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Estoy seguro que tiene sus razones, maestro Jungkook... —Dijo el joven peligrosa caminando tranquilamente al lado del pequeño o pelinegro a través de las calles del pueblo—. Pero este es un caso bastante extraño. ¿Qué ve en... El príncipe?

Dejaré que... Mis instintos me guíen, en lugar de la razón —Contestó el pequeño pelinegro—. Y... Él es la única opción.

[•••]

En la plaza central del pueblo del ducado se encontraba el joven príncipe Taehyung, sorprendido de oír de la boca de uno de sus cuidadores que el motivo por el cual se encontraba allí había sido quemado.

¡¿Incendiado?! ¿P- Pero, cómo...? —Preguntó Taehyung.

Ruego me perdone, su alteza. Debí vigilar más de cerca a ese pequeño bribón —Explicó el guardia apenado, haciendo una reverencia—. No tengo excusa. Soy culpable. Perdóneme, señor.

El joven príncipe observo con una mueca pensativa al guardia por unos segundos que para el hombre pareció una eternidad.
El guardia, el cual tenía la vista clavada en el suelo y seguía en reverencia a la espera del veredicto del joven, se sorprendió grandemente ante las palabras que salieron de la boca del rubio.

Esta bien —Respondió Taehyung, haciendo que el guardia se levantara y lo mirara con los ojos demasiado abiertos de la sorpresa—. He leído ese guion miles de veces. ¡Esta todo en mi cabeza!

Pero... —Dijo el guardia todavía anonadado por el comportamiento tan humilde para alguien de la realeza.

Y... ¡No puedo dejar que el duque me vea con el espíritu decaído! —Taehyung le regalo al hombre una de sus brillantes y genuinas sonrisas, tranquilizando lo al instante.

[•••]

Los aldeanos fueron guiados hasta el centro de la plaza por loa sirvientes de Jin, donde había una gran plataforma como escenario, dispuesta para el discurso de todas las semanas.
Una vez la multitud estuvo ubicada frente al escenario, el joven rubio subió a este para ubicarse en el medio, dándole la cara a los aldeanos.

Los murmullos comenzaron entre la gente como un zumbido de una colmena, al ver que el responsable del discurso de ese día no era nada más ni nada menos que un príncipe, un descendiente directo del sangriento y cruel rey que había llevado casi a la ruina al ducado.
El desagrado creció y se mostró en los rostros de los habitantes del ducado que, al mismo tiempo estaban asombrados por la valentía del muchacho rubio al mostrar su cara en un lugar donde no es ningún secreto que la familia real es aborrecida.

Taehyung al observar al público, comenzó a inquietarse, jugando nerviosamente con el borde de su banda. Aclaró su garganta y junto sus manos detrás de su espalda.

Antes de comenzar... Se que a todos ustedes les desagrada la familia real, incluido yo —Comenzó a hablar el príncipe con un tono de voz alto y firme, observando directamente las expresiones de los aldeanos y tratando de conectarse con ellos—. Incluso pueden pensar que... Mi presencia aquí como orador sustituto amenaza la posición del hijo del duque.

En joven príncipe hizo una pausa, inhalando y exhalando suavemente, tratando de calmar su pulso y ocultar su nerviosismo.
Recordó entonces las palabras de Jungkook ha cerca que hablar a los corazones de los aldeanos.
Motivado por aquellas palabras, comenzó a hablar de nuevo.

Pero antes de emitir un juicio, escuchen me. Mi nombre es Kim Taehyung... El cuarto príncipe. Buenas personas, ¿por qué el rey designa al príncipe como embajador de una aldea que desaprueba a la familia real? —Dijo Taehyung mirando a los ojos a cada uno de los aldeanos, imprimiendo en sus palabras empatía—. ¡Es porque no le importa un comino! ¡Podrían destrozar me y no le importaría! En cierto modo, no soy mucho mejor que cualquiera de ustedes. Si han escuchado... Mi nombre, probablemente han oído que vengo de las calles. ¡Saltémonos las formalidades y tengamos una conversación sincera!

The Golden KingdomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora