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—¿Estás ahí, lobito?

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—¿Estás ahí, lobito?

Jeongin murmuró mientras se abrazaba a sus propias piernas y miraba una foto donde su hermoso lobo blanco se mostraba.

—¿Cuándo volverás, lobito? Extraño charlar contigo, seremos padres. Si puedes escuchar, ¿cierto? Changbin es el otro padre, pero Chan hyung, quien ahora es mi prometido por conveniencia, es quien se hará cargo. Espero que sea más parecido a mí que a Bin, no quiero más problemas.

Jeongin ocultó su rostro entre sus rodillas y suspiró, sintiendo las ganas de llorar invadirle al no poder volver a hablar con su lobo. Aún recuerda el día en que había perdido la comunicación con este.

—¿Cómo que estás enamorado de Changbin, Jeongin? —la voz de su padre sonó dura, haciendo que el chico se encogiera en su lugar—. ¡Sabes que nosotros decidimos esas cosas! —gritó, asustando al menor.

—Lo-lo lamento, papá, solamente pasó —susurró el chico con algo de miedo—. ¡Pe-pero yo realmente lo amo! —dijo más fuerte, recibiendo una cachetada de parte de su padre.

—Haz roto una regla, Jeongin, sabes lo que sucederá.

Ante el primer golpe, el menor únicamente atinó a hacerse más pequeño y cubrir un poco su cabeza, sabía que ese era su castigo por enamorarse de alguien que sus padres no le habían indicado, pero dolía, jamás se acostumbraría al dolor de ser golpeado.

«Jeongin, déjame el control a mí. Anda, pequeño. No quiero que te lastimen.»

Escuchó la voz de su lobo, pero no le hizo caso, no quería que su padre lastimara a lo único que lo hacía sentir bien a veces, su relación con su lobo era inquebrantable, eso creía.

Tras unos minutos, sintió como iba perdiendo las fuerzas, su cuerpo dolía horrores, pero su padre no paraba con los golpes, patadas en su abdomen, cintarazos en su espalda, dolía. Sin darse cuenta cayó en la inconsciencia, o eso creyó.

Ante el hombre, un lobo blanco apareció y recibió todos los golpes que en realidad eran para el pequeño chico, no quería ver como lastimaban a su humano por el simple hecho de enamorarse.

Jeongin despertó en su habitación, había distintos vendajes por su cuerpo y supo que era su madre quien lo había curado. Con cuidado se levantó sintiendo todo su cuerpo doler e intentó comunicarse con su lobo, no funcionaba, se asustó. Intentó visualizarlo y la imagen que obtuvo solamente le hizo llorar, su lobo estaba lastimado.

Sacudió su cabeza ante los recuerdos de aquel día y suspiró nuevamente. Desde entonces, su lobo no había dado señales de querer despertar o levantarse. ¿Lo extrañaba? Claro que sí, su relación era una relación envidiable entre lobo-humano. A veces conversaba con él sobre las injusticias de su padre, en algunas le preguntaba sobre sus vidas anteriores y otras solamente le cantaba a su propio lobo, sabía que esto le calmaba.

Tonto Alfa ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora