Aunque no sea conmigo.

Acompañada.

Pov T/n

Me despierto muy temprano siempre, necesito ejercitarme y estar en total movimiento. En mi casa hay un patio enorme así que puedo hacer todos los ejercicios que yo quiera.

Elizabeth sigue durmiendo, no se quejó, tampoco vomitó y está viva, es lo que importa.

Entreno una hora y más, pero ahora estoy bastante cansada y necesito una buena ducha. Gracias al universo tengo varios baños, no molestaré a la chica que sigue durmiendo.

- Demonios, mi ropa -Ups, creo que sí molestaré un poco. Voy lentamente, abro mi cajón y con mucho cuidado retiro lo que utilizaré. Ahora sí, al baño.

He tardado casi una hora bajo el agua, es que me relaja tanto y me encanta estar allí. Es un lugar seguro. Me coloco ropa interior, una remera holgada y un short.

Voy a la cocina y preparo un buen café, ahora para dos personas por si ella quiera también. Espero que amanezca calmada y no asustada.

Siempre que rescataba a una chica podía ayudarla y llevarla hasta un familiar, pero la que está durmiendo en mi cama no tiene a nadie y siento algo raro en el pecho, como si tuviera que protegerla más. Nunca he traído a nadie a casa.

Termino de desayunar y escucho un gemido de dolor, es Elizabeth. Voy corriendo hasta mi habitación y la encuentro acostada tomando el dedo pequeño de su pie izquierdo en sus manos.

- AUUUCH -se golpeó el dedito con el borde de la cama, ufff, que dolor.

- Hey -me acerco lentamente- ¿Estás bien? -que pregunta más tonta. Ella me mira y se levanta súper rápido alejándose de mí.

- ¿Quién... quién eres? -hace un gesto de dolor aún.

- Tranquila, soy T/n... Ayer te encontré en un pasillo oscuro, te escapaste de algunos idiotas, ¿no lo recuerdas? -trata de encontrar esos recuerdos pero al final niega- Bueno, te drogaron e iban a abusar de ti -solté rápidamente- Pero eso no pasó, pudimos huir a tiempo. Te pregunté si querías venir a dormir en mi casa y me dijiste que sí, te dejé mi cama, te di ropa cómoda, cepillo, toalla, aunque no te duchaste... -la veo más calmada- No soy una mala persona Elizabeth.

- ¿Cómo sabes mi nombre?

- Me lo dijiste ayer -sonreí- ¿Te sientes mejor?

- Oh, ahm... sí, gracias -empieza a jugar con sus dedos- Gracias por salvarme -me mira- Recuerdo algo, pero no mucho -cierra los ojos.

- No te presiones en querer recordarlo, poco a poco lo harás -asiente- ¿Quieres desayunar? He hecho café y panqueques.

- Uhm... no gracias, creo que debo ir a casa... -busca sus cosas y las ve bien dobladas. Sigue algo asustada y lo entiendo.

- No debes mentirme Elizabeth -para de hacer lo que hace- Ayer me dijiste que duermes en casa de tus amigos y otras veces en plazas... Te puedes quedar aquí hasta que consigas un lugar -no quiero que se vaya.

- No te conozco -dice despacio.

- Lo sé, pero mira -digo señalando mi habitación- Tienes una cama, puedes dormir tranquila sin sentir frío ni calor -imaginarla en una plaza me dolía- Tienes comida, ropa, todo... -suspiro- Soy T/n T/a -me acerco y extiendo mi mano. Ella me mira, duda un poco pero recibe mi saludo. Sus ojos, que bello color- Ahora ya no soy una desconocida, ¿verdad? -sonreí y me suelta- Escucha, en serio, puedes quedarte unos días, yo no tengo problema.

- No quiero molestar, y seguro tienes novio -me dijo lo mismo ayer y solté una risita.

- No me molestas y no tengo novio.