Bagno (4)

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Al terminar de comer, hubo un breve periodo de tertúlia, momento en el que Camil ya no sabía ni cómo ponerse en el asiento, pues tenía ganas de ir al servicio, pero únicamente por los factores de tener al camarero ojeando y calentando su nuca con la mirada, y a su primo mirándolo y sonriendo como un sádico que sabía todo lo que estaba pasando, no hacía más que desear que terminase la conversación, mientras cruzaba las piernas una por encima de la otra y apretando las piernas, cruzándolas, tanto como le resultaba posible. Al final, la necesidad lo acabó ganando cuando hizo el pedido del postre y los cafés para su padre, la madre de sus primos y para Romeo. La ironía con la que una sonrisa apareció en el rostro de Romeo le hizo fruncir el ceño, pero su expresión se relajó al levantarse. Inconscientemente el nerviosismo se instaló en él cuando empujó la puerta corredera para acceder al módulo de los baños. Sintió alivio por que no hubiera nadie y pudo acceder con tranquilidad al baño femenino, maldiciendo internamente y rezando a todo lo que estuviera en aquella tierra o en la del cielo, que ninguna mujer del restaurante entrase o saliera del excusado mientras él estuviera allí.

El problema principal que tenía su cuerpo, su mente y su entorno; y, por ende, lo volvía una tentación que ya había experimentado desde que probó por primera vez los labios de una chica, era precisamente ser intersexual. Cuando nació fue indetectable, su cuerpo estaba bien desarrollado al menos en apariencia externa, lo calificaron como un varón, se crió como un varón y creció como un varón; hasta que la adolescencia y los cambios hormonales tuvieron que empezar a tocarle las pelotas y tuvieron que cambiar el "baño masculino" por "el baño femenino"; por algo muy simple... Y a la vez muy sexualizado y discriminatorio: Un varón con pechos no podía entrar en el baño masculino. Aunque estaba operado, había pasado por una operación para quitarse el pecho porque aquello no correspondía con él y no había hecho más que causarle una gran inseguridad interna; además de eso, tuvo otros cambios. No le crecía vello facial, ni físico; su cuerpo, su rostro, sus brazos, su pecho, todo, no tenía ni un solo pelo, solo en ciertas zonas de las que se sintió casi aliviado cuando empezó a salirle bello, porque ya estaba desesperado, tenía quince, casi dieciséis cuando empezó a madurar por esa parte, pero hasta ese momento, lo único que su cuerpo había hecho, había sido ver cómo sus pechos crecían, como su rostro seguía siendo un rostro de bebé, y no tenía vello físico, no como el resto de compañeros de clase, menos Yxo, que este parecía tenerle pánico al vello físico y estaba obsesionado con la idea de piel suave y limpia. Se depilaba con láser... Pero eso no era importante.

Simplemente entró en uno de los cubículos, apoyando sus manos en su plano pecho, sintiendo el acto de las cicatrices a través de la ropa, apoyó la cabeza en la puerta cerrada y suspiró pesadamente cerrando los ojos unos segundos, sintiendo una gran culpa interna y al mismo tiempo una impotencia abrumadora que tomaba control de él. Abrió los ojos y se frotó la cara, procediendo con lo que había ido a hacer, reprimiendo sus ojos cristalizados como si jamás hubiera estado a punto de romperse sin ningún motivo en el baño de un restaurante.

Cuando abrió la puerta al quitarle el seguro, se encontró de frente con el camarero. ¿¡El camarero!?

- ¿Qué haces aquí?- se preguntaron mutuamente y al mismo tiempo, uno con un tono confundido, el otro con un tono casi ahogado por la falta de aliento, pues verlo allí, apoyado con las lumbares y los brazos en la pica lo había dejado totalmente sin aire.

Su piel bronceada se iluminaba por la luz natural que entraba por la ventana que había a un lado, enrejada y con un cristal translúcido que permitía ver desde dentro, pero no desde fuera. Sus brazos, apoyados en la pica, estaban llenos de un bello amarronado reluciente, profundamente notorio. No se había fijado antes porque antes no tenía las mangas subidas hasta los codos. Su cabello marrón, con ondulaciones naturales y largo por debajo del cuello, pero no más allá de los hombros, se ataba en un moño que dejaba algunos mechones sueltos que no molestasen y que hicieran que su rostro se viera colorido. Sus ojos eran marrones. El uniforme también era marrón... Pero con tonalidades color crema y algunos detalles blancos. Fijándose adecuadamente, sus ojos estaban maquillados, al menos con una línea negra, eyeliner.

- Soy una mujer.- respondió encogiéndose de hombros.

A Camil se le cayeron todos los esquemas al suelo, casi sintió el sonido del cristal (su mente) rompiéndose por completo en ese momento.

Abrió la boca para contestar, pero no salió ningún sonido. Sus ojos azules bajaron inconscientemente a los brazos y al pecho de la persona contraria. Su pecho no estaba marcado, de hecho, si tan solo hubiera una arruga en su pecho, era únicamente las arrugas del uniforme. Nuevamente perdió la vista en sus brazos llenos de vello marrón profundamente marcado.

- Pusiste "nervioso" en el papel que me diste.- acudió a los recuerdos de su nublada y confusa mente.

La persona contraria movió las cejas, moviendo los labios para hacer labios de pez, pensándose la respuesta. Camil bajó los hombros, entrecerrando los ojos al ver que se estaba pensando una respuesta, por tanto, lo que le había dicho fue una mentira. Además, era perfectamente visible que no era una mujer, no solo físicamente, sino por su tono de voz grave.

- También soy hombre.- se encogió de hombros restando importancia.

- ¿Qué quieres decir con eso?- entrecerró los ojos.

- Eso mismo debería preguntarte, porque físicamente tú deberías estar ahí...- señaló por encima de su hombro, aunque parecía señalar el espejo, en realidad se refería al cuarto de baño masculino.- ¿Qué haces aquí?

- Tengo que irme...- recurrió a la evasiva más famosa y sencilla del mundo.

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"Baño"

Esta escena, desde mi punto de vista, es un poco reveladora y al mismo tiempo incómoda. La forma en la que Nicola se expresa y la forma en la que se presenta es claramente ambigua, de hecho, esa ambigüedad permanecerá hasta que Camil exija explicaciones...

Claramente en los primeros momentos Nicola parece un poco perturbador y acosador. No voy a decir que no, la verdad... Pero es parte de su encanto.

Aquí las opiniones ------------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

[1111 Palabras]

50.- Just sex (+18) (Gay / Homosexual)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora