Estaba de pie, orgulloso, mirando a Raven Queen en el atril con su pluma firmando el falso libro de Cuentos Legendarios delante de alumnos, padres y la televisión entera. Milton respiraba tranquilo mirando de reojo a Blancanieves que le decía con la mirada buen trabajo, había conseguido para la fiesta de Coronación que todo volviera al capítulo correcto. Nada de rebeliones ni de cambiar el papel que te había tocado, solo seguir tu destino familiar determinado. Volvía a ser el director aclamado por los padres y que había conseguido parar el cambio de mentalidad que estaban teniendo los rebels. Raven Queen acaba de firmar mientras la aplaudían y luego se giró hacia Milton para decirle que tenía razón con que debía firmar el libro. Era feliz, se sentía feliz hasta que la alumna rebel comenzó a desvanecerse, Blancanieves también, los padres y otros alumnos igual... Dexter Charming acababa de despertarle después de cinco minutos con el despertador sonando en su mesilla. Todo había sido un bonito sueño, se dijo a sí mismo Milton, al tiempo que recordaba uno de sus talentos siendo adolescente: dormir.
Ahora, después de estar en su maravilloso mundo de sus sueños, volvía a la realidad, una que no le gustaba ni debería ser la de él. Al final sí que le gustaba mucho más su vida de lo que en verdad creía, tenía estrés y ataques de ansiedad, pero solo era a veces. Le gustaba su taza de café por las mañanas en su habitación mientras estaba en la cama escuchando las noticias por la radio. Luego llegaba a su despacho, saludaba a su secretaria, estaba tranquilamente leyendo el papeleo del día y a veces mirando por su gran ventanal, tomaba el almuerzo, seguía con su burocracia y ya era la hora de comer. Tenía sus tiempos ya calculados para todo y ahora toda su rutina había cambiado para mal desde luego, ahora tenía que levantar, vestirse, correr a desayunar e ir a clase. Milton no podía creer que otra vez tuviera que estar haciendo esto.
"Hay que despertar Milo o te vas a quedar sin desayunar" Le aviso Dexter Charming mientras se vestía en su lado de la habitación y le dejaba libre el baño para él.
Milton dio un largo bostezo, se había acostado tarde sobre pensando que mañana, al igual que ayer por arte de magia, volvía a tener su edad natural. Ni siquiera le importaba mucho que el príncipe castaño descubriera que Milo de Oz en realidad era el director, solo quería de cualquier forma dejar de ser adolescente. Sin embargo, escuchar su falso nombre significaba que seguía teniendo la apariencia de un adolescente de diecisiete años. Aún no quería asumir que hasta un tiempo indefinido iba a seguir siendo un joven estudiante, pero de nuevo, como ayer, en el espejo del lavabo se reflejaba un joven chico. Dio un largo suspiro mirándose decepcionado su aspecto, no quería este segundo día de instituto después de veinticinco años.
"¿Oye quieres qué bajemos juntos? Te puedo esperar si quieres" Le preguntó a través de la puerta.
Ayer después de la salida furiosa de Blancanieves, antes de marcharse para la hora de la cena, Giles le dijo que lo que durara su situación aprovechara para conocer más profundamente a los alumnos, como amigos y no relación director-estudiante. Sin embargo, él no había decidido voluntariamente volver a las clases de secundaria y menos hacer amigos nuevos de diecisiete años.
"Gracias, pero no hace falta" Contestó al segundo.
"Okey, nos veremos entonces abajo en la cafetería. Ten un buen día Milo" Se despidió el príncipe castaño antes de marcharse de la habitación.
Después de llegar a la cafetería y ponerse a la cola del desayuno, cuando terminaron de servirle y salió de la cola del mostrador, notó la mirada de Giles sobre él, sabía que esperando a que le hiciera caso y no se quedara solo comiendo y cenando como ayer hizo. Y que le hubiera escuchado que alumnos rebels o royals da igual, son todos iguales. Milton suspiró, opinando por qué su hermano se tenía que meter en lo que hacía y en lo que no, y queriendo contentar a Giles, observó las posibles mesas en las que podría sentarse que estaban a su alrededor: había cinco alumnos en una mesa jugando a dragones y mazmorras, en otra deportistas que no pegaba ahí, en la de atrás de ellos unos que ni conocía, la mesa de Madeline Hatter que le invitaron ayer... y por último la de Daring Charming. Milton se estaba replanteando aceptar aquella invitación pasada, sin embargo, al segundo se le borró la idea de la cabeza, él no se sentaba con rebels. Estaba a punto de sentarse solo de nuevo cuando su nuevo compañero de habitación apareció a su lado.
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𝙳𝚒𝚎𝚌𝚒𝚜𝚒𝚎𝚝𝚎 𝚊ñ𝚘𝚜
RomanceDesde el Día del Legado, Milton está cada vez más cerca de dejar de ser el director debido al enfado del Consejo Escolar. Está presionado, angustiado... y paga su frustración con los rebels. Quienes no le gustan. Por lo que castiga a una alumna y es...