Capítulo 2

215 15 2
                                    

Milton contempló el reflejo del adolescente que le miraba asombrado como se sentía él en ese momento, esto era un sueño. Esto debía ser un sueño, reflexionaba. Un sueño muy surrealista con su yo de veinticinco años menos que le observaba desde el otro lado del espejo, que le imitaba todos sus gestos. Como tocarse la cara, abrir la boca, mover los ojos... se dedicaba a repetir cada uno de sus actos, era incómodo. Sin embargo, su estado de incomodidad viendo como le miraban e imitaban paso a ser un estado de incredulidad al darse cuenta de que su yo de diecisiete años era en realidad él mismo: ¡había pasado de tener cuarenta y dos años a volver a su último año de instituto!

No era posible, se repetía desesperado mientras se volvía a lavar la cara y esperaba que después de secarse con la toalla, el espejo le enseñara el hombre mayor que veía todas las mañanas como esta desde hacía años. Pero de nuevo estaba ahí el chico castaño, esta vez con el flequillo un poco mojado por el agua. Se miró las manos, no había rastro de arrugas. Y su rostro era suave y terso, tampoco con líneas de expresión marcadas ni con las ojeras que le habían estado acompañando desde hacía meses, y sin su bigote característico.

"¡Giles!" Gritó Milton, muy impaciente mientras llamaba a la puerta de su hermano menor.

Este, el subdirector, al escuchar se despertó de su sueño y camino bostezando hacia la puerta debido a que todavía no era su hora de despertar. Perezoso aún de despertarse, abrió tranquilamente sin pensar que un alumno requeriría su ayuda a una hora tan temprana de la mañana.

"Buenos días, ¿En qué puedo ayudarte, querido estudiante?" Preguntó intentando no bostezar delante de él.

"¿Qué estudiante? ¡Soy yo Milton! Cámbiate rápido y llama a Baba Yaga, os necesito en mi despacho antes de las siete y media que venga la señora TrollWorth" Le ordenó muy nervioso antes de marcharse.

Giles se perdió, no creyendo que un adolescente le estuviera mandando qué tenía que hacer. Uno que sonaba mucho como su hermano y, además, era igual que Milton con diecisiete años, parecía él. Pero eso era imposible, se repitió mentalmente mientras se frotaba los ojos, intentando espabilarse e ignorar la visión que consideraba que habría creado sus ganas de seguir durmiendo.

"¡Deja de frotarte los ojos y muévete! ¡Rápido qué es urgente!" Gritó cuando giró y le vio contemplativo en el mismo sitio.

Entonces Giles seguía aún más confundido, pero supo que quién se lo ordenaba era ciertamente su hermano, aunque con un tono de voz juvenil. Por lo que cerró la puerta de su habitación para cambiarse el pijama y posteriormente fue a buscar a Baba Yaga antes de ir al despacho del director. La bruja mayor le preguntó para qué tenían que ir, aunque él no supo que contestar a su pregunta, pues aún no estaba seguro de su hipótesis de que Milton se hubiera convertido en adolescente de nuevo. Ahora lo verían ambos qué había pasado para ser llamados con urgencia a una hora temprana de entre semana, cuando dentro de dos horas tenían que ir a dar clase.

"Milton, ¿no podías esperar a después de clases?" Preguntó Baba Yaga entrando molesta, por ni siquiera haber desayunado, al llegar al despacho. Antes de ver que únicamente se encontraba ahí un chico castaño desconocido.

"Esto no puede esperar a después de clases" Milton habló, señalándose así mismo, corroborando la teoría de su hermano menor.

Ante la sorpresiva noticia, Baba Yaga abrió mucho los ojos y su boca se abrió ligeramente pronunciando un ¡oh! Mientras Giles le observaba concentrado, analizando cada nuevo y a la vez anterior aspecto de él. Queriendo asegurarse de que era Milton cien por cien seguro. Y sería mucho más fácil que solo fuera un impostor y hubieran secuestrado a su hermano por la noche, pero no era un farsante. Era él, estaba completamente seguro, esa mirada de autoridad y enfado solo podían ser de su hermano mayor. Aunque no recordaba haberle visto ya de adolescente poner ese ceño fruncido.

𝙳𝚒𝚎𝚌𝚒𝚜𝚒𝚎𝚝𝚎 𝚊ñ𝚘𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora