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Cada segundo que pasa sobre aquella cómoda cama, cada segundo que deseaba no levantarse y separarse de su santo sueño. Sentía su cuerpo tan pesado y tenso, en una temperatura perfecta bajo las sábanas a las que le daba la espalda. Frota su rostro contra la almohada una vez se da cuenta de que ya era de mañana debido a la luz que se adentraba por la ventana. Estira sus extremidades y truena algunas de ellas, logrando disminuir la pereza que lo dominaba.

Mira a su alrededor con vagancia, desconcertado por ser diferente al lugar en el que había amanecido los últimos días en la capital. Se recuesta boca arriba y toma asiento en su lugar, tallando sus ojos para una mejor visualización, percatándose de que definitivamente no conocía aquella habitación. No hay sonido alguno, no hay objeto que logre identificar desde aquél ángulo en el que se encontraba.

Trata de mantener la calma, tomando la sábana con intención de retirarla, de no ser porque recién se daba cuenta de su torso desnudo. Si no fuera porque sentía directamente la sabana contra el resto de su cuerpo, hubiese deducido que se quitó el pijama por costumbre para dormir en ropa interior. Sin embargo, cuando alza temeroso lo que lo cubría, lo deja soltar de inmediato al no ver ni una sola prenda.

Dentro de su etapa de negación al recibir la primera razón de su desnudez por parte de su cabeza, voltea a todos lados en busca de una pista que le diera información más precisa. Logrando encontrar un condón usado en el suelo, al lado de la cama donde se encontraba, y la ropa que usó anoche; levantando la cabeza aturdido y mirando la botella de lubricante sobre la mesita de noche.

—No es cierto… —masculla, llevando su mano a su frente y pasando sus dedos entre sus cabellos—. No es cierto, no es cierto. —endereza la espalda, continúa buscando a alguien o algo que lo ubiquen, pero la ausencia de ello continuaba provocando que carcomiera su cabeza con pensamientos como que había terminado en casa de un desconocido o desconocida, y deseaba, en serio deseaba que ese látex en el suelo no fuera suyo, o estaría en muchos problemas.

Trata de recordar un poco lo que pasó anoche, lo último que su mente guardó en sus memorias. Rememorando su beso con Kim TaeHyung, siendo suficiente para decirse a sí mismo "idiota". 

Tiembla en su lugar al momento de escuchar una puerta abrirse, girando su cabeza en esa dirección para conocer a la persona que recién salía del cuarto de baño.

—Uh, despertaste… —el menor mira de arriba a abajo al chico peli azul que se encuentra en una bata de baño, mostrando la piel acanelada de su hombro—. ¿Todo en orden?

—Uhm… ¿D-Dónde estamos?

—En mi cuarto… —frunce el ceño al verlo suspirar con alivio y enfocar su mirada en las sábanas, procesando lo que su cabeza estaba obteniendo—. ¿Dormiste bien? —muerde su labio con inquietud, avanzando hasta su tocador para tomar una crema y volver al cuarto de baño donde tenía igual su armario, sin dejar de observarlo.

—Eso… creo —presiona un costado de su cabeza, sintiendo una pequeña punzada. Levanta su campo de vista, queriendo asegurarse de que la respuesta a sus preguntas no era la que tenía en mente. Hasta que alcanza a ver esas manchas rojizas en el cuello del mayor—. Uhm… ¿N-Nosotros…?

—¿Nosotros? —vuelve al joven pelinegro, viendo cómo levanta su propia mano y toca la extensión de su cuello. Tae hace lo mismo, captando a lo que se refiere—. Ah… —se abriga con la inseguridad recorriendo su cuerpo—. Así… fue, sí. —sin conectar de nuevo sus ojos, se adentra de nuevo al cuarto de baño y abre su armario, no queriendo presenciar la posible reacción de su ahora amante.

El corazón de JungKook late con fuerza, y extrañamente no sabe cuál de todos es el motivo.

Quiere salir de ahí al sentirse asfixiado de repente, bajando de la cama y enredándose con las sábanas, cayendo al suelo por su torpeza.

𝑩𝒂𝒃𝒆, 𝑰 𝑵𝒆𝒆𝒅 𝑼 [ KookTae ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora