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Cristiano había pensando durante dos semanas enteras a cerca de lo que Kylian le había dicho sobre el medio hermano de su difunto socio. Porque tal y como todos suponían, resultó ser hijo del CEO y fundador Guillermo Brown. Si bien él había dicho que mantendría la alianza con la compañía de su ex-socio ahora lo estaba pensando dos veces después de ver una fotografía del supuesto hombre heredero.

"-Es él, su nombre es Guillermo Ochoa, tiene 37 años, lleva el apellido de su madre, quien decidió llamarlo igual que a su padre. Al parecer Brown se negó a que llevara su apellido para cuidar su reputación, además de que nunca lo reconoció como propio. Tiene raíces mexicanas. -"

Fue la información que Kylian le proporcionó mientras dejaba un par de fotografías sobre su escritorio.

Cristiano hizo una mueca tomando una de las fotografías; cabello revuelto, piel morena, ropa ancha, nada formal, tatuajes llenándole ambos brazos, tanto que parecía un pandillero problemático. Tiene un cigarrillo en sus manos y se veía totalmente desalineado para estar saliendo de su trabajo. Dejó sin cuidado la foto en su escritorio y miró a su amigo.

"-Estoy jodido. -"

"Vamos, ya sabes lo que dicen: No juzgues a un libro por su portada" Fue lo que Kylian le contestó entre risas, guardando en un sobre las fotos del hombre y las dejó encima de su portafolio.

Pero si Cristiano de algo estaba seguro es que nunca se equivocaba al juzgar a las personas. Podía escuchar un nombre y suponer a cerca de la persona y no equivocarse, incluso con solo oler los aromas le era suficiente para darle una personalidad a alguien, Cristiano siempre había estado en lo correcto sobre la forma de ser de personas a las cuales a penas conocía.

Su madre le decía que era un don que los dioses le habían otorgado como regalo para ella, por ser una mujer tan buena y aguantar a su abuelo, borracho compulsivo, pero él solo la escucho en silencio y luego estallo en risas en su cara. Para él solo era simple coincidencia.

Aunque Cristiano no podía negar que esa sensación que se apoderó de él cuando miró la foto del hombre no le pintaba bien, no podía describirla, pero sus sentidos le demandaban que no confiara en él.

Tal vez estaba siendo muy exagerado. No había podido dejar de fijarse en la manera en la que ese tipo estaba vestido y sabiendo que es una persona amante del orden y la higiene, era muy obvio que no se iba a llevar una buena impresión. Una cosa era su novio, quien siempre estaba desalineado y usando sus camisas holgadas; pero siempre oliendo rico y limpio, sin embargo ese hombre no parecía estar limpio, parecía qué tal y como se levantó de la cama fue a trabajar y el cigarro en su mano no ayudaba, Cristiano no era fan de los cigarrillos, se permitía decir que le era preferible tomarse un par de cervezas antes que fumar.

Tras dos semanas en las que no había dejado de pensar sobre lo que haría con el proyecto y en cuanto seguir o no aliado a la compañía con la que la empresa familiar tenía más de una década de buena y próspera relación.

Cristiano suspiro largo, estirando sus manos por encima de su cabeza, la espalda lo estaba matando y los ojos le pesaban dado el insomnio que había estado sufriendo los últimos días. Escuchó como la perilla de la puerta amenazaba con ser abierta y no se alarmó siendo consciente de quién era el que estaba detrás de ella.

La puerta se abrió revelando a un Kylian sonriente, cargando dos tazas medianas, llenas de café de moca, cargado y amargo como a ambos les gustaba.

-La fila de la cafetería estaba que no te imaginas, casi llegaba hasta el vestíbulo -Comentó en forma de excusa por su tardanza en traer los cafés, dejando una taza del lado de Ronaldo y la otra en una esquina del escritorio, junto a la silla

A Baby Please |Cristessi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora