𝐈

241 22 3
                                    

 El tiempo trascurre junto a la primavera. En un mes arribaría el invierno; su pueblo se sumiría en la época helada, regocijante ante el cumplimiento de un nuevo año en que su rey, Poseidón, se alzó al poder. No obstante, la mente del dios yace vagante en sus recuerdos, ajena a lo que sucede a su alrededor.

Un mes ha pasado, pero sigue siendo incapaz de levantarse cada mañana sin verse antes atormentado en sus sueños. Nació en la miseria con sus hermanos, luchó y sobrevivió a dos titánicas guerras que azotaron al mundo. ¿Por qué le era imposible alejar de su mente tales recuerdos?

Sensaciones repugnantes, inundadas de pensamientos agobiantes que aumentan cada día. Lo consumen junto al fuerte malestar de no comprender por qué todo es tan difícil.

"Hiciste eso muchas veces antes" le recuerda una voz en su cabeza, acompañada de los relatos que citan sus amoríos forzados, doblegando a sus amantes en contra de su voluntad. Lo ha hecho desde que tiene memoria; lo hizo con Anfitrite, su esposa, siendo ésta la única que no huyó de él a pesar de haber sido secuestrada y alejada de su familia.

"No eres nada"

Buscan recalcarle en el silencio absoluto, en medio de la oscuridad.

"Les arruinaste la vida a muchos como para sufrir por una pequeñez". Oye en susurros cuando siente que su cabeza está a punto de estallar.

Todo está bien se dice a sí mismo en un intento de ignorar lo que solo él es capaz de oír.

Hoy se cumple un mes y dos semanas que regresó a su hogar. Nadie lo ha confrontado. Todos temen ante la sola idea de enfrentarse a su ira; sus hermanos no dan acto de presencia. Sus nombres son lo único que puede leer, acompañados de escuetas y patéticas justificaciones.

"Cuando más los necesitabas"

Molestan todos los días. Son un calvario que debe aguantar. Sin embargo... el tiempo está pasando, y él no se siente bien.

Su vientre cosquillea, con llenura y pesadez. Hizo un esfuerzo por ignorar, como a las irritantes voces que lo atormentan sin cesar; pero todo lo que empezaba a presentar eran genuino, al igual que el inquietante cambio hormonal y físico.

En el día puede resistir sucumbir a sus emociones, para que, ya llegada la noche, terminase derrumbándose en la soledad de su habitación. Ha pasado un mes y tres semanas que lleva separado de su esposa. No quería que nadie estuviera cerca, por lo que Anfitrite, con una preocupación comparable a la de una madre al intuir que algo malo le pasa a su hijo, se vio forzada a dormir en otra habitación, distanciándose de él; pero, aun así, hacia un esmero para descubrir lo que tanto lo mortifica.

Su reina y Proteus parecían ser los únicos pendientes de él: desde priorizarse en que coma las tres comidas del día, hasta al punto de analizarlo para terminar dándose cuenta el súbito cambio de vestimenta —que dejaba atrás a su antiguo traje para dar paso a ropas que cubran su tronco—. Sin embargo, ninguno podía preguntar nada.

Pero ahora, nadie más que él —y las voces de su cabeza— saben que algo pasa en su interior.

Tardó dos semanas en unir todos los puntos.

Desfalleció y volvió a despertar en la soledad. La desesperación empezó a darse paso en cada fibra de su cuerpo, haciendo que destrozara todo lo que tenía a su paso. Sus emociones acabaron estallando en todo lo malo que tenía que ofrecer; su rabia sacudió la tierra, la angustia arremolinó los mares, y el pánico terminó dañándolo en medio de su rabieta.

No quería creer.

"Sufre lo mismo que hiciste con los demás" oyó cuando cayó agotado, abrazándose a sí mismo entre las sabanas, antes de desviar su mirada perdida al tridente. El arma reposa cerca del respaldo. Tan cerca y tan lejos a la vez. Podía tomarlo y acabar con todo.

𝙐𝙣 𝙪𝙡𝙩𝙞𝙢𝙤 𝙧𝙚𝙘𝙪𝙚𝙧𝙙𝙤 ; 𝘗𝘰𝘴𝘦𝘪𝘥𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora