Despertar junto a Jungkook no fue la sorpresa más grata, pero sí fue aliviador. No por ser él, sino más bien porque despertar en los brazos de alguien más me trajo una paz que no sabía que podía tener. Su pecho contra mi espalda se sentía duro y cálido, y su brazo rodeando mi cintura era firme, pero a su vez, se aferraba a mí con una suavidad que no me sofocaba. Sentía su cabello rozar mi nuca, haciéndome cosquillas suaves, y su respiración chocar contra mi piel. Me sentía en una realidad paralela.
No me atreví a moverme, aunque sí puse mi mano sobre su brazo tatuado y acaricié la piel sin pensarlo demasiado. Miré hacia abajo por mera curiosidad, y ver cómo me abrazaba solo trajo un vacío a mi pecho que intenté ignorar. Dejé de acariciarlo de inmediato, pero sus músculos se tensaron cuando se movió y agarró mi mano para envolverla con la suya propia. Evité hacer ruido alguno cuando nos giró, dejándome casi sobre su pecho. Al levantar la vista, sus pequeños ojos me miraban somnoliento.
—¿Cómo te sientes?
Su voz ronca de la mañana presionó contra mi vientre bajo, y tuve que desviar la vista hacia otro lado para que no notara mis nervios. Probablemente estaba sensible debido a que acababa de despertarme.
—Bien... mejor que ayer.
Aunque mi voz era más profunda que la suya, algo más grave y ronca, él no parecía afectado por ella. Me pregunté por qué yo sí.
—Mhm—lo vi cerrar los ojos. Su mano se aferró a mi cintura, marcando una constante de círculos pequeños en mi piel. Yo apoyé la palma de mi mano sobre su pectoral limpio de tinta—. Me alegra.
Bajé la vista hacia su pecho. La piel estaba liza y suave, los pelitos estaban demasiado cortos como para ser visibles. La luz del sol se colaba por las cortinas y le daba un brillo excepcional a su rostro y pecho, dejándome ver en más profundidad sus músculos y aquellos pequeños detalles que bajo las sombras no se podían apreciar. Los tatuajes parecían más intensos también, como si los hubieran re-hecho durante la noche con el único propósito de que yo pueda verlos.
De pronto me sentí incómodo. Yo estaba sobre el pecho de mi guardaespaldas, de Jungkook, quien se supone que me odia. Pero henos aquí, abrazados entre mis sábanas.
Sus ojos bajaron hacia mi rostro, y temí que notara el sonrojo leve que estaba creciendo allí.
—Pensé que te ibas a ir durante la noche.
—Era la idea... pero estabas teniendo una pesadilla—no lo recordaba, aunque puede ser que sea eso el por qué me desperté con una pequeña presión en el pecho. No había sido una buena noche—. No podía- ehm... dejarte así nada más.
—Entiendo—tomé aire profundamente antes de suspirar—. ¿Ya te irás?
—Si eso es lo que quieres, sí—sus ojos miraron los míos, y su brazo me atrajo más hacia sí—. ¿Es lo que quiere?
¿Es lo que quería? Por un lado, sí. Quería que se alejara de mí porque esta no era mi idea de seducción y control. Tenía otra cosa en mente. Pero por otro lado... no solo me encontraba calentito entre sus brazos, sino que también me producía unas sensaciones que, por el momento, me hacían sentir más que seguro. No quería que alejara.
—No—desvié la vista, apoyando mi mejilla sobre su pecho—. Quédate un rato más.
—Está bien.
Lo cierto es que no sabía qué hacer o qué decir. No me sentía aliviado por haber caído ante la tentación de pedirle que se quede, pero tal vez podía usar esta situación a mi favor e intentar convencerlo, aún muy negado en tener relaciones sexuales con Jungkook con ese mismo propósito, para que me dejara ser parte de ellos. Solo necesitaba que me escuchara, aunque... ¿cómo lograría eso? Era la gran duda que rondaba por mi mente.
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El Guardaespaldas | kooktae
FanfictionUn país liderado bajo un gobierno corrupto se ve al borde del colapso cuando un grupo de rebeldes, conocidos como los Lazos Rojos, empiecen a causar revueltos por todas las ciudades y pueblos que estaban bajo el régimen de facto de Kwan. Debido a es...