Tonto Alfa ☘ ChanIn

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Chan miraba a su profesor de psicología explicar algo a lo que no le estaba prestando atención, se mantenía pensando en que hoy se encontraría con el lindo omega, que en tan solo dos horas saldría la noticia de su compromiso y él ya no podría seguir con su típica actitud de 'Don Juan'

—Bien, esto es todo por hoy, nos vemos la semana que viene alumnos.

Chan volvió a la realidad cuando escuchó la voz de su profesor despedirse y él también se levantó, esa era su última clase del día. Guardó sus cosas en su mochila y caminó hacia la salida de su salón, siendo detenido por dos pequeñas omegas.

—Chan oppa, los rumores que salieron ayer son falsos, ¿cierto? —dijo la omega con voz melosa mientras se acercaba más al alfa, intentando llenarlo con su olor.

—Oppa jamás estaría en una relación con chiquillo menor, además de tan feo —dijo esta vez la omega un poco más alta mientras reía, lo que hizo a Chan fruncir el ceño.

—No debo hablar de mi vida privada con omegas que no conozco y tampoco me interesan sus preguntas —espondió Chan antes de caminar hacia la salida de la Universidad, algo molesto porque hablaran así del lindo omega.

Suspiró nuevamente y al salir de la Universidad, un omega lo detuvo de un golpe, haciéndole reír.

—¿Qué hice ahora para que me golpearas, Jisung? —soltó divertido, pasando su brazo alrededor del hombro de su amigo.

—Solamente quería desquitarme con alguien si soy sincero, Minho aún se niega a marcarme —Jisung caminó junto a su amigo, haciendo un pequeño puchero—. ¿Y qué son todos esos rumores que hay de ti con el hermano de Honnie?

—¿Todos me hablarán de esos rumores únicamente? —Chan bufó y luego rió, encogiéndose de hombros—. Estoy comprometido con él, debemos juntarnos para que nos "vean" y salgan rumores —respondió simple Chan.

—Wow, compromiso por conveniencia, ¿cierto? —dijo haciendo a Chan asentir—. Bueno, debo irme, amigo mío, Minho me invitó a salir.

Luego de una última despedida, Jisung se fue, dejando a Chan y sus pensamientos nuevamente. Intentó contactar y hablar con su lobo, pero, como era de esperarse, este lo ignoró por completo. Su relación no era del todo buena, pues él había odiado por mucho tiempo ser un cambia formas y culpaba a su lobo, lo que únicamente rompió su relación.

Suspiró nuevamente y subió a su auto, empezando a conducir hacia el colegio del menor, antes de ir a dormir había quedado con el omega en que lo iría a buscar así más rumores salían. Era toda una estrategia por parte de sus padres.

—¿Entonces el padre es Changbin? —preguntó un Seungmin mientras miraba a Jeongin, quien asintió.

—¿Cómo harán si no sale cambia-formas? Es decir, Jeongin lo es, pero Changbin no —dijo esta vez Félix mientras acariciaba el cabello de un Jeongin que estaba bastante mimoso con él, sabiendo que era por el hecho de lo que había pasado entre su prometido y él.

—No lo sé, tengo la esperanza de que sea cambia-formas —contestó Jeongin, levantándose al sentir el timbre sonar—. Lo bueno es que lograré terminar mi último año sin problemas, es decir, con mi excelente promedio terminaré las clases en noviembre y luego podré dedicarme a mi feto.

—¡Estoy emocionado por eso! Quiero ser el padrino —Seungmin miró a su amigo mientras los tres caminaban hacia el salón.

—Ni siquiera nace, Seungmin, aún falta bastante tiempo.

Los tres rieron luego de eso y siguieron con sus clases, Jeongin al ser el delegado de su clase debió quedarse quince minutos más antes de salir del colegio. Frunció el ceño al no ver el auto que siempre lo transportaba y se acercó al único automóvil que había en el estacionamiento, notando que Chan estaba dentro de este. Luego de decirle a su madre que llegaría tarde a su casa, se subió al automóvil, saludando a su mayor con la mano.

—¿Iremos a esa cafetería o prefieres ir a otro lugar? —preguntó Chan viendo a su menor, para luego arrancar su automóvil.

—¿Podemos darles de qué hablar? —dijo Jeongin viendo su celular con una sonrisa—. Hay una clínica que quiero ir, eso les dará mucho de qué hablar —sonrió al terminar de hablar, dirigiéndole una mirada a su mayor.

—Iremos entonces, ¿es para saber el estado de tu bebé? —preguntó mirando la dirección en el celular del menor—. Bien, les daremos de qué hablar, sabes muy bien cómo jugar a este juego.

El menor asintió con una sonrisa y así, entre charlas y risas, llegaron a dicha clínica y, luego de cubrir un poco su rostro con un cubre bocas, bajaron del auto y entraron.

—Hola, hice cita en esta clínica hoy en la mañana, al nombre de Yang Jeongin —comunicó el omega mientras veía a la recepcionista, quien asintió—. ¿Pasarás a ver o te quedarás aquí, Channie? —preguntó el omega con una pequeña sonrisa falsa, haciendo a Chan reír.

Ambos caminaron hacia la sala donde la recepcionista los llevaba y una doctora allí los esperaba, se quitaron los cubre bocas y el menor se acomodó en la camilla, mirando a la doctora.

—Hola, soy Kim Chaewon y seré tu doctora —avisó la chica, que tenía un gran parecido al menor—. ¿Cuánto tiempo tienes aproximadamente?

—Uhm, lamento informarle que no lo sé, me hice una prueba recién ayer —respondió avergonzado el omega, haciendo un puchero.

—Ya veo —rió la chica poniéndose los guantes y agarrando un pequeño gel para poder levantar un poco el uniforme del menor, quien solamente se dejó—. ¿Es usted el padre? —preguntó mirando al único alfa.

—Así es, soy yo —contestó con una pequeña sonrisa en su rostro, sin saber bien por qué era esta.

La beta asintió sin más y, luego de poner el pequeño gel en el abdomen del menor, prendió el pequeño monitor y empezó a pasar el ecógrafo por el abdomen del chico, encontrando una muy pequeña mancha y escuchando lentos, pero suaves latidos.

—Wow, debes tener por lo menos dos meses —dijo la chica con una sonrisa, viendo la manchita en el monitor y señalándola—. Esa manchita es su bebé, es pequeño aún, pero sus latidos ya pueden escucharse, cosa que sucede luego de la sexta semana y por lo fuerte que suenan, debes estar entre la octava y décima semana de embarazo. Felicidades.

Jeongin miró la pequeña mancha y sintió sus ojos llenarse de lágrimas, nunca creyó que lloraría al hacerse una ecografía de ese pequeño accidente, pero allí estaba. Sin darse cuenta, su mano se entrelazó con la de Chan.

El mayor miró la pequeña mancha que se veía, escuchó los latidos y una pequeña felicidad lo invadió al ver la sonrisa resplandeciente del menor, no sabía por qué se sentía así, pero le gustaba.