El Guardaespaldas | kooktae

Capítulo 14

Yoongi y Jimin separaron después de unos minutos y ninguno de los dos miró en mi dirección cuando fueron a subirse a la camionetita de Min, y aunque intenté no darle mucha importancia, no pude evitar sentirme un poco desplazado. Me abracé a mí mismo cuando me di cuenta del frío que hacía en el exterior de la casa; mi cuerpo se había calentado debido a la adrenalina que escapar me generó.

Mientras que ellos se sentaron adelante, yo me fui a la parte trasera de la camioneta. Min Yoongi le había abierto la puerta a Jimin, tal vez intentando ganar puntos con mi mejor amigo, algo que sentí muy forzado pero que a Jimin pareció encantarle. La música no estaba muy alta, pero cuando la parejita se subió, Yoongi pasó el sonido de los parlantes delanteros hacia los traseros, impidiéndome oír bien la conversación que estaba sucediendo allí. No me importó. O, bueno... me obligué a que no lo hiciera. Después de todo, no tenía ganas de escuchar si decían cosas asquerosamente melosas.

Me acurruqué contra la puerta, mirando por la ventana en lo que el auto se ponía en marcha y empezaba a andar por las calles nocturnas de Seúl. Min encendió la calefacción, e inmediatamente el recorrido se hizo un poquito más tolerable, además de que los gustos musicales del conductor no estaban tan mal tampoco.

Los vidrios traseros se empañaron un poco, lo que me obligó a dirigir la vista hacia el frente. Jimin parecía estar muy feliz, y verlo reír solo me causó una pequeña sonrisa que intenté ocultar mordiendo mis mejillas internas. Los escuchaba hablar, aunque no podía escuchar al cien por cien las palabras que se dedicaban. Pero tendría que ser algo divertido o mínimamente bonito para que mi mejor amigo estuviera sonrojado, sonriendo y muy cómodo. Parecía un persona completamente distinta.

Suspiré y volví a mirar hacia la ventana. No podía ver nada, así que cerré los ojos e intenté pensar qué le diría a Minho cuando lo vea. No estaba muy seguro de cómo debería actuar en frente a él, solo que tenía que mostrarme lo más seguro posible y hasta dejar bien en claras cuáles eran mis intenciones allí. Solo esperaba no mezclar las palabras cuando el momento llegara.

El auto frenó al poco tiempo, y el volumen de la música disminuyó poco a poco. Me dolían un poco los brazos de tenerlos cruzados sobre mi pecho, y cuando los puse en una posición más normal los músculos se destensaron y me generaron mucha satisfacción.

—Bien, llegamos—dijo Min, apagando el motor y saliendo del auto.

—¿Estás listo? —Jimin se giró a verme, y yo le sonreí levemente con mis labios apretados. Asentí rápido—. ¿Estás bien?

Lo vi fruncir el ceño, y yo solo asentí y me bajé del vehículo. Jimin se veía feliz, así que no quería molestarlo con mi malhumor.

La camionetita estaba estacionada en medio de una angosta calle de un único sentido. Esta zona parecía ser la parte trasera de varios bares, ya que habían algunos botes de basura enormes pegados a los ladrillos, cosas en descomposición por todos lados, un hedor increíble a eses humanas y puertas cada ciertos metros de distancia. Nosotros estábamos en frente a una puerta negra de hierro, gastada de tanto uso y con rayones en blanco por alguna razón aparente. Arriba, sobre el ladrillo, había un cartel en blanco y negro con el nombre del lugar, y sobre la puerta había otro igual que decía STAFF.

—Adentro van a haber muchas personas de la rebelión, así que les pido por favor que tengan cuidado—dijo Yoongi mirando solamente a Jimin, como si de mí no esperara mucho—. Son presas fáciles, así que les traje unos barbijos para que usen una vez que entren. No es nada anormal porque a muchos miembros les gusta mantenerse en anónimo, así que van a pasar desapercibidos, ¿sí? —ambos asentimos—. Bien. Ahora, tema Minho; él suele estar en la zona V. I. P., que está pasando una cortina negra al lado de la barra, al fondo del pasillo subiendo las escaleras, hacia la derecha. Es la puerta roja.