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23 de setiembre de 1981

Hacía más de un año que Taehyung se había ido a vivir a Seúl. Su mente había estado nublada por los concurrentes pensamientos de qué tan grande sería el cambio en su vida al hacer eso. Días y noches pensaba en eso, pero al final todo era más sencillo de lo que pensaba. Porque era así, nosotros tendemos a pensar que nada tiene solución cuando la solución está en frente nuestro.

"La respuesta a veces está frente a nosotros, pero somos incapaces de verla. Tu nariz siempre está en tu rostro, justo delante de tus ojos, pero no la podemos ver. ¿Lo ves? Así es como funciona."

Recordaba a su padre haberle dicho eso. Y al final era verdad.

Jungkook se había terminado mudando a Seúl y continuó viviendo con el rubio. Primero habían estado en casa de su abuela, pero sabía que no podían estar ahí toda la vida, así que habían alquilado un pequeño departamento con vista a la ciudad. Todas las noches, Jeon Jungkook miraba a la gente desde el décimo piso. La gente que parecía pequeñas hormiguitas caminando de un lado para el otro.

Él ahora estudiaba arquitectura en la Universidad Nacional de Seúl. Algo loco, ¿no es así? Primero pensaba que podría continuar con su negocio de pinturas y ganar algo de dinero para luego enfocarse en sus estudios, pero siempre había escuchado que no era bueno primero trabajar, y aunque ya lo había estado haciendo, decidió estudiar a partir de ese momento.

Arquitectura era una carrera cara, pero había logrado sacarse una beca y él solo debería pagar los materiales. Su abuela lo ayudaba a pagar algunas cosas y él hacía una que otra cosa para poder vender.

Taehyung ya estaba en su segundo año de carrera. Y parecía estar disfrutándolo bastante. Había hecho un par de amigos y eso lo hacía sentirse más seguro en clase. De lunes a viernes, él y Jungkook solo se veían cuando llegaban a casa después de la universidad o en los refrigerios. Y aunque fueran solo unas horas, estaban contentos de poder compartir esos momentos. Los primeros meses se habían visto una vez cada quince días, así que esto era mucho mejor que antes.

"Jungkookie, no tienes que esperarme si llego muy tarde, ¿lo sabes? O si es hora de almuerzo, puedes comer de acuerdo a tu horario, igual nos veremos más tarde, no quiero que te metas en problemas por mi culpa." Había dicho el rubio, una noche que llegó después de la universidad a las diez de la noche por estar preparando su proyecto del semestre.

"Hyung, ¿no te lo he dicho antes? No me importa si debo esperar una hora, dos o cinco. Yo te esperaré porque quiero pasar este momento contigo. No puedes decirme qué o qué no debo hacer." Dijo el pelinegro con una sonrisa en el rostro.

"Cierto, mi pequeño novio tiene dieciocho años ya, y vas para los diecinueve. ¿Pequeño? Qué digo, ya eres un adulto. Hm, pero cada día que pasa de alguna manera te vuelves más lindo."

Ya serían cuatro años desde que se conocían. El tiempo es bastante extraño, ¿no es así? De la nada te despiertas un día pensando que tienes nueve años cuando en realidad ya tienes dieciséis y estás cursando el último año, y al día siguiente tienes veinte, y al día siguiente empiezas a trabajar.

Cuando Taehyung miraba los ojos del menor al llegar de casa, siempre lo hacía con ese brillo en sus ojos. Y Jungkook siempre parecía mirarlo con estrellas en los ojos. Si alguien le preguntaba qué era lo que sentía por el contrario, no sabría cómo responder. ¿Cómo definiría su relación en una sola palabra? ¿Cómo hacer eso si él quería decir de todo? Se demoraría mil años en responder a esa pregunta, porque simplemente no había respuesta. Sentía todo por él. Daría todo por él. Sí, Jeon Jungkook estaba enamorado. ¿Y qué? Las historias de amor no tienen porqué tener un mal final. ¿No es así?

The Last Wish | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora