Guardaespaldas.

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Pov T/n

Estoy terminando de hacer el almuerzo y lo hago con tanta delicadeza, como si la opinión de Elizabeth fuese un paso a la felicidad.

Me paseo por la cocina escuchando Red Ruby Da Sleeze - Nicki Minaj. No soy bailarina, pero me encanta bailar cuando estoy sola, se siente muy bien. Termino de lavar los cubiertos que he utilizado para preparar este delicioso menú, necesito que ella lo pruebe ya.

Voy al comedor, coloco los cubiertos y sigo metida en el ritmo de la canción. Veo que la lasaña está lista, entonces con cuidado lo mudo a la mesa en medio de nuestros platos para que pueda servirse como desee.

Minutos después escucho la puerta cerrarse, ha llegado por fin.

- Hey, ¿qué tal la caminata? -sus ojos están cerrados y respira profundo. Apago la música.

- Wow, esto huele tan bien -sonríe y allí están sus ojos brillantes- Y hola, me fue bien, he recordado -su sonrisa desaparece un poco- No sé si pueda volver a caminar de noche por las calles.

- ¿Recuerdas en dónde estabas antes del callejón? -asiente mientras se acerca a mi.

- Estaba en un bar con mis amigos, había mucha gente... -la miro atenta- Pedí una bebida mientras un chico se había acercado a mí, parecía buena persona -suelta una risita irónica- Me pidió bailar, le dije que no y se fue enojado -la veo viajar en sus pensamientos- Él tenía un grupo de amigos, me miraban como si quisieran matarme pero no les hice mucho caso. Tomé mi celular por unos minutos dejando mi bebida por un rato, luego bebí lo que había en mi vaso hasta que unos minutos después empecé a sentirme muy mal... -empezó a jugar con sus dedos- Creo que uno de ellos colocó algo en mi bebida sin darme cuenta -su voz se quebraba y mi rabia volvía a crecer, los hubiera pegado más- Mis amigos desaparecieron y nadie me quería ayudar, entonces busqué la salida... Miré para atrás y ese grupo de asquerosos venían por mi -una pequeña lágrima recorrió su mejilla izquierda- Corrí por mi vida y me escondí en ese pasillo oscuro y horrible -me acerqué un poco más- Me quedé allí tratando de que no encuentren mi paradero...

- Y ahí te encontré yo -dije despacio, acercando mi dedo pulgar muy lentamente a su mejilla para limpiar sus lágrimas. - Estás a salvo -le regalé una pequeña sonrisa y ésta empezó a sollozar tan fuerte que mi corazón se detuvo por un segundo, me dolía verla así. La abracé como ella lo hizo conmigo, quería que se sintiera segura aquí.

Entiendo mucho el miedo que vive en ella ahora, pero estoy tan enojada por el mismo motivo, ¿cuándo será el día en el que la inseguridad termine?

- No siempre voy a estar a salvo -dice escondida en mi cuello. Es una realidad, y lo odio.

- Yo te voy a proteger -digo seria. No tengo poderes, pero puedo cuidar de la gente, manejo armas y me defiendo muy bien. Puedo cuidar de ella, yo sé que sí.

- ¿Serás como un guardaespaldas?

- ¿Quieres que sea como tu guardaespaldas? Puedo serlo, un guardaespaldas chiquito pero peligroso -digo y suelta una delicada risita. Misión cumplida, la he hecho reír un poco. Acaricio su espalda de arriba a abajo buscando la manera de calmarla completamente. - No dejaré que nadie te haga daño -es un poco raro sentir esto, es como si la vida me dijera que debo ser su sombra. Se aferra más a mi cuerpo y se queda en silencio por un buen tiempo.

- No sé cómo lo haces, pero me siento verdaderamente segura -su voz es ronca por haber llorado- ¿Me ayudarías a defenderme? -se retira un poco del abrazo y busca mi mirada. Sus ojos rojos me hacen suspirar.

- Por supuesto que sí -sonrío- Cuando tú quieras empezamos -ella sonríe y me agradece otra vez. Unos minutos más, seguimos en el mismo lugar. - ¿Quieres comer la lasaña? -pregunto con un poco de alegría.

Aunque no sea conmigo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora