𝙐𝙣 𝙪𝙡𝙩𝙞𝙢𝙤 𝙧𝙚𝙘𝙪𝙚𝙧𝙙𝙤 ; 𝘗𝘰𝘴𝘦𝘪𝘥𝘰𝘯

𝐂𝐡𝐚 𝐈𝐕 𝐩𝐭𝐞𝐫

Los deslices siempre son bienvenidos.
No los considera un verdadero problema a la hora de idear planes, por lo que en un principio intentó verle lo positivo al pequeño desliz en que se habían metido.

Pero su compañero no cierra la boca, haciendo enojar a las deidades frente a ellos. En ese momento lo aceptó.

Metió la pata al haberse atrevido a desobedecer a Brunhilde, y la embarró más en el mismo instante que llevó a Qin Shin Huang consigo. No obstante, no se deja intimidar por los dioses, quienes están a un paso de aniquilarlos por culpa del emperador. Fueron atrapados de sorpresa, siendo llevados ante los hermanos del Olimpo, Hades y Zeus. Ambos los fulminan con la mirada, aunque era perceptible la clara de molestia del anciano ante el comportamiento de Qin.

—Se puede saber... —habla por primera vez el albino, despegando su atención del humano contestón para enfocarse en Nikola. — ¿por qué están en territorio griego?

Antes de que el castaño pudiese contestar, el asiático abre la boca dispuesto a hablar. Para fortuna del croata, una fruta —para ser más específicos, una manzana— fue colocada en la boca del emperador, tomándolo por sorpresa.

—Respondiendo a su pregunta, señor Hades. —suspiró—: antes que todo, pido disculpas por el idiota de mi compañero.

Una queja ahogada se oye a su lado, seguido de un empujón en su hombro. Puede ver que el rostro de Zeus se tranquiliza, cosa contraria a su hermano mayor, que frunce más el ceño.

—Iré al grano -mira a los ojos lilas, sin vacilar—. Como es de conocimiento, varios combatientes se han desaparecido. Sasaki Kojiro es uno de ellos, y, tal parece, que él ha tomado algo del arma del dios Poseidón.

Los ojos del rey del inframundo se abren ante la mención de su hermano. Puede ver la seriedad en los ojos del mortal, sin rastros de falacias o intentos de deshonrar la memoria de su hermano.

—¿Qué tomó ese humano? —sisea suavemente. El silencio pudo resaltar en el salón, de no ser por los ruidos que el chino hace al masticar la manzana.

—Un rollo de pergamino. —respondió—. Tengo la teoría de que, quizás, aquel pergamino sea el motivo por el que Sasaki y Hrist, acompañados de otros einherjer y un dios, desaparecieran.

Los hermanos se miraron las caras.

—¿Le crees? -pregunta Zeus a su hermano.

—Sí.

La respuesta sorprende al anciano, pero logra relajar su rostro para disimular su impresión. Por su parte, el croata suspira aliviado ante la respuesta, justo antes de que el asiático escupiera la fruta para decir:

—Buen trabajo, palomita. —sonríe con orgullo.

—No me digas así. —musita sonrosado, haciendo un puchero al ver que el contrario agranda su sonrisa.