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"En el día de mi muerte, busca en los confines del mundo el último recuerdo de mi alma."
Poseidón ha muerto hoy, y su último deseo está plasmado en el mapa del fin del mundo. Oculto de todos y protegido del mundo, el secreto de...
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—¿Qué pasa cuando mueres?
—Hmm... acabamos en el Helheim, o nos extinguimos para toda la eternidad. —musita extrañando, mirando de reojo al menor— ¿A qué viene esa pregunta?
El pequeño rubio no despega su mirada del horizonte estrellado, perdiéndose en el hermoso paisaje cósmico. Sus ojos se iluminan por la luz de las estrellas, cautivando al mayor de los hermanos, que no evita comparar los ojos del menor con el universo mismo.
—Por nada...
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A la llegada del sol del alba, Hades en compañía de Zeus marcharon rumbo al palacio del tirano del mar. Tuvieron que informar de su partida a los nórdicos, dejando a Hermes para que pudiese estar al tanto de lo que ocurre en el Valhalla. Las órdenes del dios del inframundo fueron claras:
"Vigila a los einherjer."
A la llegada del sol del alba, Hades en compañía de Zeus marcharon rumbo al palacio del tirano del mar. Tuvieron que informar de su partida a los nórdicos, dejando a Hermes para que pudiese estar al tanto de lo que ocurre en el Valhalla. Las órdenes del dios del inframundo fueron claras:
"Vigila a los einherjer."
Después de la partida de los hermanos, el dios mensajero se retiró del pequeño palacio en el que están establecidos los griegos. Su idea es llegar a las afueras del hogar de los humanos, e intentar un primer acercamiento con la mayor de las valquirias.
Por lo que escuchó, los intrusos desobedecieron una orden directa de Brunhilde, así que, para frenar cualquier intento por parte de esos dos mortales, deberá recurrir en su única opción pacífica.
Aunque no debe fiarse de la pelinegra, puesto a que ésta también está en busca de sus hermanas. En estos momentos, la confianza entre ambos lados es puesta en duda. Todos buscan algo, pero los une la misma cosa: Poseidón.
Aquellos mortales hablaron de un misterioso pergamino, aunque no supieron decir cuál era el contenido del mismo. ¡Eso no les pertenece! Ese objeto debe pasar a manos de los griegos, de su padre y tíos; las sucias manos humanas, en especial las de Sasaki Kojiro son indignas de poseer algo tan sagrado.
