La corona pedía desesperadamente a un heredero, en cambio... Nació ella, solo una princesa.
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Una versión remasterisada de HUNTING A BEAST.
Se cambiaran los hechos de la serie y muchos elementos. Como las edad...
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Su sueño fue perturbado por cuatro niños tratando de entrar desapercibidos a su habitación... Lo único malo es que no eran demasiado cautelosos con sus pasos.
—¿Vaenya?—la llaman. Esa voz la reconocía, era Lucerys.
—¿Qué?—dice quejándose.
—Despierta, por favor... —sigue Lucerys.
—Estoy dormida.
—¡Vaenya!—grita Jacaerys haciéndola saltar en la cama. Se sienta y ve a los cuatro niños a luz...
—¿Que mierda quieren!—grita enojada haciéndolos retroceder un paso. —Lo siento... No quise gritar—dice seria conservando su enojo. —¿Qué pasa?
—Alguien se robó a Vhagar—dice Rhaena.
—Los dragones no se roban...
—A ella si. Ven con nosotros—le pide Jacaerys.
—¿Porqué no le pide ayuda a algún guardia?
—¡Por favor!—comienzan a rogar.
—Eres la única que puede luchar contra un adulto. Podrías darle una paliza como se la diste a Ser Criston—dice Jacaerys.
—Le darías su merecido a ese ladrón, Vaenya. Eres grande y fuerte—le dice Lucerys.
—Si halagarme es su plan para sacarme de la cama, están equivocados—dice para trate de acomodarse cuando Baela sostiene la cobija.
—Por favor, Vaenya—pide Baela cerca de ella.
—Que no...
—¡Vaenya por favor, ayúdanos!—comienzan de nuevo.
—¡Ya voy! Mierda... Ustedes son una amenaza, una verdadera amenaza—maldice mientras sale de la cama.
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El pasillo estaba oscuro, los niños no la habían esperado a pesar de que le había rogado que los acompañará. Ni siquiera pudo bostezar cuando escucha un grito al final. Corre para averiguar de qué se trataba y eran los niños peleando, aunque Aemond estaba de pie con una roca en la mano amenazando a Jacaerys.
—¡Aemond!—grita Vaenya corriendo a donde estaba él. Este soltó la roca, pero como si Vaenya no hubiese intervenido, Jacaerys lanzó tierra que dejó ciego a Aemond por un tiempo.
El polvo que se levantó le llegó a Vaenya que la hace tocer mientras que sus ojos le picaban, al retroceder choca contra una antorcha con tornillo flojo que calló detrás de ella quemando su falda.
Aemond grito al mismo tiempo que el fuego se propagó en ella, las capas blancas llegaron para ayudar... Uno de ellos, Ser Harrold se quito la capa para apagar las llamas.
