Michael [19]

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Habían pasado unas cuantas horas.
Matt me acompañaba como siempre.
Me trajo unos cuantos dulces y helado, por qué sabía que me gustaban y me animarían un poco.

Él no entendía que era lo que me pasaba, ya que no me animaba a decírselo, pero estaba a mi lado aguantando todos mis llantos y consolandome.

Al rato, vino Alex a preguntar que me pasaba, y Matt lo hizo pasar.
Dijo que nos dejaba solos.

-Estas tan extraña, Cariño, ¿Qué sucede?-preguntaba mientras se recostaba a mi lado.

-¿Qué es lo que sucede? Esa rubia de las tetas buenas sucede. ¿Cómo pusiste hacerlo, Alexander? Me da tanto asco.
Ella metía sus manos dentro de tus malditos jeans y tú le manoseabas las tetas debajo de esa estúpida blusa.

Quedó perplejo.

Silencio.
Nada más que silencio.

-Mary, yo estaba bastante drogado y no sabía lo que hacía, y claro que eso no es un justificativo para mis acciones...

-¿Por qué no pensaste en mí antes de seguirle la corriente?-pregunté, y me largue a llorar.

-Cariño, lo siento...

-Esto no puedes seguir así, Alex.
Creo que tenemos que darnos un tiempo.

Fué como una bomba para él.
Su rostro se volvió pálido y perdió ese brillo.
No dijo nada, solo asintió y abandonó la habítacion.

En cuanto salió, Matt entró.

-¿Qué pasó? Él está llorando.

-Terminamos, Matt.

Los días pasaban lentos y pesados por los acontecimientos anteriores.
Los chicos seguían grabando el álbum.
Aunque Alex no frecuentaba mucho la casa.

Jamie venía a verme, por que yo no quería ir al estudio y encontrarme a su amigo.
También se había enterado de lo sucedido.

Empecé a juntarme más con Michael, a ir a fiestas con él o pasar un rato en su casa como buenos amigos.

Me ayudó mucho a sobrellevar la situación.

Alexander y yo nos volvimos como dos extraños...

Me pareció raro que no estuviera saliendo con ninguna chica.
Bueno, no tan raro.
Matt me comentaba que desde que pasó lo que pasó no se encontraba muy bien.

Digo lo mismo, por qué también estoy así.

No hablábamos, de vez en cuando si es que venía a casa, intercambiabamos unos "Hey" "Hola".

Todo era tan raro.

Él estaba decaído, sus ojos no brillaban como antes, no bromeaba y estaba más serio.

Seguía vistiendose igual, pero su comportamiento había cambiado.

Cuando se quedaba afuera de casa esperando a Matt, yo lo observaba.
Había empezado a fumar mucho más de lo que ya hacía, y también bebía bastante.

Mi hermano me comentaba que se pasaba todo el día escribíendo y componiendo, y que se enojaba demasiado si no podía expresar en palabras lo que pensaba o sentía.

Estaba frustrado.


Por otro lado, cómo ya mencioné antes, yo salía constantemente con Michael.

Íbamos de un lado al otro, comprobamos cd's, ropa, de todo.

A él le encantaba la tienda de discos, estaba fascinado.
Era como un niño pequeño.

Cuando se entusiasmaba mucho, hacía la misma mirada de niño que Alexander solía hacer.

Me sentía culpable al pensar en él en cada momento o situación que estaba con Michael.

No éramos nada, solo amigos.
Pero me sentía tan culpable, como si lo estuviera traicionado, cuándo él no tenía ningún problema que le contara sobre Alex.

Decía que era mejor que yo largase todo el enojo y tristeza que tuviera dentro, que no debía contenerme ya que eso podría hacerme mal.

Bastante inteligente eran sus palabras, razón no le faltaba.

-¿Cómo es que siempre das tan buenos consejos y le aciertas a todo?-le pregunté una vez en la que estábamos en su casa.

-La vida te hace inteligente, las experiencias te vuelven sabio.
Tanto buenas como malas, siempre terminas aprendiendo algo.

Le dió una calada a su cigarrillo de marihuana.

-¿Puedo probarlo?

-¿Estas segura?-dijo él-puede que sea fuerte si nunca la haz probado.

-Que importa.-dije.

Le di una calada al cigarrillo.
Era diferente.
Se sentía diferente.

Me sentía relajada, parecía que flotaba.
Ya nada me preocupaba.
Tenía sueño, de golpe me había agarrado muchísimo sueño.

-Tomalo con calma, no te excedas-me aconsejó.

Estuvimos un buen rato en silencio.
Me recosté en él.

En un momento, hizo algo que nunca nadie había hecho conmigo.
Beso mi frente mientras acariciaba mi cabello.

Ni mi padre ni nadie lo había hecho antes.
Me sentí un poco extraña, fue un gesto bastante paternal para mí.

Michael olía a un perfume familiar, pero no quise indagar mucho, ya sabría con lo que me encontraría.

En algún punto de la tarde, me dormí.
La realidad y me mente se fusionaron para llevarme a un viaje de sueños bastante particulareres.
Sospecho que la marihuana tuvo que ver.


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