27

6 1 0
                                    


«— Eso es todo...—Dijo el pequeño Seokjin, atando una venda alrededor de la pierna del niño inconsciente en la cama luego de finalizar el tratamiento—. Estará bien hora. Mis padres tienen que venir a verlo —Se alejo de la cama para lavar sus manos.

— Uh, ¿no eres lo suficientemente grande como para seguir con esto? —Dijo el hombre que había traído al niño sin apartarla vista de él.

Aquel sujeto había escuchado un grito mientras revisaba sus cosechas, encontrando al pequeño inconsciente mientras entre sus maizales, reconoció la mordedura de una serpiente y no dudo en tomar al niño en brazos y llevarlo al hospital más cercano. Así era como había llegado hasta allá.

— ¡Hemos vuelto! —Sonó la voz del padre del pelirosa desde la entrada, ingresando rápidamente al hospital y apresurándose al niño inconsciente junto a la madre de Seokjin.

— Lo escuche todo. ¿Y el niño? —Pregunto de inmediato la madre del pelirosa. Una mujer que parecía ser la versión adulta de su hijo, pues eran exactamente iguales.

— Oh, ¡está bien! Este niño le dio los primeros auxilios—Explico el campesino animadamente a la mujer.

— ¿Primeros auxilios? —La doctora miro de reojo a su hijo por unos segundos, para luego mirar detalladamente al paciente—. ¿Hmm? Espera un segundo... Este chico... ¿No es el chico que vivía en el molino?

— Oh, creo que si —Dijo el padre del pelirosa una vez que llego junto a su esposa. Un hombre delgado de lentes, apariencia joven pero de cabellos cortos plateados y ojos azules, igual que su esposa y su hijo.

— Vaya, ¿qué está pasando aquí? ¿Han pasado tres años? ¡Todos estaban preocupados porque había desaparecido de repente! —Comento la mujer de cabellos rosas demasiados cortos para una dama de la época.

— Al ver el tipo de ropa que lleva ahora, parece que encontró un buen hogar. Tal vez vino a jugar un poco —El padre de Seokjin observo con cuidado la camisa fina que llevaba el niño, pues era lo único que llevaba puesto ya que sus pantalones y capa habían sido retirados para realizar la cura.

— Me alegro de que no se haya lastimado mucho —Dijo la mujer doctora.

— Además... El hizo un buen trabajo. Limpio bien la herida. Estará bien mañana si no lo tocamos ahora —El padre de Seokjin aprecio el trabajo realizado por su hijo en aquella situación de necesidad, sintiéndose irremediablemente orgulloso a pesar de todo.

Mientras tanto, Seokjin quien secaba sus manos con un pañuelo, sonrió orgulloso desde su lugar, con sus mejillas sonrojadas y su pecho inflándose orgulloso, pero aquello no duro mucho.

— Sin embargo... ¿Curaste a una persona sin tener licencia? Eso no se debe hacer, ¡estas castigado! —Sus padre oscurecieron su expresión miraron al pequeño pelirosa de forma amenazadora. Dictando su sentencia.

— ¡¿Ehh?! —Se quejo el pequeño Seokjin, sorprendido por el cambio de humor tan repentino de sus padres.

— Mientras tanto harás los mandados de tu madre —Agrego su padre, aguantando las ganas de reír al ver el rostro de su hizo deformado en un infantil disgusto.

— ¡¿Ehhh?! —Seokjin abrió sus ojos como platos, al igual que su boca.

— No me mires así. Vamos, ve al jardín... ¡Y agarra la raíz para el antídoto contra serpiente! —Comento su madre, conmovida y orgullosa de su hijo, aunque quisiera ocultarlo apartando la mirada.

The Golden KingdomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora