19. Hermosa Oportunidad

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No se sentía capas de salir de la sala de armas

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No se sentía capas de salir de la sala de armas. Estaba meditando su aborto del día anterior. Tomar el acero rojo no le provocaba ninguna sensación desagradable, era casi terapeutico.

Tomo el martillo y las chispas brutaron por todas partes. Entre el sonido de martillazos se escuchaban los tacones. Sabía que era algunas de las tías. Las odiaba. Siempre tenían algo que decir.

—Es muy noche para estar martillando metal...—dice la mujer.

—Eso no le incumbe...

—¿Otro bebé muerto?—pregunto la mujer.

—Me falta otro para cumplir su record, Lady Silver...—responde Vaenya sin siquiera verla.

Silver era el nombre con el que llamaban a los bastardos nobles de Blacksmith.

—Tu vientre esta maldito.

—... O su pene podrido—dice Vaenya viendo a la tía de su marido.

—Tiene la misma maldición que la reina, princesa—le dice viendo a Vaenya de arriba a abajo.

La princesa no estaba vestida como una. Tenía pantalones y una camiseta sin mangas... No fue fabricada así, las mangas desaparecieron por el fuego de las calderas que no le molestaban.
Sucia y desarreglada, era su peor versión. Su respuesta solo fue un ceño fruncido...

—Los mismos cinco bebés muertos de ella los tiene usted—dice Lady Silver sonriendo.

—Eso no le incumbe.

—Te lo digo por experiencia, deberías de seguir tratando hasta que salga al menos uno pelirrojo... Tal vez un rubio—sugiere Lady Silver.

Vaenya frunce el ceño apretando sus manos en el acero rojo doblandola sutilmente. Literalmente le estaba pidiendo que tuviera a un hijo con otra persona.

—O él lo hará... Su padre se encargará de ello...

—¿De qué habla?—pregunta enojada.

—A este paso le conseguirán una nueva mujer que pueda dar a luz, así es esto, por eso los Silver como yo existimos... No importa tu nombre, tu bandera o tu brujería—dice viendo las manos de Vaenya que tenían bien agarrado el acero rojo. —, Si no puedes darle al menos un heredero te van a reemplazar—le dice Lady Silver.

—Qué lo hagan—contesta dejando el acero en la caldera. —, A ver si la otra es igual de paciente que yo con usted. Le prometí a Joel que sería amable con ustedes, están vivas por él... Pero si llegan a reemplazarme su suerte va a cambiar.

—¿Me esta amenazando?

—Efectivamente, Lady Silver—responde sonriendo de lado. —Disfrute su tarde... Puede que sea la última.

Vaenya voltea y se va sin dirigirle una palabra a Lady Silver.
Estaba convencida de que decía la verdad. Hijos legítimos solo eran nos cuantos, en cambio bastados eran un puñado de ellos.

LET IT BURN ¦ Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora