Capítulo 4

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En general, las clases eran aburridas y entendía poco durante la lectura. Los números vagaban frente a mis ojos como entes bailando una danza antigua y lejana, las palabras de los profesores volaban a través de mi cerebro sin importancia alguna y haciéndome sentir el hombre más estúpido dentro de Contabilidad Gerencial II. Pero la presencia de mi guardaespaldas lo hacía todo un poco más llevadero. Especialmente porque no podía dejar de pensar en lo sucedido la última vez que discutimos.

El haber visto su rostro había logrado domarme por completo. No iba a negar que el chico era alguien atractivo, y hasta parecía mucho más joven de lo que realmente era. Pero era cierto que su belleza me estaba poniendo los pelos de punta de la peor de las formas. Jimin había impregnado en mi cerebro la idea de él y yo envuelto entre las sábanas, y ahora J solo había logrado que la imagen no se vaya más de ahí. Y eso tan solo con haber visto su rostro, por más que no lo recordará con exactitud.

El perfume del guardaespaldas había cambiado, como si se hubiera quedado sin y hubiera comprado otro totalmente distinto. Olía ciertamente femenino, pero a la vez muy dominante. Y tenerlo parado a mi lado mientras el profesor hablaba solo hacía que me desconcentrara más de mi objetivo final; entender qué era un pasivo y un activo –sí, ignoremos el hecho de que pasé dos materias contables sin saber qué son-.

Dibujé algo sin sentido en mi cuaderno, dejando escapar un suave suspiro. Estaba cansado. Había dormido demasiado mal durante la noche, y ahora tenía pocas fuerzas para hacer hasta lo más mínimo. Quedarse despierto estaba siendo una tortura, y no podía dejar de mirar la hora en mi celular con la esperanza de que el tiempo pasara más rápido.

—¿Necesita ayuda? — escuché la voz de J susurrarme cerca del oído.

Yo giré mi rostro para mirarlo, pero él no parecía estar burlándose de mí por mi poca concentración, más bien... todo lo contrario.

—No—negué con la cabeza, y volví a mirar al frente con la intención de hacer desaparecer esa sensación de disconformidad de mi pecho.

—No parece-

—Por favor, cállate—lo interrumpí, hablando un poco más alto y logrando que el profesor nos mirara a ambos por unos breves segundos.

Cuando se volvió a girar, J agarró la silla a mi lado y la movió hacia atrás, sentándose y pegándose a mí para hablar lo más cerca de mi oído posible. Agradecí internamente no ser capaz de sentir su respiración chocar con mi cuello, pero su perfume se intensifico, y con eso, mis nervios.

—¿Tienes dificultad con economía? — pude sentir su mirada sobre mi rostro, y yo cerré los ojos—, ¿O para concentrarte?

No respondí nada, especialmente cuando empezó a pasar su mano sobre mi columna vertebral. Mi respiración se agitó un poco, y empecé a creer que tal vez Jimin sí tenía razón.

—Solo necesito que me dejes solo.

J no dijo nada, pero tampoco detuvo su mano de bajar hasta el borde de mi pantalón. Acaricio suavemente sobre la tela de mi remera antes de levantarla con sutileza y acariciar mi piel. Yo suspiré, abriendo los ojos y girando mi rostro para ver a mi guardaespaldas. Podía sentirlo sonreír debajo de la máscara, lo que logró hacer que mi rostro se caliente en desagrado y furia. Y en un simple movimiento, corrí la silla hacia atrás, me levanté, y me fui.

El profesor me miró mientras caminaba con algo de velocidad hacia una de las salidas laterales en la parte trasera del aula. El guardaespaldas me siguió de inmediato.

Al salir, me encontré con June parado en posición de descanso.

—Busca mis cosas. Están sobre mi mesa.

El Guardaespaldas | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora