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—¡Es un lugar gigante!

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—¡Es un lugar gigante!

El omega bajó del auto con una sonrisa antes de correr hacia el interior de la casa, no sin antes abrirlas con las llaves que su padre le había dado claramente. Al entrar, pudo ver que la sala de estar estaba ya amueblada y era bastante gigante.

—¡Jeongin! —Chan bufó mientras bajaba del automóvil y sacaba las maletas del omega primero.

—¡La heladera está llena! —el omega, que ya se encontraba en la cocina, miró la nevera con fascinación y luego caminó hacia los distintos estantes—. ¡Tienen de mis galletas favoritas! Papá realmente se lució al hacer las compras.

—¿Podrías ayudarme, In? Las maletas pesan —el alfa hizo un puchero mientras dejaba las maletas en la entrada.

—Noup, debo investigar cada habitación de esta casa, además, soy muy torpe y podría caerme y bye, bye a mi bebé —respondió el omega antes de subir las escaleras corriendo para investigar cada habitación que tenía.

Chan hizo un puchero antes de terminar de bajar las maletas y luego caminó detrás del omega, encontrándolo tirado en la cama de una de las habitaciones, frunció su ceño levemente y se acercó, sentándose a su lado.

—¿Qué pasó con el chiquillo todo emocionado por conocer cada rincón de esta casa? —preguntó viéndole, riendo suavemente al ver que el menor le sacaba la lengua.

—¿Podemos dormir juntos? —Chan no se esperaba esa pregunta, lo que le hizo atragantarse con su propia saliva—. Si no quieres está bien, solo que... —el menor hizo un puchero avergonzado—. En el colegio hay muchos alfas que me acosan y si tengo el aroma de otro alfa eso podría parar.

—Te dije que te marcaría con mi aroma, ¿recuerdas? —Chan acarició el cabello del menor, soltando una pequeña risita—. Por mí está bien dormir juntos, no me molesta en lo absoluto.

—Está bien, Chan, iré a buscar las maletas para poder subirlas —se levantó con una sonrisa y se dispuso a salir de la habitación, metiendo su cabeza, segundos después—. Quiero el espacio más grande en el armario.

—¿Color favorito? —preguntó el omega mientras comía de su chocolate.

—Café. ¿Número favorito?

Ambos se encontraban sentados en frente del otro mientras comían distintas cosas, el menor comía chocolate mientras que el mayor comía unas galletas de avena que la madre del menor les había dejado. Se encontraban haciéndose preguntas para poder conocer más del otro, todo eso mientras jugaban al UNO.

—El tres. ¿Cómo se llama tu lobo? —el omega dio su último mordisco al chocolate y luego limpió sus manos.

—Asgard. ¿El tuyo? —el mayor frunció su ceño mientras dejaba las galletitas de un lado, concentrándose en el juego.

—Athyr. ¿Cómo es tu relación con tu lobo? —el menor miró sus cartas y luego sonrió, tirando un +4—. ¡UNO! —gritó emocionado viendo al alfa.

—Pésima, básicamente me odia porque fui malo con él. ¿Cómo es tu relación con tu lobo? —el mayor bufó y agarró las cuatro cartas, tirando otro +4 así el menor comía cartas y no ganaba.

—¡Trampa! —el menor hizo un puchero y luego de agarrar sus cuatro cartas, siguió con el color que el mayor había indicado—. Era la mejor que podía existir, siempre hablaba conmigo y era una forma de escapar de mis padres —el menor se encogió de hombros, sonriendo levemente—. ¿Tipo de música favorita?

—Uhm, no tengo una favorita, pero si tuviera que elegir sería definitivamente el pop —respondió tirando esta vez un +2—. ¿Cómo le pondrás al bebé?

—¿Nombres? No lo sé —el menor tiró otro +2 de vuelta, soltando una carcajada al ver la exagerada reacción que el mayor tenía—. Si es niña... Tal vez Rosé, el nombre me gusta. Y si es niño Joshua, ese nombre siempre me ha gustado, de sus nombres coreanos no lo sé. ¿Por qué eres tan dramático?

—Soy de Libra, eso es respuesta suficiente —respondió agarrando otras cuatro cartas—. Si no me equivoco, Jeongin es tu nombre coreano, pero también tienes uno canadiense, ¿cuál es?

—Robert Yang, lo eligió mi abuelo —rió suavemente y tiró una carta de azul—. ¡UNO! ¿Te has enamorado alguna vez?

—¿Enamorarme? Nunca, creo que jamás he pensado en una persona de esa forma —miró sus cartas y eligió una en específico—. ¡Cambia color a verde! ¿Cuál es tu...? —fue interrumpido por el omega.

—¡Gané! —el menor se levantó luego de tirar su última carta, que de casualidad era verde, y salió corriendo escaleras arriba. Habían ensuciado mucho ese día y según lo que apostaban, Chan debía limpiar por perder.

 Habían ensuciado mucho ese día y según lo que apostaban, Chan debía limpiar por perder

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Tonto Alfa ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora