Capítulo 20

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Era un jueves a las nueve y media cuando el Primer Ministro de Lohr am Main salía de su residencia oficial hacia el Palacio White para su visita oficial de todas las semanas con la reina. Al abrir la puerta y salir hacia el coche oficial, vio las protestas y pancartas de los ciudadanos que cada día había enfrente, cada mañana sentía que había más personas ahí, cuestionando su liderazgo en el cargo. El Primer Ministro suspiró cuando entró al interior del coche y se quedó pensativo mientras se alejaba del tumulto de personas protestando contra él. Recordó las encuestas recientes, demostrando un clarísimo descenso en su popularidad y en el apoyo al partido conservador. El 29% de los votantes aprobaba su forma de desempeñar su labor, mientras el 60% lo desaprobaba. No habían gustado sus políticas neoliberales y hacía unos meses tenía que librar en el país la crisis mundial que había afectado a casi todos los reinos. Comenzaba a tener desacuerdos dentro del partido como la insatisfacción con su liderazgo y sus políticas, escuchaba más abiertamente el descontento entre los altos cargos. Sentía aproximarse su caída y le asustaba tanto aquello, le gustaba demasiado el poder y autoridad que tenía en la actualidad.

Tenía que hacer pequeños cambios, distraer la atención de los ciudadanos en el Gobierno a otro lado y escuchando, cuando sabía que tenía que hacerlo, a los miembros de su gabinete, descubrió que le ayudaría a calmar la ira de los ciudadanos: la amada princesa de Lohr am Main. Era el miembro más popular desde luego de la monarquía actual, todos amaban e idolatraban a aquella princesita rubia que apenas la egocéntrica de la reina dejaba que se la viera mucho en los actos públicos. Eso estaba siendo un grave error. No podía con casi dieciocho años que iba a jurar la bandera el mes próximo de mayo, apenas tener un papel secundario en los actos oficiales de la Casa White cuando ella iba a ser la futura reina. No iba a ser más así, ella brillaba muchísimo más que la actual y mayor reina e interesaba más, su belleza juvenil e inocente y su preciosa historia de cuento de hadas con su príncipe. Una pareja real que podría hechizar a los ciudadanos y con una boda real pronto sería maravilloso. Definitivamente, tenía que sacarla de la sombra a la luz y ella salvaría bastante la popularidad de este gobierno o al menos haría que no estuvieran tan pendientes de él. Sonrió tranquilo, con la princesa Apple White, su cargo estaría a salvo. Sin embargo, a la reina Blancanieves sabía que no le gustaría que su hija le robara protagonismo ni mucho menos conocer que este año su amado baile real tendría muchísimo menos presupuesto.

Porque faltaban escasas dos semanas para uno de los eventos más elegantes e importantes de la Casa White, que celebraban desde el año 1952: El Baile de la Rosa Nevada. Un evento de caridad anual, organizado por la familia real White, una cita de gala en la que reunía a miembros de la realeza, figuras importantes, políticas y celebridades de todos lados para recaudar fondos para diversas causas benéficas. Una noche sinónimo de elegancia y solidaridad, cada año con un tema diferente que inspira la decoración, la moda y el entretenimiento de la velada. 

Era un acontecimiento muy importante para Blancanieves, que cuando en su reunión semanal se entrometió el Primer Ministro en su noche especial no entendió para nada, comenzando a tensarse y enfadarse mucho.

"Solo opinamos el Gobierno y yo, reducir un poco este año el presupuesto del baile. El mundo está pasando por una crisis económica mundial y hemos pedido reducir gastos a los ciudadanos, y su majestad debería dar ejemplo de ello. Mostrarles una velada decorada modesta y económica en las fotografías de esa noche, subirá la popularidad del gobierno actual y la familia real que con esta crisis está comenzando a descender" Esto era más que una sugerencia, si no la salvación de ambos, el partido conservador y la casa real ante las estadísticas y encuestas desfavorables.

"Este baile lo creó mi abuela materna, siendo desde su creación un símbolo de glamour en el calendario de este país. Es intolerable recortar gastos porque todos son necesarios para que mi noche sea perfecta, no es mi culpa que su gobierno comience a ser cuestionado y detestado con sus políticas nuevas" No iba a pagar ella por las incompetencias de otros.

𝙳𝚒𝚎𝚌𝚒𝚜𝚒𝚎𝚝𝚎 𝚊ñ𝚘𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora