𝙳𝚒𝚎𝚌𝚒𝚜𝚒𝚎𝚝𝚎 𝚊ñ𝚘𝚜

Capítulo 19

Al instante en que terminó de contar las evidentes pruebas incriminatorias, Milton se percató de lo fuerte que agarraba su vaso de brandy Giles. Parecía que lo podría romper con la mano de la fuerza con que lo apretaba. La sonrisa y toda diversión anterior había desaparecido por un rostro serio con el ceño fruncido, los músculos de los ojos en tensión junto a su mirada afilada y fija en Baba Yaga, después de escuchar lo que acababa de decirles. No era normal ver a su hermano menor enfadado, a veces llegaba a tener una leve irritación con los desacuerdos que tenían entre ambos, pero no alcanzaba nunca a una furia e ira intensa como tenía ahora mismo.

"¡¿Cómo?! Esto ya sí que no. Le hemos perdonado y pasado por alto muchas cosas al enano este durante estos años como que no deje repetir exámenes o haga hilar la paja en oro para subir nota, no sé por qué lo hemos permitido, pero esto es lo último que va a hacer en EAH" Dictaminó levantándose de la butaca y saliendo hacia la habitación de Rumpelstiltskin, habían estado omitiendo sus raras acciones y decisiones a veces como profesor y tenía el atrevimiento de echarle una poción cambia rasgos, mal hecha, al director. Inmediatamente, iba a despedirle como profesor y denunciar a las autoridades por tener ese polvo ilegal y atentar contra la vida de su hermano.

Milton tuvo que comenzar a andar más rápido para alcanzar a un Giles enojadísimo y a Baba Yaga que ella podía flotar en su mortero y por eso podía ir al lado del director suplente que andaba a 100k/h parecía. Y cuando llegaron a la habitación no paro de dar portazos, uno tras otro sin descanso, hasta que finalmente se escucharon más de cerca las quejas del duende, molesto por la intromisión un domingo por la tarde, mientras desbloqueaba el cerrojo que tenía la puerta.

"¿Quién llama a estas horas?" Pronunciaba irritado al instante de abrir.

"Estás despedido inmediatamente, ni recojas tus pertenencias, te las enviaremos" Le informó Giles a lo que Rumpelstiltskin pasó de estar irritado y molesto porque llamarán a su puerta a completamente perdido ante esa orden que no entendía.

"¿Qué? Llevo más de 40 años aquí dando clase y viviendo, no puede despedirme así porque sí, de repente. EAH es mi hogar, no puede hacerme esto. Baba Yaga, llevo los mismos años que tú enseñando en EAH, entramos en el mismo año, ¿recuerdas?" Ante la mirada fría y sin inmutarse del director en funciones, buscó ayuda en la bruja mayor.

"Director, creo que despedirle es precipitarse, es de los profesores más antiguos. Hay que escucharle primero sus argumentos antes de precipitarnos a hacer algo incorrecto" Le susurró, intentando intervenir en aquella decisión tan rápida que había tomado sin decirle a nadie.

"Incorrecto es todo lo que ha estado haciendo él estos años y que hemos ignorado amablemente. Pero ya no se puede tolerar en el profesorado, personas como él, capaces de comprar y traer a la escuela ilegalidades y atentar contra la vida de otras personas. Quien dice que no ha echado otra poción a un estudiante también, no voy a permitir que siga trabajando aquí, tiene que estar despedido"

"¿Atentar contra la vida de otros? ¿Y estudiantes? ¡Eso jamás lo haría!" Gritó ofendido incrédulo a sus palabras y acusaciones mientras sus ojos comenzaban a convertirse en cristalinos ante la idea de tener que dejar su hogar.

Con el retroceso de edad, Milton había estado asistiendo a las clases de ciencia y hechicería de Rumpelstiltskin y aunque tenía algunas cosas inusuales en sus criterios de calificación, era un buen profesor. Explicaba clara cada lección, sabía imponer su autoridad a los alumnos cuando hacía falta y la media de notas era de notables. No le creía capaz de echar una poción a un estudiante después de cuarenta años enseñando ni a él tampoco. Debía tener sus motivos para comprar la Fiebre de Zorro, que aún no sabían ni le habían dejado explicarles. "Nadie va a ser despedido Giles, eres solamente el director en funciones y no tienes ese poder para destituirle y echarle del lugar. Eso solo puedo hacerlo yo"