Capitulo II

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Con el reloj marcando las 22:34 de la noche, Emma finalmente abrió los ojos. Una hora después, Mia había completado su examen físico y neurológico. Habían llamado a Sofia, quien prometió acudir por la mañana. Emma, ahora despierta y consciente, podía hablar con normalidad, pero no sentía la necesidad de expresarse demasiado. Prefirió permanecer en silencio, limitándose a responder las preguntas del personal médico y, sobre todo, las de esa doctora que parecía hablarle con tanta familiaridad, como si fueran viejas conocidas. A pesar de la situación, Emma encontró cierto humor en aquella dinámica, aunque la risa no llegaba a sus labios ni a sus ojos. Se sentía distante, absorta en el recuerdo del aquel día, con el corazón hecho añicos.

Emma - dijo Mia - ¿tienes alguna pregunta?

Esa voz... Emma trató de reconstruir su memoria, pero solo recordaba fragmentos confusos. - Solo recuerdo volcarme en el auto y que me dolía todo - murmuró, pasándose la mano por la cara, tratando de recuperar más recuerdos. - Pensé que moriría.

Mia frunció el ceño, preocupada. - ¿Trataste de suicidarte?

Emma negó con la cabeza rápidamente. - No, jamás lo haría. Fue un accidente. Iba llorando, golpeé el manubrio, perdí el control del vehículo... - Su voz se quebró un poco. - ... y luego todo se volvió negro.

¿Cuántos días llevo aquí? - preguntó, tratando de mantener la calma.

Mia suspiró, preparándose para darle las noticias. - Has estado casi un mes en coma, Emma. Tienes la cadera quebrada, las dos piernas y el brazo izquierdo. No podrás caminar por ahora. - Mia tomó la mano de Emma, transmitiéndole un poco de consuelo. - Mañana temprano te haremos unos exámenes y usarás silla de ruedas por un tiempo. Empezarás con rehabilitación cuando te quiten los yesos y, por último, muletas. Aun no tengo fecha para darte de alta. Necesito saber si tu contacto de emergencia vendrá a buscarte ese día, si te cuidará todo ese tiempo.

Sofia... ¿habrá venido? - preguntó Emma, con una mezcla de esperanza y temor en su voz.

Vinieron dos mujeres jóvenes horas después de que te traje al hospital. Supongo que una de ellas era Sofia, pero no ha vuelto a venir ninguna de las dos. La enfermera la llamó hace un rato, dijo que vendría mañana temprano.

Emma asintió, sintiendo un nudo en la garganta. - ¿Tú me salvaste la vida? ¿Me sacaste de ahí?

Mia asintió con seriedad. - Sí, fui yo. Te volcaste a unos metros de mi casa - Mia se quedó pensando un momento antes de continuar. - ¿Puedo preguntarte algo?

Emma agradeció internamente que alguien hubiera estado allí para ayudarla. - Gracias, sí, pregunta.

Mia parecía reflexionar antes de formular su pregunta. - ¿Recuerdas algo de este mes? Quiero decir, ¿eras capaz de escuchar cuando te hablaban?

Emma se quedó pensando, ladeando la cabeza mientras miraba con los ojos hacia arriba, buscando algún recuerdo que se le haya pasado. De pronto, como si una luz se encendiera en su mente, recordó sus sueños con la voz de aquella mujer y entendió de quien se trataba. Por fin le podía poner cara a sus sueños.

"¿¡Eras tú!? Si, si, ¡tuve muchos sueños y siempre estabas tú, o tu voz, ya que jamás pude ver tu rostro!", exclamó Emma con una mezcla de sorpresa y alivio al darse cuenta de la conexión.

Mia se mostró igualmente sorprendida. "¿¡Es en serio!? ¿logras recordarlos?" Nunca había experimentado algo similar en su carrera, y la curiosidad brillaba en sus ojos mientras esperaba la respuesta de Emma.

Emma asintió con energía, una sonrisa tímida dibujada en su rostro. "Sí, recuerdo la voz. Me ayudaba a sentirme menos sola..." Sus palabras se mezclaban con un toque de emoción y gratitud. "No recuerdo los detalles exactos de los sueños, pero siempre estabas ahí, como una especie de guía en la oscuridad."

A tres latidos de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora