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—¡Vamos a la clínica, Chan hyung! —un castaño de ya dieciocho años y un abultado vientre, se encontraba sentado en el abdomen de Chan, reclamándole por ir a la clínica y así saber el sexo de su bebé—

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—¡Vamos a la clínica, Chan hyung! —un castaño de ya dieciocho años y un abultado vientre, se encontraba sentado en el abdomen de Chan, reclamándole por ir a la clínica y así saber el sexo de su bebé—. ¡Vaaaamooooos!

Habían pasado ya tres meses desde que se conocían y Jeongin cumplía su quinto mes de embarazo, hace un mes había cumplido sus dieciocho años y, como tenía un promedio perfecto, podía dejar de asistir a su colegio, yendo de vez en cuando únicamente para poder planear la graduación junto a los delegados del otro curso.

Muchas cosas habían pasado en esos tres meses, Changbin y Félix ya estaban oficialmente casados y el alfa intentaba conseguir el perdón del omega. Chan al fin había aceptado el hecho de que estaba enamorado de Yang Jeongin y ahora intentaba conquistarlo con pequeños gestos. Y Jeongin por su parte, sin darse cuenta, estaba cayendo lentamente ante Bang Chan, admitía que a veces pensaba que sería poder besar sus labios o incluso ser, realmente, su pareja, claro que inmediatamente descartaba esos pensamientos y hacía como si nada pasara. Ambos se llevaban de maravilla y a pesar de su gran diferencia de edad, podían pasar todo un día hablando de distintas cosas o simplemente jugando videojuegos.

—Es muy temprano, In —dijo el alfa llevando inconscientemente sus manos a la cintura del omega—. Duerme un ratito más.

—¡Son las doce del mediodía, alfa dormilón! —Yang agarró su almohada para luego pegarle en el rostro al mayor, intentando despertarle.

—¡Bien! Estoy despierto, estoy despierto —Chan abrió sus ojos, encontrándose con el rostro del omega bastante cerca del suyo.

—¡Perfecto! Usted vaya preparando el desayuno y yo me bañaré —el menor se levantó con una sonrisa y salió corriendo hacia el baño, dejando a un nervioso y levemente sonrojado Chan.

—¡Perfecto! Usted vaya preparando el desayuno y yo me bañaré —el menor se levantó con una sonrisa y salió corriendo hacia el baño, dejando a un nervioso y levemente sonrojado Chan

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—¡Hola, señorita Boyoung! —saludó Jeongin con una resplandeciente sonrisa, acomodándose en la pequeña camilla de siempre.

—Hola, Jeongin. Hola, Chan —saludó la doctora con una pequeña sonrisa—. ¿Están listos para saber el sexo del bebé? —preguntó la chica, haciendo que Jeongin asintiera emocionado y Chan riera.

—Es lo único de lo que Chan ha hablado todo el día, está bastante emocionado —Bang respondió, sentándose en la pequeña silla que había a un lado de la camilla.

Boyoung rió antes de, como siempre, colocar el pequeño gel en el abdomen del menor y buscar el bebé, encontrándole fácilmente en una posición donde claramente se podía ver el sexo.

—Oh miren, aquí se puede ver al bebé —dijo viendo el monitor donde la imagen se mostraba—. Vamos a ver si está todo correcto, ahí podemos ver su rostro, si bajamos un poco más encontramos sus manitos, con diez pequeños deditos —sonrió la beta mientras veía al omega.

—¿Por qué tiene once? —preguntó Chan, viendo más de cerca el monitor.

—¿Once? —Boyoung soltó una carcajada, llevando su mano libre al cabello del omega—. Felicidades, Jeongin, tendrás un lindo varoncito.

—¡Será un niño! —Jeongin miró la ecografía, emocionado y luego a Chan, que tenía una sonrisa en su rostro—. ¡Tendremos a Joshua!

—Estás emocionado, ¿eh? —rió Boyoung mientras anotaba algo en el expediente del menor—. Bien, ¿cuántas copias esta vez, Jeongin?

—Será una sola, Boyoung noona, ahora vivimos juntos y ya no tenemos que llevarnos dos —dijo Jeongin mientras volvía a bajar su camisa luego de que la beta allí limpiara.

—¿Esa es mi camisa, Jeongin? —Chan frunció el ceño al prestar atención a la camisa que el menor tenía, riendo suavemente al ver al menor asentir—. Debemos comprarte ropa más grande para ti.

—Pero me gusta usar tu ropa —el menor hizo un puchero mientras se levantaba de la camilla—. Tiene tu olor y además, me tapa mi pancita.

—Ustedes dos me dan diabetes, son tan tiernos —Boyoung rió mientras les entregaba una pequeña foto de la ecografía—. Nos vemos en el sexto mes, Jeongin, no olvides alimentarte bien y no apretarte mucho la pancita, eso le puede hacer mal al bebé.

Jeongin asintió y luego ambos se despidieron de la obstetra y se subieron nuevamente al auto del mayor, conduciendo hacia su hogar nuevamente.

—Chan hyung, ¿puedo decirle algo? —dijo Jeongin mirando por la ventana, recibiendo un asentimiento de parte del contrario—. Creo que me estoy enamorando de usted —soltó una vez llegaron a su hogar y bajó corriendo del auto para poder adentrarse a la casa, dejando a un confundido Chan.

Chan se quedó unos minutos más en el interior del auto, procesando la información y luego sonrió, bajó del auto y entró calmado a la casa, caminó tranquilamente hacia la habitación y tocó la puerta, sabiendo que el omega se había encerrado

—Innie, ¿podrías abrirme? —se apoyó en el marco de la puerta con una pequeña sonrisa—. Anda, pequeño, ábreme —sintió unos ruidos del otro lado de la puerta y como el seguro era quitado, rió levemente y entró, viendo al omega sentado en la cama, se acercó y se sentó a su lado, agarró su mentón para que le viera—. También estoy enamorándome de ti, mejor dicho, estoy enamorado de ti.

—¿Hablas en serio? —el menor se sonrojó mientras miraba al alfa—. No estás bromeando, ¿cierto? Es decir, ¿seguro que estás enamorado de mí? —preguntó mirando al mayor.

—Claro que hablo en serio, bebé —respondió acariciando su sonrojada mejilla—. ¿Me dejarías besarte? —susurró acercando su rostro al del menor, quien solamente asintió.

El mayor sonrió antes de unir sus labios con los del más pequeño y empezar un tierno y calmado beso, los movimientos eran delicados y lentos, no había ninguna segunda intención en ese beso. Se separaron luego de unos segundos y se miraron a los ojos, ambos estaban sonrojados y un brillo especial había en ambos, se sonrieron una vez más antes de unir sus labios nuevamente. Sus labios se acoplaban de manera perfecta, parecían ser creados el uno para el otro y así era, eran almas gemelas. Y allí en ese momento tan único, el pequeño y lastimado lobo blanco abrió sus ojos luego de dos años de estar dormido, estaba listo para encontrarse con su lobo favorito que estaba en frente suyo.

Ahí sin que sus humanos supieran, ellos se reencontraron para pasar juntos otra vida, completándose como solamente ellos podían.

Ahí sin que sus humanos supieran, ellos se reencontraron para pasar juntos otra vida, completándose como solamente ellos podían

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Tonto Alfa ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora