OO9.

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Leonel se removió debajo de sus sábanas, oyendo pequeños murmullos a sus espaldas, ronroneo antes de abrir sus ojos, solo para encontrarse con la linda imagen de su novio arrullando a su sobrino.

Se cubrió la boca sorprendió y no pudo evitar soltar una pequeña risa, ganándose una mirada estupefacta de parte del Alfa.

—Y-Yo —aclaró su garganta —Él comenzó a llorar y yo no quise despertarte. —se excusó

Leo le sonrió mientras gateaba hasta él.

—Ah, ¿si? —se sentó a su lado —Parece que esta muy cómodo contigo —acarició la mejilla del bebé delicadamente — Ni si quiera conmigo se está tan a gusto.

Cristiano sonrió ligeramente mirando al bebé durmiendo sin preocupación alguna contra su pecho. La respiración de este haciéndole cosquillas

—Si, está a gusto aquí. —Afirmo el pelinegro

—Y se ve tan tranquilo.

—Pero ugh, tiene un olor como a perro mojado. ¿Cómo pudiste dormir con él teniendo ese aroma tan desagradable? —Dijo con una mueca y cubrió su nariz

—¡Es el olor de Kylian!

Cristiano le sonrió ladino.

—Si, eso quise decir... Kylian tiene olor a perro mojado.

Leonel se rió.

—¡Eres un idiota! —Lo fulminó después con la mirada —. ¿Cómo puedes decir esas cosas de su padre al cachorro? —Golpeó su hombro

—No es como que el se de cuenta. Duerme a gusto mientras cree que soy madre e intenta dar con un pezon para poder comer. —Lo miró con una mueca

El omega abrió un poco la boca —No lo puedo creer —Dice sorprendido —¡Davi tiene hambre desde hace horas y tú no me lo habías dicho!

Apurado, Leo se levantó para buscar la pañalera del bebé.

Sacó un biberón que contenía un poco de leche en polvo y salió de la habitación para bajar hasta la cocina por un poco de agua tibia para preparar la leche del bebé.

En la habitación, Cristiano solo suspiraba moviendo desesperadamente sus pies mientras esperaba a que el omega regresara.

No pasó mucho tiempo. Leo regresó con una sonrisa en los labios, sacudía el biberón a penas y luego lo destapó para poner una gota de leche sobre su muñeca, la leche estaba en la temperatura perfecta.

—¿Quieres dársela? —Le preguntó al alfa, ofreciéndole la mamila

—No, no se hacer eso. Lo último que quiero es que se ahogue o me vomite, ya sabes. —Dice mientras se ríe

—Si quieres... Yo puedo enseñarte.

—Si... Luego, creo que él no puede esperar a que me des una clase de cómo alimentar un cachorro. Su barriguita hace ruiditos.

—¡Oh! ¡Dámelo!

[...]

El bebé estaba en los brazos pálidos del omega, acariciando los bellos castaños de este con sus manos pequeñas mientras se alimentaba. Leo lo mecía en un sillón.

A Baby Please |Cristessi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora