Dieciséis palabras.
Seguía abrazando a Elías como si mi vida dependiera de ello, y se podría decir que justo en este momento lo hacía, justo ahora él era el único que me podría mantener aquí.
Cerré mis ojos permitiéndome sentir su olor, ese olor que extrañaría con todas mis fuerzas si dejaba de percibir en algún momento.
El tomó mi rostro entre sus manos y me examinó con su mirada, supongo que se siente igual que yo, supongo que también siente la necesidad de ver que me encuentro bien.
—Estaremos bien.— Le aseguro.
—No es eso, es que... quiero pedirte algo.
El parecía avergonzado y eso me hizo soltar una sonrisa gigante, y cuando su mano acarició mis mejillas sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, sentí como mi pulso se aceleraba, y a diferencia de las anteriores veces en las que esto me ocurrió hoy, esta vez se sentía agradable. Era como si con el, todo estuviera bien.
—Quiero vivir una vida junto a ti, quiero que seamos tu y yo por la eternidad.— Y con solo dieciséis palabras logro hacer que todo mi cuerpo se estremeciera, logro hacer que mi corazón latiera tan desenfrenadamente, logro hacer que mi estomago se removiera. — Quiero que estes conmigo por el resto de mi vida, y quiero estar contigo por el resto de tu vida.
Sonreí ante sus palabras y lo abracé con fuerza, estaba muy nerviosa porque no sabía que era lo que él quería decirme, pero sabía que sea lo que sea cambiaría mi vida por completo.
—¿Si te pido que te cases conmigo, lo harías?
—¿Me estás pidiendo matrimonio, Elías?— Pregunté en un chillido.
—Si...— Dijo nervioso.
—¿No te parece que estamos muy jóvenes?— pregunté un poco insegura, y no porque dudara de él, porque yo realmente quería aceptar, pero quería escuchar lo que él tenía por decir.
—Creo que hoy nos quedó más que claro que nunca se es demasiado joven para experimentar muchas cosas, entre ellas la muerte. Yo no podría soportar perderte una vez más, no podría vivir en en mundo en el que tú no existas, así que no creo que se pueda ser joven para tomar una decisión que sabemos que es correcta.
—¿Y cómo sabes que es correcta?— Pregunté.
El tomó mi mano y la posó en su pecho, y su corazón latía tan deprisa como el mío.
—Porque lo siento justo aquí, y sé que tú sientes exactamente lo mismo. Ambos queremos esto, Stella.
asentí en acuerdo con sus palabras y lo besé.
—Si quiero, quiero casarme contigo.— Dije en cuanto nuestros labios se separaron.— Pero primero debemos arreglar todo esto.
Él sonrió y asintió fervientemente como si de un niño pequeño se tratara.
—Lo que usted diga, princesa.
—Nunca me habías llamado princesa.— Digo sonrojada.
—Suelo llamarte por apodos mejores, pero sabiendo que descubriste que realmente eres una princesa sentí la necesidad de fastidiarte con ello, Su majestad.
Solté una carcajada ante sus palabras y le metí un manotazo en el abdomen, causando que él soltara un alarido de dolor que me hizo sentir culpable.
—Lo siento, lo siento, lo siento.— repetía mientras le acariciaba la barriga.
De pronto él soltó una carcajada estridente y comenzó a hacerme cosquillas.
—¡Para!— Grité entre risas, y lo amé muchísimo más en cuento me soltó sin tener que repetírselo dos veces. Sabía que él era la persona correcta porque me amaba, me cuidaba, y respetaba.
Nadie merece menos que eso, nadie merece recibir alguna especie de abuso, y saber que aunque fuera en un juego al momento en el que yo dijera que no él lo respetaría. Eso me hizo sentir bien, me hizo sentir que estaba en el lugar correcto.
Lo miré a los ojos y volví a besarlo.
—Te amo.— Susurré contra sus labios.— Gracias por cuidarme.— Le dije.
Él me abrazó con fuerza y luego rompió en llanto.
Era la primera vez en toda mi vida en la que veía a alguien llorar con esa intensidad, era la primera vez en la que alguien se rompía justo frente a mis ojos, era la primera vez en la que tenía que ayudar a alguien a juntar cada trozo de sí mismo que se había quebrado con su llanto.
Acaricie su espalda mientras lo dejaba desahogarse, mientras dejaba que soltara todo lo que lo hacía sentir mal.
—Estaba muy asustado.— me dijo luego de que se calmara.— Me duele saber que ya no veré más a mamá, pero me dolió el doble el ver que ya no solo no la vería a ella sino que tú también habías muerto.— Susurra con miedo.— No puedo perderte, Stella. Tú y los chicos son lo único que tengo.
—Realmente somos lo único que tenemos justo ahora.— Le aseguré.— Se que descubrí que tengo padres y un hermano, pero antes de hoy yo no sabía de ellos, y me costará adaptarme a esta nueva situación. Así que sí, solo nos tenemos a nosotros.
Él me abrazó con fuerzas mientras luchaba por calmarse.
—Drena todo lo que te hace daño.— Le susurré.— Llorar no está mal cuando sentimos que nos estamos rompiendo por dentro, deja que tus lágrimas te ayuden a sanar.
Él iba a responderme pero la puerta de la habitación se abrió y seguido de eso, vi como los chicos se acercaban a nosotros y nos abrazaban con todas sus fuerzas.
En ese momento todos estábamos llorando, todos estábamos sufriendo las consecuencias del egoísmo, y todos queríamos recomponernos para intentar solucionarlo todo, pero no solucionaríamos nada mientras siguiéramos estando así de destrozados.
Set, Tyler, Elías, Logan, Lyam, Aria, Melody, Samuel y yo estábamos sobre mi cama llorando como niños asustados cuando ven un monstruo en su armario, solo que ya ninguno era un niño y el monstruo en el armario se había materializado en una humanidad carente de amor, en una humanidad lista para destruir a todo lo que no consideraran iguales.
Era triste ver cómo no nos aceptaban por ser diferentes, pero más triste era ver que su egoísmo llegaba a la magnitud de matar y dañar a todo lo que no se atrevían a aceptar.
Yo no quería vivir en un mundo así, nosotros no queríamos vivir en un mundo así, y por ello lucharíamos hasta que en el mundo pudieran aceptar que nuestras diferencias son las que nos hacen únicos, y que no tiene nada de malo ser diferentes.
![](https://img.wattpad.com/cover/336132068-288-k884517.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La máscara del esqueleto.
FantasiEstaba en el baile, al igual que todos en el pueblo. Pero alguien había que no conocía. Una máscara de porcelana y diamantes cubre su rostro. ¿Quién será aquella chica? ¿Alguien la conoce? Solo se sabe que con vestimenta elegante y hermoso andar...