La corona pedía desesperadamente a un heredero, en cambio... Nació ella, solo una princesa.
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Una versión remasterisada de HUNTING A BEAST.
Se cambiaran los hechos de la serie y muchos elementos. Como las edad...
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El barco arribo en el puerto de Blacksmith, el lugar era bonito, el sol iluminaba la fortaleza de piedra la cual era el hogar de los Argent. En el camino se entero que la mayor parte de la plata iba de el lugar. Eran unos herreros brillantes según los murmullos de los que manejaban el barco. En el cielo iba Crookhead, feliz al parecer, llevaba mucho tiempo sin volar.
Fueron recibidos por un hombre extremadamente gordo con barba muy negra. Este extiende las manos feliz de recibir al rey.
—Mi señor—dice contento. —Lord Helmer Argent, mi rey.
—Un gusto ser recibido, Lord Argent—dice el rey.
—Princesa Vaenya. Tan hermosa como las canciones cuentan—dice el Lord haciendo que Vaenya soltara una carcajada. Lord Argent borra su sonrisa y palidece.
Viserys sonríe tratando de hacer el ambiente más ligero. Vaenya voltea a ver a su padre con la carcajada ya calmada.
—Esta muy desesperado con que me case su heredero, ¿Verdad?—comenta Vaenya poniendo más nervioso a Lord Angent.
—De ninguna manera, mi princesa.
—¿Entonces podríamos subir a ese barco y volver a King's Landing?—pregunta Vaenya apuntando al barco.
—Vaenya, basta—le pide Viserys. —Vamos a entrar, hace calor—dice el rey haciendo que toda a multitud se moviera.
—Vamos, sé que adoraran Blacksmith, es un pueblo de herreros, gente trabajadora—narra Lord Argent. —anillos, collares, broches de oro y plata... Podríamos regalarle unas piezas a la princesa Vaenya, así lucirá espectacular.
—Se supone que ya soy hermosa, ¿no había dicho eso antes, Lord Argent?—comenta haciendo que el Lord dudará, se detuvo en seco junto con toda su gente. Su cara y sus orejas ya estaba muy roja, se notaba que nunca había hablado con un miembro de la realiza.
—Mi hija está jugando con usted, Lord Argent. Realmente no está ofendida.
—Si lo estoy—bromeó Vaenya.
—Miles de disculpas—dice el Lord haciendo una reverencia. Vaenya trataba de no reírse, le divertía verlo ais de nervioso.
—No tiene porque disculparse. Estamos bien—dice al Lord que se endereza y da un suspiro de alivio sonriendo, aunque no sabía si relajarse o volver a disculparse cuando se topa con la mirada seria de la princesa. —Vaenya, relaja tu expresión.
—Así es mi cara... —dice volteando a ver a su padre.
—También hacemos armaduras, espadas, escudos... Todo lo que quiera aquí lo hacemos mucho mejor—dice Lord Argent mientras retoma la caminata.
Caminaron a la fortaleza de piedra. Ahí la esperaba su futuro prometido. Aunque había un chico muy pequeño en su lugar, tenía casi la edad de Lucerys. De cabello negro, recordaba a los Baratheon, solo que este niño tenía una mirada más delicada.
