𝐂𝐡𝐚 𝐗 𝐩𝐭𝐞𝐫

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Otro día pasó, dando la bienvenida a una mañana serena donde Aspidochelone, la madre del océano, dio un corto reposo en medio del mar

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Otro día pasó, dando la bienvenida a una mañana serena donde Aspidochelone, la madre del océano, dio un corto reposo en medio del mar. Sus "inquilinos" se encuentran somnolientos, empezando su nuevo día entre bostezos y pasos titubeantes.

Es solo cuestión de tiempo para que lleguen a la isla; allá, al sur del Pacífico. Sin embargo, mientras más se acerca al punto, la decadencia del océano se hace notoria. Ella sabe quién está en la isla; no pensó que este momento llegaría. No puede acercarse al lugar, el poder divino sobre esta se desmoronaría si una criatura como ella se acerca a las costas.

Logra oír a sus inquilinos hablar, charlando amenamente mientras desayunan frutas y peces, anteriormente pescados por Heracles.

-Hércules. -le susurra Hrist al de cabellera naranja- ¿Te has dado cuenta, verdad?

El dios gira a ver a la valquiria. A pesar de tener un rostro neutro, sus ojos hacen notar su intranquilidad. Con su mirada supo a qué se refería; dirige su mirada al mar, entrecerrando los ojos.

La tensión en las aguas ha empeorado. Las olas se tornaron voraces, dejando a su paso remolinos de gran fuerza. El azul del mar se está oscureciendo, con su brillo natural desvaneciéndose en su furia.

-El océano se desmorona. -murmuró, pero no lo suficientemente bajo. Göll, quien está a su lado derecho, le miró.

-¿A qué te refieres con eso? -pregunta extrañada. El dios de la justicia abrió los ojos al haber sido escuchado; vuelve a mirar a la valquiria mayor, que se limitó a suspirar y seguir comiendo, dejando a Heracles solo en eso.

-Ehm... -soltó-. Los océanos han perdido a su gobernante, por lo que este empieza a descontrolarse. Las aguas se vuelven peligrosas, incluso para sus criaturas y habitantes.

-Explícate. -dijo Nostradamus, que tal como los otros humanos, escuchó el comentario del contrario. Todas las miradas se posaron en el más alto, esperando a que este diese más detalles.

-No sé mucho -confesó-, Ares me contó muchas historias antiguas, y entre esas tantas recordé una en especial.

<< Las divinidades griegas se dividen en jerarquías. El quien encabeza es Caos, quien es retratado como todo lo que nos rodea; de él nacieron los primordiales. Estos son las bases del mundo. De ahí vienen los titanes, titánides, ciclopes y hecatonquirios.

La primera generación de dioses inició después de la caída de Urano a manos de su hijo, Cronos. Afrodita, Hestia, Deméter, Hera, Hades, Adamas, Poseidón y Zeus... este último luchó contra su padre en la caótica Titanomaquia, venciendo y volviéndose en el gobernante del Olimpo. Sin embargo, él obtuvo los poderes de su padre, quien, al matar a Urano, vencer a Chronos, se había vuelto un titán primordial.

Se volvió el primordial del cielo, el cosmos y el tiempo.

Obtuvo el poder de controlar todo lo que su padre controlaba. Aunque no fue el único. Poseidón, al igual que Zeus, logró vencer a un dios antiguo, Ponto, que se arraigaba directamente con el titán primordial de los mares, Océano. Pero, según Ares, él no se quedó hasta ahí. Se tiene la sospecha de que, después de la Gigantomaquia, confrontó a la divinidad, venciendo y, subsecuente, convirtiéndose en el nuevo primordial.

𝙐𝙣 𝙪𝙡𝙩𝙞𝙢𝙤 𝙧𝙚𝙘𝙪𝙚𝙧𝙙𝙤 ; 𝘗𝘰𝘴𝘦𝘪𝘥𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora