenzaba a emanar—Te dejare sentir hasta el último centímetro —Bajo repartiendo besos y mordidas por todo su abdomen y observo cómo se forman moretones en la lechosa piel. Sonrió y lo levantó en brazos para llevarlo a la habitación

** **

Ambos lobos trataban de regular sus respiraciones, habían perdido la cuenta de cuántas veces se fundieron en el placer y lujuria, totalmente abstraídos del mundo que los rodeaba.

Cristiano jalo al omega envolviendo su pequeño cuerpo con el suyo, olfateando cerca de sus glándulas de olor y dejando una que otra lamida sobre la marca del omega que a kilómetros gritaba que era solamente suyo, y si bien no lo hizo en lo que fue de esta noche acalorada esperaba poder renovarla porque en verdad se moría por hacerlo.

—Te amo Ronnie, mi Alfa. No puedo esperar a ver lo lindos que serán nuestros cachorros. —el omega ronroneo moviéndose en sus brazos, sumergido aún en los efectos del orgasmo

—Lo serán, omega —le siguió el juego —, serán muy lindos como tú. —dejó un beso en su coronilla —Te amo.


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A Baby Please |Cristessi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora