De las Sombras Surgen
Misterios Más ProfundosLAS SOMBRAS AVANZABAN lentamente, sin hacer ruido, rodeando a los niños y acercándose a
ellos más y más con cada vuelta que daban.Los niños se apiñaron todo lo que pudieron. Al principio habían gritado, pero eso solo había atraído más a las sombras, así que habían vuelto a guardar silencio. Se miraron entre sí con el
rostro tenso por el miedo bajo la tenue luz del farolillo. ¿Cómo podrían defenderse de aquellas cosas innaturales? ¿Qué habría hecho Ombric en su lugar?El mayor de los niños, William el Alto, el primer hijo de William el Viejo, abrió por completo la rejilla del farolillo y lo levantó lo más alto que pudo. Pero las sombras arácnidas se alargaron, acercándose al grupo de niños de forma todavía más amenazadora.
—Creí que serviría de algo —dijo, confuso, intentando parecer valiente. Entonces cerró la rejilla del farolillo.
—Quizá deberíamos echar a correr —propuso otro niño.
—¡No! —exclamó Katherine—. Tenemos que seguir juntos. ¡Mirad! ¡Algo se acerca!
Señaló unas minúsculas luces que estaban empezando a salpicar el bosque a su alrededor. ¡Luciérnagas! Había demasiadas para contarlas; avanzaron como un enjambre que atacó a las sombras como flechas luminosas lanzadas por un arco invisible. Poco después, las aves, los renos y casi todas las criaturas del bosque se unieron a ellas. Entonces los árboles empezaron a balancear sus ramas, y las viñas se agitaron como látigos. Pero ¿cómo se combate una sombra?
Las tinieblas se fragmentaron. Pero como eran sombras, volvían a unirse, adquiriendo formas diferentes. Partieron y aplastaron las viñas y rechazaron a los protectores del bosque como si fueran hojas al viento. Impertérrito, el ejército del bosque luchó desesperadamente, alzándose una y otra vez para proteger a los niños. Sin embargo, las sombras sortearon a sus atacantes y se deslizaron hasta envolver a los niños en un manto de oscuridad. Los niños de mayor edad se antepusieron enseguida a los más pequeños en un último esfuerzo por protegerlos. ¿Y dónde estaría el oso? Seguro que nos ayudará, pensaron mientras la oscuridad entintada inundaba el bosque.
Entonces surgió de la noche algo veloz y brillante, algo que se movía tan rápido, que casi no se podía ver. Brillaba más que el fuego, y las sombras se encogieron. Luego se oyó una risa clara y maliciosa.
Durante un instante preciso, los niños distinguieron a un niño espectral que sostenía un bastón cuyo extremo brillaba como la luz de la luna. El niño parecía refulgir como gotas de luz. Permaneció con calma en mitad de aquel caos, mientras de su risa surgían bocanadas de niebla que se quedaban flotando en el aire. Y en ese momento, su figura se volvió borrosa, transformándose en cientos de rayos de luz refractante que se unieron en torno a los niños como un cono protector, apartando de ellos el manto de sombras. Después burbujeó en todas direcciones, alejando a todas las sombrías criaturas que había a la vista.
Cuando desaparecieron las sombras, también desapareció el niño espectral, dejando atrás solo una brisa de carcajadas brumosas que se quedó flotando sobre el bosque como un eco.
Los niños se incorporaron lentamente. Las criaturas del bosque se enderezaron. Mientras los niños y las niñas miraban a su alrededor con incredulidad y sorpresa, vieron a sus padres y Ombric acercándose desde el límite del bosque. Por una vez, en aquel pueblo donde la sorpresa estaba a la orden del día, nadie sabía bien qué decir sobre lo que acababan de presenciar.
Incluso Ombric se había quedado sin habla durante unos momentos. Pero el mago ya sabía a qué tendrían que enfrentarse.—Dados los acontecimientos, opino que el lugar más seguro donde pueden dormir los niños esta noche es la Gran Raíz —dijo al fin—. Un antiguo mal se ha despertado... y debo contaros más cosas sobre ello. Venid.
Y antes de que nadie pudiera mostrarse de acuerdo o en desacuerdo, el mago ya había abierto su capa de golpe y los había transportado al árbol.
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Nicolás San Norte y la batalla contra el Rey de las Pesadillas
FantasyAntes de ser Papá Noel, San Nicolás fue Norte, Nicolás San Norte, rufián, temerario espadachín y célebre forajido. Famoso por su destreza en el manejo de toda clase de armas, se dedicaba a buscar y obtener tesoros y riquezas a cualquier precio. No p...