Capítulo 9

262 28 0
                                    

A veces nosotros deseamos cosas imposibles. Cosas que van más allá de la simple imaginación de una persona, que sobrepasan los límites de la verdad. Sueños difíciles de creer, de volver realidad. Deseos que te destruían un poquito el alma, pero con los cuales podías seguir viviendo tu vida sin la necesidad de cumplirlos.

Y luego estaba yo, que quería cumplir mi sueño imposible de liberar Corea del gobierno de Kwan, escapar del país, conseguir el perdón de Jungkook, volverme parte de los Lazos Rojos por un tiempo, y ser feliz como siempre quise. No era imposible, pero sí sumamente difícil.

Especialmente si Namjoon me miraba con aquella expresión que me lo decía todo.

—No sé si pueda ayudarte—me dijo después de un tiempo.

—Namjoon, yo-

—Taehyung—me interrumpió, rascando su nuca—, no creo que entiendas lo que estás pidiéndome. Quieres entrar a los Lazos Rojos, sabiendo que todos ahí adentro te detestan y te quieren ver muerto... ni siquiera sé tus razones para entrar...

—Quiero ayudarlos—hablé rápido antes de que él siguiera—. Namjoon, yo solo quiero que todo esto termine. Quiero liberar a mi mejor amigo de esta mierda, quiero irme de aquí... solo quiero que haya libertad. No importa si tengo que matar a todos y cada uno de ellos—dije refiriéndome al presidente y sus secuaces—. Solo quiero paz.

—¿Cómo sé que dices la verdad?

Por un momento, tuve que pensar. Yo conocía mi verdad, sabía lo que pensaba y lo que no. Podía entender que June no confiara en mí, porque él no está dentro de mi cabeza. Y tenía que haber una forma para hacerlo confiar en mí.

—Jungkook—abrí los ojos un poquito de más—. Si tan solo me dejas hablar con Jungkook una vez... te prometo que valdrá la pena.

—Él no quiere verte—negó con la cabeza—. Creo que si algún día te ve, es capaz de matarte. No queremos arruinarlo todo cuando estamos tan cerca de conseguirlo.

—Pueden poner gente que me cuide—casi supliqué—. Por favor, Namjoon...

—No sé si...

La puerta se abrió de un golpe, sobresaltándonos a ambos.

—¡Te dije que no los molestes! —gritó Jimin, intentando agarrar a mi guardaespaldas tatuado del saco negro.

—Y te dije que no me importa lo que me digas—respondió J, intentando quitárselo de encima.

—Dios, no entiendo cómo pueden aguantarte—yo alcé una ceja—. Sal, ¡Sal!

—¡Ya suéltame! —gritó J esta vez.

Bastó con que June se aclarara la garganta para que ambos se callaran y miraran en nuestra dirección.

—Tú...—me señaló J, y yo ladeé la cabeza—. Si Kai te hizo algo, juro que-

—J, aquí no—Namjoon se levantó, interponiéndose entre ambos y apoyando su mano en el pecho ajeno.

Me moví un poco hacia un lado, y pude ver como J fruncía el ceño.

—No sabe aún.

—Oh...

—¿Qué no sé? —dijimos Jimin y yo a la vez.

—Nada—respondieron ellos en sintonía.

El silencio que le siguió fue ciertamente incómodo. J y Namjoon se miraban mutuamente, mientras que Jimin me miraba a mí en busca de respuestas. Y yo... los miraba a todos.

Miraba como los músculos de Nam se tensaban y destensaban, o como su mandíbula estaba dura y afilada. Miré sus ojos pequeños de dragón fulminar a su compañero, como le comunicaba mil y un insultos sin siquiera abrir la boca.

El Guardaespaldas | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora