Delusione (3)

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En su mente existía la dualidad del ángel y el demonio, cada uno exigiendo sus más candentes y pecadores deseos aunque técnicamente la figura del ángel debería ser la precavida y la que controlase sus impulsos, fueran carnales o incorrectos para su entorno o para sí mismo.

Al recoger los platos, tuvo la mala fortuna de caerse parte de la cubertería cerca suyo, lo cual provocó un sobresalto, pero más todavía ante las precipitadas y atropelladas disculpas del chico, claramente le perdonaría inclino que le derramase accidentalmente aceite, agua o café ardiendo sobre él, aunque no se consideraba masoquista, en realidad. Mientras recogía los cubiertos le dejó caer un papel que se escondía entre sus dedos, siendo un gesto disimulado, ni su madre, ni sus parientes parecieron darse cuenta de eso; menos Romeo, que parecía ser omnipotente porque siempre se daba cuenta de incluso el más estúpido detalle, pero ya directamente no contaba a Romeo en aquel conteo de familiares. Ojeó cuidadosamente el papel:

"Non guardarmi tanto, mi fai innervosire *occhiolino* Mi chiamo Nicola, fascino."

("No me mires tanto, me pones nervioso *guiño* Me llamo Nicola, encanto.")

Casi parecía que le había leído el pensamiento, y un rubor se instaló profundamente en sus mejillas. Romeo estaba mirando el teléfono con una profunda concentración y elevó la mirada al escuchar un jadeo y un carraspeo nervioso. Entrecerró los ojos.

- Cam... Me decepcionas...

Este se sobresaltó en el asiento una vez más, miró a su primo con los ojos muy abiertos. Tragó saliva lentamente.

- ¿Qué?- su voz se ahogó en un lamento y un hilo de voz parcialmente tembloroso y nervioso.

- Me decepcionas.- rodó los ojos volviendo la vista al teléfono, deslizando lentamente el dedo por la pantalla, leyendo lo que sea que le interesase, o tal vez simplemente insultando mentalmente a la gente de Twitter.- ¿Y bien? ¿Cómo se llama el idiota?- preguntó con desinterés, solo levantando la vista de su teléfono durante unos segundos, tiempo suficiente en el que vio cómo se acercaban con el segundo plato de menú, lo cual le hizo girar el teléfono sobre la mesa para que la pantalla estuviera boca abajo.

- Nicola.- respondió con un hilo de voz cuando los dos camareros se retiraron después de dejar tres o cuatro platos de todos los que tenían que dejar.

Romeo dejó escapar un sonido irónico.

- Al menos es nacional...- rodó los ojos.- Lo más seguro es el idiota se pase todo el día en la playa, por eso está así de moreno.

- No deberías insultarle...- pidió amablemente.

- No tienes que decirme qué hacer.

- Te lo estoy pidiendo.- murmuró haciendo una mueca con el labio.

Romeo rodó los ojos, restándole importancia y miró al resto de la mesa entrelazando los dedos de sus manos, esperando a que le sirvieran su plato, de hecho, su padre, la madre de Camil y él eran los únicos que aún no tenían plato. Torció la boca con desagrado hacia un lado cuando vio que todos estaban tranquilamente comiendo sin tener en cuenta los modales en la mesa de esperar a que todos los comensales tuvieran su plato para poder dar inicio a la comida. A veces Romeo detestaba a su familia. Se notó por la forma en la que apartó su mirada con desagrado y fastidio, chasqueando la lengua contra el paladar superior, emitiendo un gruñido y viendo en la distancia como se acercaban con los tres platos restantes.

- ¿Vas a hablar con él o no?- preguntó levantando tenuemente la pantalla del teléfono, Camil pudo ver la pantalla negra brillante con letras blancas en una tipografía elegante, tal vez "Times New Roman" o algo por el estilo.

- No. No es plan. Estamos en familia...- negó con la cabeza lentamente.- No voy a levantarme, irme al baño y aprovechar para cruzarme con él y ligar descaradamente.

- Oh, como quieras; Camil.- se sorprendió por el tono burlón con el que había dicho su nombre.

Giró la vista al ver que Romeo había mirado por encima de su hombro y sintió un micro paro cardíaco al ver al camarero caminando detrás de él, lentamente, y sonreír satisfecho ante la conexión de miradas que tuvo con su primo. Eso solo podía significar una cosa. Había dicho su nombre completo para que el camarero supiera como se llamaba... Miró con acusación a su primo, frunciendo el ceño.

- Eres un hijo d. . .- se mordió la punta de la lengua.

- De nada...- sonrió con maldad reflejada en su expresión.

En aquellos momentos le gustaría llamarlo "sádico desconsiderado", pero no tenía el tanto valor para hacer eso delante de sus padres.

Muchas veces no comprendía su las acciones de su primo iban ligadas a un intento descontrolado (pero metódico y milimétrico) para fastidiar a todos a su alrededor para su mero entretenimiento, o si realmente tenía buenas intenciones y realmente quería ayudar a la gente que se encontraba a su alrededor. Lo cual sería ciertamente desconcertante cuando se le conocía recientemente, porque Romeo no tenía más que pinta de ser el típico primo toca-pelotas que siempre está irritado, insultando e ignorando a todos.

- Te odio.- reprochó con un puchero en sus labios, sintiéndose parcialmente traicionado, la otra mitad estaba complacida por la ayuda, pero el enojo se negaba a aceptarlo.

- El sentimiento a veces es mutuo, sobre todo con este pelmazo de aquí...- señaló a su hermano menor, quien ni siquiera estaba atendiendo a la conversación, por ello no se vio afectado.

Al terminar de comer, hubo un breve periodo de tertulia, momento en el que Camil ya no sabía ni cómo ponerse en el asiento, pues tenía ganas de ir al servicio, pero únicamente por los factores de tener al camarero ojeando y calentando su nuca con la mirada, y a su primo mirándolo y sonriendo como un sádico que sabía todo lo que estaba pasando, no hacía más que desear que terminase la conversación, mientras cruzaba las piernas una por encima de la otra y apretando las piernas, cruzándolas, tanto como le resultaba posible.

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"Decepción"

Romeo estaba leyendo en el teléfono, en efecto, lo que no se especifica es lo qué lee... De hecho se dejó a libre interpretación para que cualquiera pudiera pensar que estaba leyendo cualquier tipo de novela, revista, periódico, etc.

Pero claramente yo tenía una idea mental sobre el tipo de lectura que estaba leyendo... Para empezar, y teniendo en cuenta el carácter y personalidad de Romeo, resulta evidente que no estaría leyendo una historia romántica o sexual... De hecho, estaba leyendo una historia de suspense, o al menos esa es la idea que yo tenía en la cabeza a la hora de escribir ese fragmento.

Y no se molesten con Romeo porque considere a Camil una decepción... Como pueden intuir, todo el mundo es una decepción para Romeo... Hay que quererlo así...

Aquí las opiniones ---------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

[1158 Palabras]

50.- Just sex (+18) (Gay / Homosexual)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora