Café y Cigarrillos [21]

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En la mañana, me levanté decidida.
Un mensaje de texto me sorprendió un poco.

"En la cafetería de ayer después del almuerzo, necesito verte.
-Al"

Luego de almorzar, me alisté y salí a la cafetería en donde nos encontraríamos.

Él estaba sentado en la mesa para dos que había elegido, llevaba una chaqueta de cuero negra, sus típicos jeans azules y los infaltables anteojos de sol.

Estaba tratando de encender un cigarrillo, pero su encendedor le fallaba.

-Mierda-se le escuchó decir.

-¿Problemas con el encendedor?-saqué de mi bolso el mío y se lo dí.

-Viniste-dijo mientras volvía a prender el cigarrillo con mi encendedor.

Me senté.

-Tenia que hacerlo, ¿No?-respondí un poco sarcástica.

-Necesito de nuevo tu confianza, déjame hacer algo para que vuelvas a creerme.

Le dió una calada a su cigarrillo.

-Quieres volver a intentarlo, ¿No es así?

Saqué una cajita de cigarrillos de mi bolso y encendí el mío.

Alex no respondió con rapidez, se quedó pensando.

-¿Que tengo que hacer para que vuelvas a confiar en mí?-replicó.

Le dí una calada a mi cigarrillo.

-No tienes que hacer nada, sabes que perdiste mi confianza, si la quieres de vuelta tendrás que pensar las cosas dos veces antes de hacerlas-respondí firme.

-Estas siendo dura conmigo, nena-respondío en broma con un tono dramático mientras se llevaba las manos al pecho y ponía una cara de "lamento".

-Y aún en situaciones así te encanta bromear, Turner.-respondí con una pequeña risa.

-Admite que te saqué una sonrisa después de todo-dijo mientras guiñaba un ojo.

-Siempre obtienes lo que quieres Alex Turner, siempre te sales con la tuya-respondí mientras apagaba mi cigarrillo en el cenicero de cristal que estaba en medio de la mesa.

Sin responder a mi comentario, Alex agarró un menú y llamó a una camarera.

-Hey preciosa, ¿Podrías traernos dos cafés? Intento que la dama que está sentada aquí vuelva a confiar en mí luego de que yo la la haya cagado.

-No sé cómo lo haces, todo lo que hagas termina siendo encantador-comenté.

-¿Ves? Aún me quieres-le dió una calada a su cigarrillo.

-Tengo que quererte, eres el amigo de mi hermano y tendré que soportarte el resto de mi vida-dije mientras reía.

-Auch, eso sí que duele-respondío entre risas.

Ambos reímos.

-Seguramente ese tal Michael te ha dicho que tienes unos ojos hermosos, y lo son, pero apuesto que nunca te ha dicho que tu sonrisa es la cosa más increíble y maravillosa que sus ojos han presenciado.
Para serte sincero, tu sonrisa es en lo primero que me fijé cuando te ví con esos ojos, me vuelve loco.

No sabía que decirle.

-Te extrañé tanto-solté.

-Tambié te extrañe, no sabes las veces que planeé este momento, se repetía una y otra vez en mi cabeza con distintas variaciones de lo que responderías a cada frase que te diría.

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